Argentina después del voto: de la desconfianza al desafío de la credibilidad

El triunfo electoral refuerza la posición del gobierno y redefine prioridades: el gran reto pasa por recuperar la confianza, transformar el respaldo político en gestión efectiva y avanzar con reformas estructurales que garanticen estabilidad y crecimiento

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Con mayor fortaleza política, el
Con mayor fortaleza política, el desafío será convertir la legitimidad en gestión y reformas que impulsen el crecimiento sostenido (Foto: Reuters)

Ahora, con mayor fortaleza política, el desafío será convertir la legitimidad en gestión y reformas que impulsen el crecimiento sostenido. La política había erosionado la credibilidad de un programa económico que, aunque enfrentaba tensiones cambiarias y desafíos de coordinación, mantenía bases macroeconómicas más sólidas de lo que se suponía.

Durante las semanas previas a los comicios de octubre, la percepción dominante indicaba que el Gobierno estaba agotado. Sin embargo, los datos mostraban otra realidad: superávit fiscal, baja deuda de mercado en moneda extranjera y reservas suficientes para hacer frente a la volatilidad. La desconfianza no surgía de los números, sino de la historia: décadas de estafas al ahorrista por medio de inflación, reestructuraciones y devaluaciones, así como el temor de volver a repetir esa experiencia.

El país asume hoy el costo de ese pasado reputacional, un lastre que condiciona cada intento de estabilización. El voto modificó esa narrativa. La sociedad no avaló un salto al vacío, sino que optó por dar continuidad a un rumbo que, aunque imperfecto, ofrece una base para reconstruir previsibilidad.

Cambio de humor de los mercados

El mercado, que hasta hace algunas semanas descontaba un escenario de ruptura, comienza a reconocer que el gobierno no estaba acabado, ni en lo económico ni en lo político, sino atrapado en un clima de escepticismo que él mismo había ayudado a alimentar.

El resultado electoral confirmó que el problema no era la falta de sustentabilidad económica, sino la falta de confianza

El resultado electoral implicó un avance relevante del oficialismo en ambas cámaras, aunque sin alcanzar la mayoría, un objetivo que en ningún escenario era posible. Este fortalecimiento redefine el tablero político: la prioridad deja de ser la supervivencia y pasa a ser la gestión y la negociación.

El Gobierno afronta ahora la responsabilidad de transformar el alivio coyuntural en estabilidad duradera, y de demostrar que puede convertir la legitimidad electoral en capacidad efectiva de gestión.

Argentina necesita avanzar en reformas
Argentina necesita avanzar en reformas estructurales que aumenten la productividad, modernicen el mercado laboral, simplifiquen la estructura impositiva y reduzcan los costos de producción (Foto: Reuters)

La consolidación fiscal y la acumulación de reservas siguen siendo elementos centrales para reducir la inflación, aunque solo disminuirla no basta. Sin crecimiento sostenido, la estabilidad resulta, tarde o temprano, políticamente insostenible.

Reformas estructurales

Argentina necesita avanzar en reformas estructurales que aumenten la productividad, modernicen el mercado laboral, simplifiquen la estructura impositiva y reduzcan los costos de producción que hoy desalientan la inversión.

Si tales reformas logran generar consenso y previsibilidad, deberían traducirse en una baja del índice riesgo país, haciendo más atractivos y rentables los proyectos de inversión. Solo así se consolidará un círculo virtuoso de crecimiento, empleo formal e ingresos reales capaz de sostener la estabilidad en el tiempo.

El problema nunca fue la falta de recursos, sino la falta de credibilidad

El país ha transitado durante décadas un ciclo de expansión efímera y recesión recurrente, con pérdida de ingresos, aumento de la pobreza y retroceso relativo respecto de sus vecinos. Romper esa inercia requiere recuperar la confianza, tanto interna como externa, y demostrar que la disciplina fiscal y la estabilidad monetaria dejan de ser un paréntesis para transformarse en política de Estado.

Argentina cuenta con una nueva oportunidad. El resultado electoral y el respaldo internacional otorgan aire, tiempo y margen político. Pero el crédito, igual que la reputación, no es infinito: se agota si no deriva en hechos, en reformas concretas y en señales de madurez institucional.

El desafío, por tanto, excede a un gobierno: es una tarea de toda una generación de dirigentes y ciudadanos. Aprender de la historia para no repetirla. Entender, finalmente, que el problema nunca fue la falta de recursos, sino la falta de credibilidad.

El autor es profesor de Economía de IAE Business School y Chief Economist de BlackTORO Global. Esta nota se publicó en el IEM de octubre del IAE, Escuela de Negocios de la Universidad Austral