«Alabado seas, mi Señor», cantaba San Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba” (Papa Francisco, Enc. Laudato Si’, Roma, junio 2025, p. 1).
“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella… Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura” (op. cit., p. 2).
El Papa León XIV acaba de inaugurar un proyecto de transformación de 55 hectáreas en tierras del Vaticano, situadas en Castel Gandolfo, y pronunció un mensaje sobre el cuidado de la Tierra y la opción por los pobres. El lugar será de educación y catequesis, y también de peregrinación. Lleva el nombre de la primera encíclica del Papa Francisco: “Laudato Si’”. Funcionará como un centro capaz de albergar a 2.500 alumnos provenientes de todo el mundo. El propósito es fortalecer la fe y favorecer la conversión ecológica conforme a los valores del mencionado documento pontificio.
Así, y en razón de la próxima COP 30 y la Conferencia de la ONU sobre el Agua de 2026, el Papa pidió a los líderes mundiales escuchar los gritos de la Tierra y los pobres, las familias, los pueblos indígenas, los migrantes involuntarios y los creyentes de todo el mundo (Roma, septiembre de 2025).
Recordando el magistral documento pontificio del Papa Francisco
En una primera aproximación a la encíclica Laudato Si’ (Alabado seas), en el año de su publicación señalamos que el Papa Francisco aborda el tema de la ecología integral con un enfoque novedoso, dirigido a toda la humanidad. El Santo Padre, en primer lugar, siguiendo el método de ver-juzgar-actuar y celebrar a la luz de los principios evangélicos y de la DSI, considera y señala uno por uno los daños que sufre la tierra y gran parte de sus habitantes, y a partir de esa realidad pone el tema sobre la mesa de manera urgente y sin distingos de nacionalidad, credo, ideología o género. El deterioro es un problema de todos, por lo tanto, la reflexión sobre la ecología y las decisiones para la acción reparadora también lo son. El deber de cuidado es de todos, pero en especial es un deber de los cristianos. Para los cristianos, la palabra “ecología” tiene un sentido especial porque comprendemos que nosotros y todo lo creado somos producto del amor de Dios.
Dice la Biblia: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos» (Sal 33,6). Así se nos indica que el mundo procedió de una decisión, no del caos o la casualidad… La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado: «Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste, porque, si algo odiaras, no lo habrías creado» (Sb 11,24). (L.S. p. 77)
El término ecología
Recordemos que la palabra “eco” deriva del griego oikos, casa; y “logía” deriva de logos, que significa discurso o estudio. El estudio de la ecología es una disciplina introducida por el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919), quien la definió como el estudio de la interrelación de todos los sistemas vivos y no vivos entre sí y con su medio ambiente.
En la encíclica de junio de 2015, el Papa Francisco examina las relaciones entre la tierra y el hombre a la luz de la fe; del hombre consigo mismo; en su dimensión social con los otros, con las demás criaturas y con su medio ambiente, y lo hace mediante un método holístico.
La ecología verde y la ecología integral
Francisco siempre puso énfasis en la diferencia entre la ecología “verde” y la ecología “integral”. La verde refiere al estudio de la sostenibilidad, conservación, biodiversidad y a las técnicas de su gestión. El Santo Padre parte de una visión más amplia y es por eso la calificación de “integral”, que alude al cuidado de todos los aspectos del ser humano: espiritual, mental, social y ambiental. Es decir, un enfoque que abarca una perspectiva, como dijimos, holística, desde la cual los diferentes aspectos están interrelacionados. Bergoglio afirma: “Todo está relacionado con todo”. Y desde una perspectiva cristiana pone especial énfasis en las diversas relaciones y efectos del medio ambiente sobre las poblaciones que habitan e interactúan como parte del todo, cada pueblo en el marco de su horizonte cultural. Desde una antropología cristiana, el ser ha sido definido como un “estar-siendo”.
Sin pretender, en esta breve introducción que nos invita el Papa León XIV con la fundación de este lugar de estudio y catequesis, recordemos que las primeras preguntas que formula el Papa Francisco en la encíclica, dirigidas a “ver” la realidad, son: ¿Qué vemos en esta tierra? ¿Vemos la tierra como mero objeto o también como sujeto (San Francisco de Asís)? ¿Qué le está pasando a nuestra casa? Para pasar luego a descubrir cuáles son las acciones hostiles y destructivas del hombre con el planeta y su deterioro actual (páginas 20/60 L.S.). Por qué la “inclinación (del hombre) a someter la tierra y todas sus criaturas”. Y por qué “en ese afán de obtener importantes beneficios se hace pagar al resto de la humanidad presente y futura los altísimos costos de la degradación ambiental”. (LS p. 36). Asocia el espíritu de dominación y la injusticia social: “vemos –dice Francisco en Laudato Si’– que ese mismo espíritu de dominación y de explotación de la tierra produce daños principalmente a los más pobres y hace que haya muchos seres abandonados en el mundo (LS p. 53) y una gran injusticia social”. (LS p. 54)
También desarrolla la necesidad de que el poder, que es servicio y no elemento de dominación del otro, debe armonizar los intereses particulares y de grupo, respetando el bien común. Y dentro del bien común, el fin que tiene como destinatario principal a los pobres. Dice Francisco: “Basta mirar la realidad para entender que esta opción (‘la opción preferencial por los más pobres’) hoy es una exigencia ética fundamental para la realización efectiva del bien común”. (L.S., p. 158)
Las relaciones vitales del hombre con Dios, con los otros y con la naturaleza
“Las tres relaciones vitales –con Dios, con los hombres y con la naturaleza– se han roto, no solo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de ‘dominar’ la tierra (cf. Gn 1,28) y de ‘labrarla y cuidarla’ (cf. Gn 2,15). Como resultado, la relación originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se transformó en un conflicto (cf. Gn 3,17-19).” (L.S. p. 66)
El poder es servicio
Otro de los conceptos centrales del Papa es el poder como servicio. Francisco dice que perseguir el poder o la autoridad se justifica únicamente cuando es una herramienta de servicio a favor del pueblo y en especial de los más necesitados. Cuando el poder se persigue por el poder mismo (vanagloria) y no es servicio, sino un medio para servirse del otro, para garantizar el éxito de los intereses particulares de quien lo ejerce con prescindencia del bien común, la política se degrada, se escinde y niega la ética y la religión. En tal caso nos alejamos de Jesús, de las enseñanzas del Evangelio, de la doctrina de la Iglesia y del papa Francisco.
Conversión ecológica: el grito de la tierra y el grito de los pobres
«Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia (social) en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres». (L.S. p. 49) Después añade: «El gemido de la hermana Tierra se une al gemido de los abandonados del mundo». (L.S. p. 53) “De aquí la urgencia de una conversión ecológica colectiva que nos conduzca por el camino de la liberación”.
El Papa León convoca –como lo hiciera Francisco– a una auténtica conversión espiritual
El Papa León se dirigió a los participantes de una conferencia internacional sobre justicia climática y reflexionó sobre la histórica encíclica ecológica Laudato Si’ del Papa Francisco. Destacó la importancia de una auténtica conversión o reconversión.
Una conversión del corazón
Al tiempo que recordaba los logros de la pasada década, el Papa León subrayó que los retos identificados en Laudato Si’ son “aún más relevantes hoy que hace diez años”. Estos desafíos, dijo, no son sólo políticos y sociales, sino también espirituales, llamando a lo que el Papa Francisco describió como una “conversión del corazón”.
De cara a las próximas cumbres mundiales, como la COP30 y la Conferencia de la ONU sobre el Agua de 2026, el Papa instó a los líderes a escuchar los gritos de “la Tierra y los pobres, las familias, los pueblos indígenas, los migrantes involuntarios y los creyentes de todo el mundo”.
En su discurso, el Papa León celebró los diez años de la Enc. Laudato Si’ y su importancia para la Tierra, ante los participantes del Movimiento Laudato Si’, y expresó su gratitud por el legado de la encíclica del Papa Francisco. Su mensaje –afirmó– ha sido semilla de escuelas, diócesis, programas académicos y parte ineludible del diálogo internacional.
“Su impacto –dijo– se ha extendido a cumbres, iniciativas interreligiosas, círculos económicos y empresariales, así como a estudios teológicos y bioéticos”. Sobre todo, señaló que la frase “cuidar nuestra casa común” se ha convertido en un concepto presente en trabajos académicos y discursos públicos en cada pueblo y continente.
El Papa explicó que el corazón “es el lugar donde tiene lugar la búsqueda más profunda, donde se encuentra la identidad última de cada uno y donde se forjan las decisiones. Sólo volviendo al corazón puede producirse una verdadera conversión ecológica”. Esta transformación, continuó, significa pasar “de la recopilación de datos al cuidado; del discurso medioambiental a estilos de vida inspirados en la fe y el amor a Dios”.
Todos somos una unidad
Citando la descripción que el Papa Francisco hizo de San Francisco de Asís, el Santo Padre recordó a los participantes que “la preocupación ecológica, la justicia para con los pobres, el compromiso social y la paz interior conforman una unidad de pensamiento, son inseparables”.
Al concluir su discurso, el Papa León formuló la siguiente pregunta: (¿Llegará el día en que) “Dios nos preguntará si hemos cultivado y cuidado el mundo que Él ha creado, y si hemos cuidado de nuestros hermanos y hermanas. ¿Cuál será nuestra respuesta?”.
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