La incertidumbre sobre el destino de la economía argentina se disipó tras los recientes comicios, abriendo una nueva etapa estable y favorecida por el mercado financiero.
Antes de la elección, existía una fuerte presión para una devaluación, impulsada por dudas sobre la viabilidad del programa económico y la política cambiaria. Estas interrogantes, alimentadas por factores ideológicos, intereses sectoriales y errores en la gestión política, contaron con la adhesión de varios economistas y sectores de la prensa.
El resultado electoral eliminó ese clima de inseguridad, renovando la confianza en la economía y sus fundamentos. En economía, las certezas absolutas no existen: la ciencia se basa en aproximaciones, no en verdades universales. A diferencia de las ciencias exactas, en las que una teoría debe ser medible, repetible y falsable, la economía admite diversas interpretaciones y sus instrumentos -como la política cambiaria- generan debate permanente.
El presente argentino refleja esa realidad. Ricardo Arriazu, economista de referencia regional y exprofesor de Javier Milei, advirtió en otro medio periodístico: “Este modelo económico se acabó”. Dijo que la aparente estabilidad tiene como base un tipo de cambio atrasado y anticipó la suba del dólar: “El mercado lo va a terminar imponiendo, y va a generar un aumento de inflación”. Según su visión, la economía ya atraviesa una recesión.
En economía predominan las interpretaciones y no las certezas absolutas
En contraste, Nouriel Roubini, economista reconocido internacionalmente, expresó en otro medio gráfico: “Por primera vez, la economía argentina está en el camino correcto”.
Roubini prevé un ingreso masivo de capital extranjero y considera que el respaldo popular a las reformas constituye una base sólida para el crecimiento y el éxito a futuro. Explicó que “ahora hay más estabilidad política y son posibles las reformas necesarias, ya que el resultado fue mejor de lo esperado”. Destacó, además, que Argentina enfrenta hoy un problema de liquidez a corto plazo, pero sus fundamentos fiscales y externos muestran solidez.
Estos diagnósticos diferentes dejan claro que en economía predominan las interpretaciones y no las certezas absolutas. No puede confundirse la opinión sobre el tipo de cambio con leyes físicas estrictas. La pluralidad de perspectivas, como las de Arriazu y Roubini, demuestra que no existe una única lectura válida, sino matices y enfoques particulares. El cristal con el que se mira determina el análisis y la economía solo puede medirse por sus resultados.
Roubini resalta el trabajo del actual equipo económico, al que atribuye capacidad técnica, compromiso y dominio del mercado. Considera que, si Argentina mantiene disciplina fiscal, un régimen cambiario competitivo y persiste en reformas inspiradoras de confianza, las perspectivas serán favorables.
Por su parte, en el seminario “Oportunidades de inversión y negocios sostenibles en el nuevo marco económico argentino”, organizado por la Embajada de Noruega, Arriazu sintetizó: “La economía está bien; si algo falla, será la política. El peor error sería devaluar”.
Roubini atribuye la desaceleración reciente a la incertidumbre previa a las elecciones, pero proyecta una marcada recuperación para los siguientes años. Previó que el índice de riesgo país disminuirá, mejorará el acceso a los mercados internacionales y Argentina conseguirá financiamiento a tasas razonables. Ejemplo de este nuevo escenario es Tecpetrol, que tras las elecciones accedió a USD 750 millones a una tasa del 7,625% anual a cinco años para el proyecto Los Toldos II Este en Vaca Muerta. YPF anunció su intención de continuar el mismo camino.
La economía está bien; si algo falla, será la política. El peor error sería devaluar (Arriazu)
Desde el sector privado, Paolo Rocca, CEO del grupo Techint, destacó el giro positivo producido en el clima político y económico a partir de los comicios. Señaló el renovado optimismo sobre la recuperación energética y económica, con proyección de mayores inversiones y desarrollo en Vaca Muerta y otros grandes proyectos. Rocca indicó que la percepción de los inversores mejoró considerablemente, facilitada por el respaldo financiero de Estados Unidos. La reducción de 400 puntos en el riesgo país ya se refleja en los mercados.
La reciente baja de la tasa de referencia de la Reserva Federal de ese país incrementó la disposición de los operadores financieros a invertir en proyectos argentinos. Por eso, las empresas petroleras dispondrán de un mayor acceso a fondos externos. Un entorno global más propicio y políticas sólidas han reducido los spreads soberanos, evidenciando la valoración de los mercados hacia la gestión vigente.
La verdadera salida al cepo cambiario, la eliminación de bandas y la discusión sobre el nivel de equilibrio del tipo de cambio no depende de una devaluación, sino de aumentar la disponibilidad de dólares genuinos a través de las exportaciones. Este proceso se consolida actualmente: con la entrada en operación del oleoducto Vaca Muerta Sur en 2027, el ingreso anual de divisas subirá en USD 20.000 millones, para alcanzar USD 30.000 millones al año siguiente, cuando la capacidad se utilice a pleno. Ese mismo año se iniciarán las exportaciones de LNG desde los barcos de Southern Energy.
Por primera vez en un siglo, Argentina combina simultáneamente un plan de desarrollo económico y un ajuste en el gasto público. Los precedentes fracasaron porque no lograron incrementar el ingreso de dólares propios, recurriendo al endeudamiento externo. El gasto público pasó del 24% al 47% del PBI, y tras sucesivos defaults, se cerró el acceso a crédito internacional. El país debió afrontar los pagos con reservas, manteniendo la presión sobre el dólar y acentuando los desequilibrios.
Con el crecimiento de las exportaciones, aumentará la oferta de divisas y se corregirá el problema estructural. El financiamiento puente de Estados Unidos es clave: no hay un problema de solvencia, sino una limitación de liquidez a corto plazo, como enfatizó Roubini. Un horizonte de normalización cambiaria y expansión sostenible parece por primera vez al alcance.
El autor es Director del Comité del Comité de Asuntos Energéticos del CARI
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