
El ladrido es la voz más común producida por los perros y sus cachorros. Otros cánidos, como los lobos silvestres, los dingos, los coyotes, los chacales y los zorros también pueden ladrar, aunque no es ése su sonido predominante.
Aunque los perros descienden directamente del lobo salvaje (Canis lupus), su ladrido constituye una diferencia significativa con respecto a su especie antecesora. De todas las formas de comunicación, el ladrido es la más sonora y también la más comprensible a escala humana, ya que es comparable a nuestro lenguaje oral.
Aunque, además del ladrido, los perros también intentan comunicarse a través de los gruñidos, los gemidos, los gritos, los bufidos, los aullidos, los gañidos y algunos perros, raramente, a través de jadeos y suspiros.
Pero, lo cierto, es que el ladrido, sin embargo, es la manera más dúctil que tienen los perros de expresar un amplio repertorio de emociones. Se suele pensar que los perros que ladran son agresivos, pero ladrar no es sinónimo de agresividad.

Cuando un perro ladra es por algún motivo, ya que el ladrido es una manera de llamar la atención, de avisar, para indicar que hay algún extraño cerca o para expresar la voluntad de jugar, comer y beber, por nombrar algunas.
Hay algunas razas más propensas a los ladridos que otras, las más ladradoras son los perros de jauría (beagles, bassets, bloodhounds) y los terriers. Mientras que entre las más silenciosas se encuentran las razas más primitivas (las más cercanas al lobo) como el Husky Siberiano, el Alaskan Malamute, el Akita o el Chow.
El ladrido también es un grito de alerta. Un llamado de atención que avisa a la manada, a cachorros y adultos, a los caninos y a los humanos también, ya que a estos efectos, todos son iguales. El llamado de alerta pretende tener dos consecuencias: que los más débiles, los cachorros, vayan a su refugio y que el resto de la manada se reúna en estado de emergencia.

Además, no siempre es fácil acabar con los ladridos del instinto guardián. El impulso para proteger el territorio viene de cientos de miles de años atrás. Los perros pueden aprender a respetar y reprimir su vocal reacción, pero es algo que va a tardar en suceder. Es posible que los perros sean protectores, pero nunca nadie los acusó de ser imprácticos. Es sorprendente cuán rápidamente se adaptan cuando hay algo que les conviene.
Ahora, para comprender lo que significa el ladrido de nuestro perro hay que tener en cuenta una serie de factores: las circunstancias y el contexto en que vive el perro, la frecuencia y el tono de los ladridos y la postura corporal del animal.
Según estas variables podemos identificar diferentes tipos de ladridos:
Ladrido territorial: es un ladrido fuerte y repetitivo, que se irá volviendo más grave a medida que el intruso se acerque.
Ladrido de aviso: es un ladrido grave y espaciado que sirve para llamar la atención sobre un posible peligro.

Ladrido por miedo: cuando el perro tiene miedo suele ladrar retirándose hacia atrás, con un ladrido corto y agudo, procurando que lo que representa una amenaza no se le acerque.
Ladrido lúdico o por ganas de jugar: cuando un perro quiere jugar estira las patas delanteras, manteniendo levantados sus cuartos traseros, ladrando de forma repetitiva y aguda.
Ladrido para llamar la atención: para conseguir algo, un perro puede ladrar de forma insistente y repetitiva en un tono agudo.
Ladrido de frustración: cuando un perro se queda solo y sufre ansiedad, ladra de manera compulsiva, a un volumen muy elevado y de forma muy nerviosa.
Ladrido neurótico: es un ladrido rítmico y constante, siempre en el mismo tono, que es propio de perros que padecen algún tipo de neurosis o de trastorno obsesivo compulsivo.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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