
¿Cuántas veces hemos leído que grandes compañías del exterior, frente a contextos de crisis, buscan profesionales argentinos por la experiencia continua en atravesar turbulencias? Si bien a los argentinos nos gusta decir que somos los mejores en muchas cosas (en alguna que otra es cierto), esta especialización o “master” en incertidumbre no debería ser un orgullo sino la respuesta adaptativa frente a un día a día casi siempre cambiante.
En contexto de elecciones de medio término, donde parece que se juega a todo o nada, la incertidumbre vuelve a golpear la puerta: ¿qué va a pasar con los mercados, sube el dólar, habrá créditos, podrá el Gobierno salir adelante?
Frente a eso, que se puede ver en los medios y sentir en la calle, existen múltiples formas de reaccionar. Y así como algunos logran que toda esa masa de presión no los afecte, son muchos más los que, por efecto de esas crisis y su propia historia, sienten que todo el andamiaje de su vida comienza a trastabillar.
Definir sobre la marcha
Como decíamos al principio, los argentinos tenemos muy desarrollado ese músculo que nos permite adaptarnos rápidamente a nuevos escenarios. Avances tecnológicos, nuevas tendencias, regulaciones, incertidumbre cambiaria, etc. Lo cierto es que la exposición continua a esos cambios genera “cintura”, como si de alguna manera el umbral en el que estamos acostumbrados a movernos fuera más alto.
Incluso a nivel social, muchos extranjeros, o argentinos que viven muchos años afuera, se sorprenden y fascinan con el poder combinar una salida con amigos ahí sobre la marcha, a veces el mismo día y casi siempre en la semana, cuando en otros países requieren uno o dos meses de anticipación. En nuestro país somos conscientes de que lo que vale hoy, quizás no valga mañana.
Sin embargo, más allá de las aristas positivas de este músculo de la instantaneidad, el vivir en contextos de incertidumbre muchas veces despierta miedos, paraliza o genera, en mayor medida, ansiedad. ¿Qué pasará con el futuro? ¿Se disparará el dólar? ¿Habrá una crisis de consumo? ¿Podré salir adelante? ¿Perderé el trabajo por la IA?
En esos casos, por ende, resultan muy importantes las prácticas de autoconocimiento: para mantenernos centrados, con confianza, para escuchar nuestro estómago diciéndonos por dónde nos parece ir y por dónde no.
El pasado al acecho
La manera en que cada persona reacciona en contextos adversos o de incertidumbre depende, lógicamente, de su pasado. La historia, muchas veces, marca el presente. Si una persona vio cómo su padre, frente a un cambio de gobierno o de inestabilidad cambiaria, perdió el trabajo o se fundió, es más que probable que la recurrencia de esas situaciones le despierte, como mínimo, un poco de miedo.
Por el contrario, puede pasar que alguien haya visto cómo su familia, en un contexto similar, vio la oportunidad y montó un negocio próspero. El mismo contexto, con dos historias familiares diferentes, puede dejar una huella opuesta en quien lo transitó.
Está claro que frente a esos disparadores cada uno reacciona de manera distinta. Uno puede tener un pasado de fracasos en épocas de incertidumbre, pero a la vez ser consciente de que se está en una situación diferente a la que vivieron sus padres en aquel entonces. Tal vez una educación diferente, una espalda financiera, etc.
En muchos casos, lo que vuelve una y otra vez es lo que quedó sin decir, sin procesar, eso que se ocultó por doloroso o complejo. Por eso es tan importante, en terapia, poder identificar lo que sentimos en aquel entonces, lo que faltó para vivirlo de otra manera y, en cierta medida, lograr sanar en el presente o revivir de una manera diferente, más amorosa, eso que nos marcó.
Es liberar aquello que quedó atrapado en esa herida que no cicatrizó bien.
Más allá del viaje al pasado en busca de aquello que nos marcó, existen otras recomendaciones más generales, como hacer mindfulness, tener un buen consultor, recordar que pasamos por estas situaciones y tener fe en que alguna vez cambiará el contexto.
Porque si bien es cierto que los argentinos somos expertos en vivir momentos de incertidumbre y salir airosos, todo ese proceso no suele ser gratuito, y a la vez muchos lo transitan con una ansiedad, un costo emocional o físico que, en lo posible, sería bueno poder aliviar.
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