¿Cómo está el consumidor argentino?

Casi la mitad de los argentinos recortaron sus gastos y el 39% de los argentinos ajustaron en salidas gastronómicas, alimentos, indumentaria, alcohol y transporte durante los últimos doce meses

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Los argentinos son cada vez
Los argentinos son cada vez más estratégicos a la hora de elegir cómo llevar una vida equilibrada (REUTERS/Agustín Marcarián)

En los últimos veinte años, Argentina continúa un camino de transformación económica, política y social debido a los diversos sistemas de gobierno que llevaron adelante el rumbo del país. Para Latinoamérica, el consumo de bienes es el motor para el desarrollo de los mercados internos, aunque su despliegue debe ser acompañado del poder adquisitivo de los consumidores.

En la sociedad argentina de hoy en día, la define un nuevo tipo de consumidor: el consumidor equilibrado, como aquel que equilibra decisiones, ajusta hábitos, prioriza el bienestar en tiempos desafiantes y es más estratégico al momento de realizar algún gasto. Se trata de una versión armoniosa, identificada en la última edición del estudio Consumer Pulse, que integra varias dimensiones de su vida con el fin de lograr un balance total.

En Argentina, casi la mitad de los consumidores recortaron sus gastos y el 39% de los argentinos ajustaron en salidas gastronómicas, alimentos, indumentaria, alcohol y transporte durante los últimos doce meses. Estos cambios, nos permitieron identificar los nuevos hábitos de consumo que comenzaron a desarrollar. Por ejemplo, al momento de realizar una compra, los consumidores tienden a la reducción del número de artículos que compran o hasta incluso los llegan a eliminar directamente. Además, buscan mejores precios en distintas tiendas, adquieren los productos que ofrecen las marcas más económicas o la línea que propone la marca del supermercado, entre otros. A pesar de estas cifras desalentadoras en lo económico y la caída del consumo, los argentinos creen que la situación del país estará en mejor situación dentro de cinco años y mantiene este enfoque optimista pero con cierta dosis de ansiedad.

Otro factor importante del estudio para prestar atención es la salud. Para alcanzar una calidad de vida integral, los argentinos comenzaron a plantear metas saludables y establecieron nuevas prioridades personales para implementarlo. Entre estos nuevos comportamientos se encuentran la planificación para perder peso, una nueva organización para dormir más horas durante la noche, optimización de la condición física y disminución de los consumos de azúcar, grasas, gluten y sal, pero sin sacrificar la ingesta de proteínas.

Como revelación de este año, se detecta que existe un aspecto más a considerar en esta búsqueda de una vida equilibrada, la conexión al mundo digital que tenemos todos los días. Con un promedio superior a las 8 horas de uso de internet, tanto Argentina como el resto de los países de la región consideran empezar a bajar todas sus actividades de este plano, como reducir el doom scrolling y la dependencia a estar conectados hasta horarios tardíos. De esta manera, conseguiremos reducir distracciones indeseables en el momento que nos encontramos acostados en una cama y mejorar las horas de sueño que son necesarias para llevar un día a día al máximo.

Los argentinos comenzamos a ser cada vez más estratégicos a la hora de elegir cómo llevar una vida equilibrada, caminamos más para conseguir buenos precios, preferimos cambiar la alimentación, intentamos reducir los hábitos y consumos que nos alejan de tener un bienestar integral. Pero no son los únicos que están atentos a estas modificaciones, las empresas al notar estos nuevos comportamientos de consumo tienen un gran desafío por afrontar, entender las nuevas tendencias y reformular sus propuestas comerciales pensadas para los nuevos tipos de consumidores considerando sus niveles de ingreso, edades, geografías y preferencias de consumo. Conocer lo que los argentinos quieren y necesitan para el desarrollo de su vida, será fundamental para aquellas empresas que quieran liderar en la próxima década.

El autor es socio de Bain & Company y responsable por la oficina de Argentina