El caso Joran van der Sloot, asesino de Natalee Holloway y Stephany Flores: un patrón de violencia que culminó con su captura en Perú

Natalee Holloway tenía 18 años y acababa de terminar el colegio. Stephany Flores, de 21, era estudiante universitaria. Una era estadounidense, la otra peruana. Vivían en mundos distintos, hablaban lenguas diferentes y nunca cruzaron sus caminos. Sin embargo, la tragedia las uniría para siempre: ambas perdieron la vida el mismo día del calendario, 30 de mayo, con cinco años de distancia entre un crimen y otro.

Ambas fueron víctimas de Joran van der Sloot, un joven de nacionalidad neerlandesa que aparentaba ser encantador y carismático. Para ellas, él fue el encuentro inesperado que selló su destino. Para él, ellas no fueron más que nombres que se desvanecieron en su historial de violencia.

Natalee Holloway viajó con sus compañeros de escuela secundaria desde Alabama hasta Aruba para celebrar su graduación. Llegaron a la isla caribeña el 26 de mayo de 2005 y se alojaron en un hotel frente al mar. Durante los días previos a su desaparición, Natalee fue vista en casinos y bares en compañía de otros jóvenes, entre ellos un alto y apuesto adolescente de 17 años que vivía en la isla: Joran van der Sloot.

La noche del 29 de mayo, Natalee fue fotografiada bailando y sonriendo en un pub muy concurrido. Era su última noche de viaje. En algún momento de la madrugada, se separó de su compañera Jessica y no volvió al hotel. A la mañana siguiente, cuando el grupo debía regresar a Estados Unidos, su habitación estaba vacía. Su equipaje y pasaporte seguían allí. Natalee había desaparecido sin dejar rastro.

Una compañera afirmó haberla visto dentro de un coche, acompañada por el mismo joven holandés que habían visto días antes en el casino. Fue la última vez que alguien la vio con vida. El nombre de Joran van der Sloot se convirtió en el foco de la investigación desde el inicio.

Beth Holloway, madre de Natalee, no esperó a que pasaran los días. Apenas supo que su hija no abordó el avión, voló a Aruba y empezó a buscarla por su cuenta. Se dirigió a la casa de Van der Sloot con ayuda de la policía local. La familia sospechaba que él sabía algo.

El joven negó cualquier responsabilidad. Dijo haber dejado a Natalee en la playa, sana y salva. Sin embargo, su versión cambió varias veces. La policía lo detuvo junto a dos amigos suyos, los hermanos Kalpoe, pero los tres quedaron libres por falta de pruebas. Las búsquedas fueron inútiles. El cuerpo de la joven nunca fue encontrado.

En medio de la desesperación, la familia Holloway aceptó entregarle una fuerte suma de dinero a Van der Sloot a cambio de información sobre lo sucedido. Él aceptó el trato y ofreció detalles sobre lo que supuestamente había ocurrido. No obstante, todo resultó ser falso. Mintió deliberadamente a los investigadores y, tras recibir el dinero, dejó la isla y emprendió viaje a Perú, alejándose aún más del alcance de la justicia.

Cinco años después, el 30 de mayo de 2010, el nombre de Joran van der Sloot volvió a los titulares. Esta vez, el crimen fue en Lima. La víctima, Stephany Flores, era una joven estudiante de economía e hija de un reconocido empresario y ex candidato presidencial.

Stephany había conocido a Van der Sloot en un casino del distrito de Miraflores. Horas después, ambos fueron captados por las cámaras ingresando a la habitación 309 de un hotel. Tres días más tarde, el personal del lugar encontró el cuerpo sin vida de la joven, con claros signos de violencia.

El asesino ya no estaba allí. Había huido a Chile. La policía peruana emitió una alerta internacional. Fue capturado en Arica y trasladado nuevamente a Lima. Esta vez, Joran confesó. Dijo que mató a Stephany en un ataque de ira, después de que ella revisara su computadora y descubriera información sobre el caso Holloway.

Van der Sloot fue condenado en Perú a 28 años de prisión por el homicidio de Stephany Flores. Durante el juicio, se confirmó su responsabilidad sin lugar a dudas. Esta vez, no hubo inconsistencias ni falta de pruebas. Él mismo narró cómo la golpeó hasta matarla.

A pesar de estar encarcelado, el caso Holloway seguía abierto. Años más tarde, el neerlandés aceptó haber sido responsable de la desaparición de Natalee. A cambio de dinero entregado bajo engaños por parte del abogado de la familia Holloway, reveló detalles escalofriantes: confesó haber matado a la joven y arrojado su cuerpo al mar.

Estados Unidos solicitó su extradición por cargos de extorsión y fraude. En 2023, fue llevado a Alabama, donde finalmente se declaró culpable ante un tribunal estadounidense. La madre de Natalee escuchó, casi dos décadas después, la confesión que tanto había buscado.

Luego de ser procesado en Estados Unidos por fraude y extorsión en agravio de la familia Holloway, Joran van der Sloot fue enviado de regreso al Perú. La justicia peruana confirmó que debía completar su condena por el asesinato de Stephany Flores, por lo que fue trasladado a una de las cárceles más inhóspitas del país: el penal de Challapalca, ubicado a más de 4,600 metros sobre el nivel del mar, en la sierra de Tacna.

Este centro penitenciario, conocido por sus bajas temperaturas y condiciones extremas, alberga a internos de alta peligrosidad. Las autoridades peruanas decidieron reubicarlo allí por motivos de seguridad, tras reportes de privilegios indebidos durante su estancia en otros penales.