Jacques de Clerck: el pirata que asedió al Callao y terminó enterrado en la isla San Lorenzo

Líder de una temida flota neerlandesa, este pirata europeo halló su descanso eterno frente a las costas peruanas tras una expedición que buscó desafiar las defensas coloniales del Pacífico.

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Jacques de Clerck lideró una
Jacques de Clerck lideró una expedición en busca de botines en América del Sur. El Callao frustró sus planes, y el corsario terminó descansando para siempre en la isla San Lorenzo.   (Imagen creada por IA)

El Pacífico Sur fue escenario de osados enfrentamientos durante el siglo XVII, y el puerto del Callao, en el virreinato del Perú, resistió el asedio de uno de los personajes más intrépidos de la época: Jacques de Clerck.

Este marino belga, conocido como Jacques l’Hermite, intentó sin éxito establecer una colonia neerlandesa en tierras sudamericanas.

Su historia está marcada por saqueos, batallas y una desafortunada muerte que selló su destino en la isla San Lorenzo, frente al litoral chalaco. Aquí, su memoria persiste como un eco de aquellos años turbulentos, de conquistas y resistencias.

De marino a corsario

Jacques de Clerck, marino belga,
Jacques de Clerck, marino belga, pasó de comerciante en el sudeste asiático a liderar una expedición pirata que buscó desafiar el poderío español en el Pacífico. (National Geographic)

Jacques de Clerck nació en Amberes, en la actual Bélgica, cerca de 1582. Desde joven, su vida estuvo marcada por el comercio y la navegación, lo que lo llevó a convertirse en un destacado miembro de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales.

El inicio de esta empresa coincidió con el fin de la tregua entre España y la República de los Siete Países Bajos Unidos. Bajo el auspicio del príncipe Mauricio de Nassau, De Clerck zarpó de Ámsterdam al mando de una flota que incluía once barcos, mil tripulantes y seiscientos soldados. Aunque la expedición tuvo un inicio prometedor, pronto enfrentó desafíos significativos en su travesía hacia el Nuevo Mundo.

El asedio al Callao y un bloqueo frustrado

Con un bloqueo marítimo como
Con un bloqueo marítimo como su mejor arma, Jacques de Clerck intentó rendir al Callao. Sin embargo, el puerto virreinal resistió el asedio, dejando al corsario sin gloria ni botín. (Lima La Única)

En mayo de 1624, De Clerck y su flota llegaron al Callao. Sin embargo, lo que encontraron fue un puerto bien fortificado y preparado para repeler cualquier incursión. Las fuerzas españolas, alertadas con antelación sobre las actividades de los neerlandeses, habían fortalecido sus defensas. Ante la imposibilidad de un ataque directo, De Clerck ordenó un bloqueo marítimo.

A pesar de estas incursiones, el objetivo principal de establecer una colonia neerlandesa en la región quedó fuera de alcance. La salud de De Clerck, ya debilitada, empeoró drásticamente durante esta etapa crucial de la expedición.

Destino final

La salud debilitada de Jacques
La salud debilitada de Jacques de Clerck marcó el fin de su expedición. Incapaz de ver triunfar sus planes, sus restos descansan en la solitaria isla de San Lorenzo, frente al puerto chalaco.  (Butterfly austral)

Afectado por enfermedades como el escorbuto y la disentería, Jacques de Clerck falleció el 2 de junio de 1624, mientras su flota permanecía frente al Callao. Incapaz de recibir un entierro en tierra firme, sus restos fueron sepultados en la cercana isla San Lorenzo.

La expedición tomó un nuevo rumbo, dirigiéndose hacia México y posteriormente al Pacífico occidental. Aunque regresaron a los Países Bajos en 1626 tras completar una circunnavegación, los objetivos originales de la misión nunca se cumplieron. Sin embargo, el episodio dejó una marca en la historia marítima y en las memorias de quienes vivieron bajo la constante amenaza de incursiones extranjeras.

La isla San Lorenzo: un testigo del pasado

Frente al Callao, la isla
Frente al Callao, la isla San Lorenzo guarda la memoria de Jacques de Clerck, el corsario neerlandés que desafió al Pacífico y sucumbió a la adversidad. (Andina)

Hoy, la isla San Lorenzo, ubicada frente a las costas del Callao, guarda los restos de este enigmático corsario. Este pedazo de tierra se ha convertido en un símbolo del capítulo que vincula la historia peruana con los intentos de expansión neerlandesa en América del Sur.

El legado de De Clerck trasciende la tragedia personal de su muerte. Sus acciones, aunque fallidas, son testimonio de la audacia de los navegantes europeos de su tiempo y de la feroz defensa de los territorios americanos por parte de las potencias coloniales. La historia de este pirata neerlandés permanece viva, anclada en las aguas del Pacífico y en la memoria histórica del Callao.