Semana Santa en Lima: el origen del recorrido de las siete iglesias y dónde seguir esta tradición el Jueves Santo

Lima se transforma cada Jueves Santo en una ciudad de peregrinación urbana, donde el silencio de los fieles y el eco de los pasos resuenan entre columnas coloniales y vitrales centenarios.

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Miles de fieles participan en esta costumbre religiosa, que combina fe, historia y arquitectura, recorriendo templos simbólicos del centro histórico de la capital peruana cada Jueves Santo (TikTok/@catedraldelima)

La Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más sentidas en el Perú. Entre sus costumbres, destaca una que combina fe, historia y arquitectura: el recorrido de las siete iglesias durante el Jueves Santo.

Esta práctica no solo simboliza el acompañamiento a Jesús en su camino hacia la crucifixión, sino también invita a los creyentes a una experiencia de reflexión y recogimiento espiritual. En Lima, este acto cobra un valor especial, pues su centro histórico conserva templos coloniales que han sido testigos del fervor popular durante siglos. Cada año, multitudes salen al encuentro de esta ruta sagrada.

El sentido espiritual

La ruta de siete templos
La ruta de siete templos simboliza los pasos de Jesús desde la Última Cena hasta su juicio, una tradición que renueva la fe y crea momentos de recogimiento espiritual en Semana Santa. (Andina)

La tradición de visitar siete iglesias cada Jueves Santo está ligada al relato bíblico de la Pasión de Cristo. Según la costumbre cristiana, este número representa las siete estaciones que Jesús atravesó desde la Última Cena hasta su crucifixión. Cada templo simboliza uno de esos momentos clave, por lo que recorrerlos se convierte en una forma de acompañar espiritualmente a Jesús en su tránsito hacia el sacrificio.

Esta práctica fue impulsada por san Felipe Neri en Roma durante el siglo XVI como una manera de fortalecer la vida comunitaria y promover la oración fuera de los templos habituales. Con el paso del tiempo, la tradición se expandió por Europa y llegó a América Latina durante la época virreinal, adaptándose a las características de cada ciudad. En el caso del Perú, y especialmente de Lima, encontró terreno fértil en sus calles empedradas y su imponente herencia religiosa.

El sentido devocional de este ritual reside en la pausa que cada fiel realiza en cada iglesia. En esos momentos, se meditan las Escrituras, se reza en silencio y se recuerda el sufrimiento de Cristo. Aunque se trata de una costumbre católica, también participan personas no creyentes que reconocen el valor cultural de esta peregrinación urbana.

Lima, escenario histórico del fervor religioso

Cada templo limeño guarda siglos
Cada templo limeño guarda siglos de devoción: en el Jueves Santo, el arte colonial y el fervor popular crean una atmósfera única que transforma las calles en pasajes de oración. (Andina)

Conocida como la “Ciudad de los Reyes”, Lima conserva un valioso conjunto de iglesias barrocas y neoclásicas que hacen del recorrido una experiencia única. Muchas de estas edificaciones datan de los siglos XVI y XVII y fueron construidas por órdenes religiosas que jugaron un rol clave en la evangelización.

Entre los templos más visitados durante el Jueves Santo se encuentran la Basílica Catedral de Lima, la iglesia de San Pedro, el convento de Santo Domingo, la iglesia de La Merced, San Francisco, los Descalzos y Santa Rosa de Lima. Cada uno guarda una historia particular, tallada en piedra y devoción.

El centro histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, permite realizar el circuito a pie. Además, algunas parroquias organizan guías comunitarias para quienes desean recorrerlas con orientación religiosa y cultural. En cada parada, es común encontrar altares adornados con flores, música sacra y espacios preparados para la oración.

Aunque la ruta tradicional se concentra en el Damero de Pizarro, otras zonas como Breña, el Rímac o Barranco también cuentan con iglesias que pueden formar parte del circuito. Lo importante no es el orden exacto, sino la disposición interior de cada visitante.

Cómo organizar el recorrido

Agua, ropa cómoda y una
Agua, ropa cómoda y una guía de oración son aliados del caminante que desea cumplir con el ritual de las siete iglesias, sin perder el enfoque espiritual ni el respeto al entorno. (Andina)

Cumplir con la tradición de visitar siete templos no requiere mayores preparativos, pero algunos consejos pueden mejorar la experiencia. Lo primero es planificar una ruta que permita caminar con tranquilidad, evitando aglomeraciones y tomando en cuenta los horarios de apertura de los templos.

Es recomendable iniciar el trayecto en horas de la tarde, cuando la luz natural favorece el paseo y las iglesias comienzan a recibir a los fieles. Llevar agua, ropa cómoda y una Biblia o devocionario puede ayudar a entrar en sintonía con el sentido espiritual del acto.

Algunas parroquias entregan folletos con meditaciones breves para cada estación, lo cual facilita el enfoque reflexivo en cada iglesia. También es posible encontrar aplicaciones móviles o guías en línea que sugieren lecturas para acompañar la visita.

No es necesario hacer el recorrido en completo silencio, pero sí se aconseja mantener una actitud respetuosa. Muchas personas aprovechan para confesarse, asistir a la misa vespertina o simplemente contemplar el arte religioso que adorna los recintos.