
El 7 de noviembre, Tierra del Fuego implementó exitosamente un sistema dual que combinó la Boleta Única Electrónica para la votación presencial con una modalidad de voto electrónico remoto por internet, convirtiéndose en pionera nacional en esta alternativa digital.
Invitado por el Observatorio de Estudios Electorales y Político Institucionales de la Universidad Nacional de La Plata, tuve la oportunidad de presenciar las elecciones convocadas por la Caja de Previsión Social (CPS) y la Obra Social del Estado Fueguino (OSEF) para renovar sus autoridades directivas, bajo la gestión del Juzgado Electoral de Tierra del Fuego a cargo de la jueza Mariel Zanini, y con la colaboración de la Agencia de Innovación provincial.
La experiencia no solo resultó exitosa en términos operativos, sino que demostró que es posible integrar tecnología en procesos democráticos sin comprometer la transparencia, la seguridad ni la participación ciudadana.
Factor geográfico
Para comprender el alcance de esta innovación, debemos imaginar el voto por internet como la evolución natural del proceso electoral en un territorio con características particulares.
Por un lado, Tierra del Fuego, con su clima desafiante y población dispersa, incluida la presencia argentina en la Antártida; por otro, la radicación permanente o transitoria en distintas provincias, y hasta en otros países, de beneficiarios del sistema de previsión social, plantea un desafío concreto: garantizar el derecho al sufragio de todos los electores habilitados, independientemente de su ubicación.
Esta situación encuentra un paralelo en la experiencia internacional más consolidada.
Estonia, país pionero en voto remoto desde 2005, desarrolló su sistema motivado, entre otros factores, por la crudeza de su clima invernal y las dificultades de movilización durante los largos inviernos bálticos. La correlación geográfica es notable: mientras Estonia se ubica entre los 57° y 59° de latitud norte, Ushuaia se encuentra aproximadamente a los 54° de latitud sur, en posiciones equivalentes respecto de sus polos, con condiciones climáticas similares que impulsan soluciones tecnológicas para garantizar la participación democrática.
El voto remoto
El sistema de voto electrónico remoto funcionó como una urna virtual accesible desde cualquier lugar con conexión a internet, manteniendo los principios democráticos fundamentales, pero eliminando la barrera de la distancia física. Esta diferenciación respecto de los sistemas electrónicos presenciales representa un avance significativo en la modernización electoral del país, siguiendo el camino trazado por experiencias internacionales. La misma herramienta de voto por internet utilizada el pasado viernes en nuestro extremo sur cuenta con antecedentes recientes tanto en el sector público como privado en Canadá, Estados Unidos, Noruega, España, Suiza, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y África, entre otros.
La normativa estableció seis categorías de ciudadanos habilitados para votar remotamente, todas justificadas por circunstancias que impedían la concurrencia presencial: residentes en localidades distintas a las tres ciudades principales, personas temporalmente ausentes, personal de bases antárticas, ciudadanos con impedimentos de salud, responsables de cuidados familiares permanentes y casos excepcionales debidamente fundamentados.
El proceso de inscripción remota, que se extendió desde el 9 de agosto hasta el 30 de septiembre, reveló la demanda real de esta modalidad. Se registraron 384 electores que debieron inscribirse voluntariamente a través del portal oficial del Poder Judicial provincial, completando una declaración jurada que especificó la causal justificativa. Este mecanismo de autorregulación facilitó la organización logística y reforzó la responsabilidad individual en el uso del sistema.
Una semana antes de la elección, quienes se habían registrado recibieron por correo electrónico un enlace personalizado al sistema de votación, que les permitió obtener su contraseña personal. Esta doble barrera de seguridad digital mostró el cuidado con que se abordó la protección del proceso.
La clave para acreditar identidad fue única, personal e intransferible. Se obtuvo únicamente a través de un link, con un doble factor de autenticación asociado a información que solo conoce el votante.
El día de la votación, el procedimiento fue simple: acceso al enlace personalizado, autenticación con DNI y contraseña, selección y confirmación del voto, y guardado del recibo digital que permitió verificar posteriormente que el sufragio fue contabilizado correctamente. El sistema cuenta con instancias de cleansing, donde se validan y descartan las credenciales usadas para votar, y mixing, donde se mezclan los votos previo al conteo, rompiendo toda correlación posible con el votante.
Además, el procesamiento del padrón para generar las credenciales de votación es un proceso offline y completamente separado de las bases de votación. Esta trazabilidad post-electoral constituyó un aporte relevante en términos de transparencia.
La experiencia presencial
Paralelamente, quienes votaron en Ushuaia, Tolhuin y Río Grande utilizaron la Boleta Única Electrónica, un sistema que ya había demostrado su efectividad en implementaciones previas en Salta, Neuquén, Chaco, Córdoba, CABA, así como Ecuador, Costa Rica y Paraguay.
El funcionamiento en territorio fueguino siguió el protocolo habitual: presentación del DNI, recepción de la boleta con chip RFID, colocación en la impresora conectada a pantalla táctil, selección de preferencias, impresión y grabación simultánea en chip, verificación mediante dispositivo especial, retiro de constancia, firma del padrón y depósito en urna tradicional. Este proceso, que combina registro electrónico con respaldo físico, ofreció rapidez en el escrutinio y verificabilidad manual.
El marco institucional
La base del éxito fueguino residió en una coordinación institucional sólida. La iniciativa surgió de la necesidad concreta de CPS y OSEF de modernizar sus procesos electorales para la renovación de autoridades directivas, y encontró en la jueza Mariel Zanini, secundada por la Secretaria Dra. Cintia Ferreira y su equipo, un liderazgo que integró a las instituciones convocantes con los proveedores tecnológicos.
La magistrada no solo supervisó la legalidad del proceso, sino que promovió una articulación eficiente entre las partes. La Resolución N° 1437 del 6 de agosto de 2025, que habilitó formalmente el sistema remoto, se basó en el Convenio de Colaboración suscrito el 2 de junio entre el Poder Judicial y las autoridades de ambos organismos. Este convenio contempló el voto por internet como herramienta para garantizar mayor transparencia, accesibilidad y eficiencia electoral.
La coordinación tripartita permitió desarrollar un cronograma común y simultáneo para ambos organismos, optimizando recursos y garantizando coherencia procesal. Más importante aún, estableció un modelo de gobernanza electoral que equilibró innovación tecnológica con garantías institucionales.
Lecciones y claves
Los resultados preliminares indicaron un incremento de la participación. El voto en modalidad remota alcanzó el 80% de los inscriptos, mientras que respecto del voto presencial el promedio fue de prácticamente el 35%, superando ampliamente el antecedente del promedio entre las categorías del 26% de 2022, en que se utilizó por primera vez la BUE y, por mucho, el de 2019 (con boletas de papel), que no había llegado al 20. Se debe considerar que se trató de una elección sectorial y voluntaria.
La experiencia fueguina ofreció varias lecciones valiosas para la modernización electoral argentina. En primer lugar, mostró que la coherencia tecnológica es esencial: implementar modalidades consistentes evita la complejidad operativa que afectó experiencias previas con sistemas mixtos.
La preparación exhaustiva también fue determinante. El registro anticipado, la distribución previa de credenciales, las campañas de educación ciudadana y las pruebas del sistema contribuyeron al funcionamiento fluido del proceso. Esto contrasta con implementaciones más apresuradas que se dieron en el pasado.
Los sistemas de verificación dual, tanto en la modalidad presencial como en la remota, generaron confianza ciudadana que se reflejó en el uso efectivo de estas funcionalidades.
Los electores valoraron la posibilidad de verificar sus votos, lo que fortaleció la transparencia del proceso.
La experiencia despertará interés en otras jurisdicciones con desafíos geográficos o poblacionales similares. Provincias patagónicas y regiones con población dispersa podrían evaluar la replicabilidad del modelo, reconociendo que la tecnología electoral puede ser una herramienta útil para ampliar la participación.
Finalmente, el hecho de que la prueba se realizara en elecciones de organismos de seguridad social permitió evaluar el sistema en un contexto controlado, generando evidencia para eventuales expansiones.
Una puerta al futuro
Los resultados preliminares reflejan aumento del alcance de la participación, funcionamiento estable y ausencia de controversias significativas. Más allá de los números, el principal aporte de la experiencia fueguina fue establecer un precedente concreto sobre la viabilidad del voto remoto en Argentina.
La experiencia demuestra que la distancia geográfica puede dejar de ser un obstáculo para el ejercicio pleno de la ciudadanía y que la tecnología, correctamente aplicada, puede fortalecer la democracia manteniendo sus valores fundamentales.
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