Los 4 tipos de erección que existen, de acuerdo a la dureza del pene

En el Perú, las disfunciones sexuales en los hombres están en aumento. Según informan médicos del Seguro Social de Salud (EsSalud), en los últimos dos años los casos de disfunción eréctil han incrementado entre los pacientes de 20 a 30 años, siendo atribuida principalmente a factores psicológicos como el estrés.

Los hombres pueden experimentar alteraciones en sus erecciones en diversos grados, las cuales pueden manifestarse de manera ocasional, indefinida o dificultando su sostenimiento durante el tiempo necesario, lo que afecta de forma significativa su bienestar físico y emocional.

Entre las herramientas que se utilizan para el tratamiento de la disfunción eréctil se emplea una escala que mide la dureza del pene y califica a las erección en cuatro niveles.

La Escala EHS (Erection Hardness Scale, por sus siglas en inglés, que significa Puntuación de dureza de la erección) es utilizada en medicina sexual para evaluar la dureza del pene durante la erección. Esta escala mide, de manera subjetiva, cuán firme o dura es una erección.

La Escala EHS consta de 4 niveles de dureza, que van desde la erección más débil hasta la más firme. Estos niveles son los siguientes:

• Nivel 0: el pene está flácido y no se agranda.
• Nivel 1: el pene está más duro que cuando está flácido, pero no lo suficiente como para penetrar. Esto quiere decir que aumenta más su longitud que su dureza.
• Nivel 2: El pene está ligeramente más duro, pero no lo suficientemente duro para la penetración.
• Nivel 3: El pene está lo suficientemente duro para la penetración, pero no completamente duro.
• Nivel 4: El pene está completamente duro y rígido, lo que indica una erección con la más alta calidad de dureza.

Este tipo de escala ayuda a los profesionales de la salud a identificar la severidad de problemas de erección y a monitorizar la eficacia de tratamientos para la disfunción eréctil. Se utiliza con frecuencia en estudios clínicos y también puede ser parte de cuestionarios que los médicos aplican a pacientes para entender mejor la función eréctil y guiar el tratamiento adecuado.

La erección es un fenómeno complejo que involucra una interacción entre el sistema nervioso, los vasos sanguíneos, las hormonas y la psicología del individuo. Cuando un hombre está sexualmente estimulado, ya sea física o mentalmente, el cerebro envía señales al pene través de los nervios.

Estas señales hacen que los vasos sanguíneos que rodean los cuerpos cavernosos (dos cilindros de tejido esponjoso dentro del pene) se dilaten, lo que permite que fluya más sangre hacia ellos. A medida que los cuerpos cavernosos se llenan de sangre, el pene se pone rígido y erecto. Cuando la estimulación cesa, los vasos sanguíneos se contraen y el flujo sanguíneo disminuye, lo que hace que la erección desaparezca.

Existen varios factores que pueden interrumpir este proceso y dificultar la consecución de una erección satisfactoria:

• Problemas vasculares: la circulación sanguínea es clave para una erección de calidad. Si los vasos sanguíneos del pene están dañados o restringidos, como ocurre en la arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias), el flujo sanguíneo se ve reducido. Las enfermedades cardíacas y la hipertensión (presión arterial alta) también afectan negativamente la circulación sanguínea, dificultando la capacidad del pene para volverse lo suficientemente rígido.
• Problemas hormonales: la testosterona, la principal hormona sexual masculina, juega un papel fundamental en la libido y la función eréctil. Los niveles bajos de testosterona, que pueden ocurrir debido al envejecimiento, el estrés, o trastornos como el hipogonadismo, pueden disminuir la capacidad del hombre para lograr una erección.
• Disfunción nerviosa: cualquier problema que afecte el sistema nervioso puede interferir con la señalización entre el cerebro y el pene. Las condiciones que afectan los nervios, como la diabetes, pueden causar daño a los nervios del pene, dificultando la respuesta eréctil. La esclerosis múltiple, accidentes cerebrovasculares y lesiones medulares también pueden comprometer la función nerviosa necesaria para la erección.
• Factores psicológicos: la ansiedad, el estrés y la depresión son causas comunes de disfunción eréctil. La presión por rendir en el ámbito sexual, las preocupaciones relacionadas con la imagen corporal o las experiencias previas negativas pueden afectar la función sexual. La mente juega un papel crucial en la función eréctil, y los bloqueos emocionales pueden impedir que el cuerpo reaccione adecuadamente a los estímulos sexuales.
• Edad: a medida que los hombres envejecen, es común que experimenten cambios en la función eréctil. Aunque la disfunción eréctil no es una parte inevitable del envejecimiento, la reducción de los niveles de testosterona y el aumento de enfermedades crónicas a medida que se envejece pueden hacer que las erecciones sean más difíciles de lograr y mantener.