‘La carretera de la muerte’, la vía más peligrosa del Perú y una ‘maldición de amor’ que ha cobrado miles de vidas

Una peligrosa carretera en la sierra peruana ha sido escenario de numerosos accidentes y relatos sombríos, marcando la historia de la región con misterio y pérdidas humanas.

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Una peligrosa carretera en Pampa, Áncash, ha sido escenario de numerosos accidentes y relatos sombríos, marcando la historia de la región con misterio y pérdidas humanas (Darwin Vlogs)

Hay rutas que llevan a destinos y otras que parecen condenadas a no dejar llegar a nadie. En la provincia de Corongo, en el distrito de Pampa (Áncash), existe una de las vías más peligrosas del Perú, una que ha cobrado miles de vidas y que, según los lugareños y que, además, carga con una maldición ancestral.

Angosta, mal asfaltada, devorada por baches y cercada por un abismo sin fin, la carretera de la muerte es más que un peligro tangible; es un relato de desgracias, supersticiones y un amor imposible que terminó en tragedia. Y esta es la historia

Una vía entre la vida y la muerte

Conducir por esta vía es
Conducir por esta vía es jugar con el destino. Un solo descuido puede ser el último. Los habitantes de la zona han aprendido a rezar antes de avanzar, porque saben que no todos llegan al otro lado. (Darwin Vlogs)

Transitar por esta carretera no es solo un desafío físico, sino un juego contra el destino. A cada paso, el asfalto se desmorona, las lluvias implacables convierten el suelo en una trampa resbaladiza y la neblina oculta el peligro inminente. Cada curva es un salto de fe, y cada cruce con otro vehículo es una coreografía tensa de centímetros.

Para los conductores, la clave está en la prudencia y en la suerte. Pero aquí, un error de cálculo puede significar el fin. Autobuses, camiones y motocicletas han caído al vacío, dejando tras de sí solo cruces improvisadas como testigos de su infortunio. Cada una de ellas marca una historia, una familia rota, un nombre que el tiempo se encargará de olvidar.

La maldición del ‘Puente del Amor’

Dicen que el amor es
Dicen que el amor es eterno, pero en este puente se convirtió en castigo. Desde la muerte de una joven enamorada, los accidentes se han multiplicado. ¿Mala suerte, imprudencia o una maldición que sigue cobrando víctimas? (Darwin Vlogs)

Entre los muchos puntos críticos de esta carretera, hay uno que destaca por su reputación sombría: el Puente del Amor. Su nombre, lejos de evocar sentimientos dulces, esconde un relato de desdicha. Según la leyenda, durante la construcción de esta vía, un amor prohibido marcó el destino del lugar.

Se dice que la hijastra del encargado de la obra se enamoró del hermano de este, un romance que su familia nunca aceptó. En un intento desesperado por escapar juntos, los enamorados planearon huir hacia la estación de tren de Guayacana.

Sin embargo, fueron descubiertos antes de lograrlo. Atrapada por su familia en el puente, la joven suplicó que la dejaran partir, pero su amor fue sentenciado al olvido. En un acto de desesperación, se lanzó al abismo, desapareciendo entre la niebla y dejando tras de sí un eco de dolor que aún persiste.

Desde aquel día, los accidentes en este punto se multiplicaron. Camiones que pierden el control, autobuses que derrapan sin motivo aparente, conductores que afirman haber visto una silueta en la bruma justo antes de perder el rumbo. Los habitantes de la zona creen que el alma de la joven aún deambula por el puente, cobrando venganza por el amor que le fue arrebatado.

Un viaje sin garantías

No hay carteles de advertencia
No hay carteles de advertencia ni promesas de llegada. Quienes toman esta ruta lo hacen con el presentimiento de que podría ser su última vez. Aquí, la única certeza es que el camino nunca perdona. (Darwin Vlogs)

Hoy, la carretera de la muerte sigue siendo el único camino para muchos habitantes de la zona, un trayecto obligado entre la rutina y el riesgo. La falta de mantenimiento, la indiferencia de las autoridades y el implacable paso del tiempo han convertido a esta vía en un pasadizo de incertidumbre.

Los viajeros que se aventuran por esta ruta lo hacen con un respeto casi religioso, conscientes de que cada metro recorrido es una apuesta contra el destino. Algunos rezan, otros confían en su pericia al volante y unos pocos, quizás los más valientes o los más desesperados, desafían al Puente del Amor sin mirar atrás.

Así, la carretera de la muerte sigue cobrándose vidas y acumulando historias. Algunas quedarán en la memoria de los pueblos que la rodean, otras serán solo un número más en la larga lista de tragedias. Pero todas, sin excepción, estarán marcadas por el mismo camino sin retorno, donde el asfalto se convierte en epitafio y la bruma en sudario.