De mujer paracaidista a luchar contra el hambre en el mundo

Con una historia marcada por la superación personal, Gabriela Troncoso ha transitado desde el Ejército peruano hasta convertirse en una pieza clave en el Programa Mundial de Alimentos, ayudando a los más necesitados del planeta

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Gabriela Troncoso, ex paracaidista del
Gabriela Troncoso, ex paracaidista del Ejército peruano, trabajó 29 años en el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. (Andina)

Gabriela Troncoso, una de las primeras mujeres en integrarse como paracaidista al Ejército peruano, es mucho más que una figura destacada en el ámbito militar. Abogada de formación, su vida ha sido un constante desafío de superación, marcada por situaciones que forjaron su carácter y la llevaron a ser una de las piezas clave en el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Nacida en Perú, su trayectoria es un testimonio de la fortaleza, la solidaridad y el impulso inquebrantable que la llevaron de los campos de entrenamiento militar a la lucha por la erradicación del hambre en el mundo.

Una infancia marcada por la austeridad y la fortaleza materna

La infancia de Gabriela estuvo marcada por la austeridad, pero también por el amor y la disciplina. Hija de un militar y una madre norteña, vivió en un ambiente familiar donde la lectura y el esfuerzo eran fundamentales. Su madre, una figura clave en su vida, les inculcó a ella y a sus hermanos la importancia de la educación. “Nos hacía leer y luego nos preguntaba qué habíamos entendido… fue una madre presente. La fuerza motriz, el pilar de la familia”, recuerda Gabriela, quien perdió a su madre cuando tenía solo 16 años, un golpe emocional profundo que la marcó para siempre.

De su padre, un hombre de carácter firme y disciplinado, recuerda los consejos sobre la importancia de la excelencia en todo lo que hace. “Me decía, no quiero controlar, si tienes que barrer hazlo bien, así yo no te observe”. Estas enseñanzas, según Gabriela, fueron esenciales tanto en su vida académica como en su trayectoria profesional posterior.

A lo largo de su
A lo largo de su carrera, Gabriela ha luchado contra el hambre en países vulnerables a través de su trabajo en la ONU. (Andina)

Un viaje de estudio y amor en Italia

Tras graduarse como abogada en Lima, Gabriela decidió seguir los pasos de su padre, quien fue destinado a la embajada peruana en Roma. Al llegar a Italia, la joven peruana no solo se encontró con un nuevo mundo académico, sino también con el amor. Aunque al principio pensó que su relación no prosperaría debido a la distancia, pronto se sorprendió cuando su pareja vino a pedir su mano. “Decidí dejarlo todo para irme a vivir a Italia”, revela Gabriela, quien se ha mantenido en Europa durante más de tres décadas junto a su esposo.

Sin embargo, su llegada a Italia no fue fácil. A pesar de tener una beca para estudiar, Gabriela tuvo que enfrentarse a la dura realidad de la inmigración. En sus primeros años, trabajó en diversos empleos humildes como limpiadora y cuidadora de ancianos, lo que le permitió ahorrar dinero y seguir sus estudios, logrando eventualmente ingresar al Cambridge para aprender inglés. Esta experiencia fue una lección de humildad y resiliencia, que la preparó para los retos futuros en su carrera internacional.

El camino en la ONU: 29 Años de lucha contra el hambre

Gabriela Troncoso pasó casi tres décadas trabajando en el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, una experiencia que la llevó a recorrer diversos departamentos, destacándose en los últimos años en el área de Asociaciones, Gobernanza y Promoción. En este cargo, tuvo la responsabilidad de redactar cartas para conseguir donaciones para los países más necesitados del mundo. Para ella, este trabajo no fue solo una labor profesional, sino una forma de conectar con la misión de su propio padre, quien en su carrera militar había llevado suministros a las poblaciones más vulnerables del Perú.

Gabriela dedicó años de su
Gabriela dedicó años de su vida a coordinar proyectos para donar alimentos a las comunidades más necesitadas del mundo. (Andina)

“Coincidentemente, mi padre, en su carrera militar, llevaba aceite y leche, es decir, diversos insumos para poblaciones más necesitadas en el Perú, y décadas después he podido ayudar a los más necesitados del mundo”, explica Gabriela, quien se siente profundamente conectada con las causas humanitarias desde su propia historia familiar.

Un legado literario y un tributo a su padre

Además de su trabajo en la ONU, Gabriela Troncoso ha dedicado una parte importante de su vida a la escritura. Su primer libro, Wellito, publicado en 2024, es una obra de ficción que relata la vida de su padre, quien fue el único sobreviviente de un accidente aéreo en la selva amazónica en 1950. La novela, llena de emoción y realismo, narra la lucha de Wellito por sobrevivir en un entorno inhóspito, enfrentándose tanto a los peligros de la jungla como a la desesperanza. A través de esta obra, Gabriela no solo honra la memoria de su padre, sino que también transmite un mensaje de fortaleza interna frente a la adversidad.

“Son cosas que te marcan”, reflexiona Gabriela, quien considera que las lecciones de vida de su padre y su propia experiencia en el Programa Mundial de Alimentos han sido fundamentales para su crecimiento personal y profesional. Aunque la obra se centra en la vida de su padre, también destaca la importancia de las lecciones de vida y la capacidad de superar situaciones adversas.

Tras perder a su madre
Tras perder a su madre a los 16 años, Gabriela emprendió una vida de sacrificio y superación personal. (Andina)

Un futuro de solidaridad y esperanza

Ahora jubilada, Gabriela sigue siendo una pieza activa en la lucha contra el hambre y la pobreza. Perteneciente al grupo de jubilados que apoya proyectos dentro del Programa Mundial de Alimentos, su pasión por ayudar a los demás sigue viva. “Somos la infantería del mundo. Actuamos en 48 horas. Ya sea por aire, mar o tierra. Muchos compañeros perdieron las vidas por las minas”, lamenta con tristeza, recordando las dificultades que enfrentó durante su carrera.

A pesar de haberse retirado de su puesto, Gabriela continúa trabajando en proyectos solidarios y preparando su siguiente libro, que será un homenaje a su madre. “Ella se me ha revelado en sueños que aún tiene mucho qué decir”, concluye, dejando abierta la puerta a un nuevo capítulo en su vida.

La historia de Gabriela Troncoso es la de una mujer que, a través de su determinación, ha logrado no solo superar obstáculos personales y profesionales, sino también contribuir de manera significativa a la causa global del hambre. Su legado, tanto en la ONU como en la literatura, es un testimonio de fortaleza, solidaridad y un amor inquebrantable por su familia y el prójimo.