El Gobierno venía transitando por un camino de ripio y ahora entró directamente en una senda de tierra. Más rústica, difícil de maniobrar, con riesgo si se toma velocidad, muy dependiente de la habilidad del conductor más que del vehículo. El tercer trimestre del año –julio, agosto, septiembre- se presenta como un desafío extremo para Javier Milei: la presión sobre el dólar una vez finalizada la temporada de liquidación de la cosecha, el creciente “fuego amigo” dentro del oficialismo y la debilidad legislativa que se pondrá nuevamente a prueba dificultan el trayecto hacia la gran batalla de octubre, meta que es presentada por los libertarios como una línea divisoria de aguas en su proyecto político.
Una carrera diferente arranca post elecciones nacionales, en la que el Presidente deberá administrar el resultado –en cualquier escenario, La Libertad Avanza tendrá más bancas que en la actualidad- y, en especial, dar señales de cómo continúa la siguiente fase del plan económico.
Desde que pronunció aquella frase de “Comprá, no te la pierdas, campeón”, dirigida a quienes alertan sobre un dólar barato, fueron días agitados para Luis “Toto” Caputo. El Presidente se abraza a su ministro de Economía, al que tilda de intocable. En paralelo, cada vez ocupa mayor protagonismo Federico Sturzenegger, quien vino enfocado hasta ahora en sus funciones de desregulación pero en la intimidad mantiene charlas sobre una amplia variedad de asuntos con Milei.
El viernes el dólar oficial volvió a subir y alcanzó los $1300, acumulando un incremento en lo que va del mes de $85. El desarme de las Letras de Liquidez Fiscal (LEFI) generó un exceso de liquidez por 30% de la base monetaria que presionó sobre mercado cambiario, sumado a la salida de posiciones de carry trade.
La reacción oficial fue intervenir ante la tendencia alcista y “tirarle con de todo”: suba de tasas en pesos, venta futuros de dólar, aumento de encajes, licitación extraordinaria para absorber pesos. Según un informe de la consultora Empiria, se puede advertir la preferencia del Gobierno de sostener el proceso de desinflación en detrimento de la actividad: “Al menos en este trimestre electoral, elige tasas altas para controlar dólar e inflación”.
En el kirchnerismo, sienten que le encontraron la vuelta al posicionamiento frente a Milei. No prenden consignas como “Cristina libre” o denuncias del tipo de “terrorismo de Estado de baja intensidad”. Se enrolan detrás de las causas que generan mayor empatía social y juntan volumen en las filas parlamentarias. Las espadas de Unión por la Patria se mueven al compás de la campaña.
Luego de haber conseguido dictamen el martes 8 por la situación del sistema pediátrico (es decir, por la crisis en el hospital Garrahan), en lugar de intentar motorizarlo en el recinto esta semana que culmina, eligieron sacar un pie del acelerador hasta agosto.
De facto, el Congreso entra en un período de receso. De esta manera, el bloque de Unión por la Patria, que últimamente lleva el pulso de los bloques opositores, prevé alinear los misiles para ser detonados estratégicamente de a uno en la previa a la elección bonaerense del 7 de septiembre.
- Los proyectos impulsados por los gobernadores sobre hacer coparticipables los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y cambiar el reparto de los fondos que se recaudan a través del impuesto a los combustibles líquidos.
- Impedir que el Poder Ejecutivo sostenga el veto a tres leyes que golpean el superávit fiscal (jubilaciones, moratoria previsional, incremento de prestaciones por discapacidad).
- La declaración de la emergencia del Garrahan.
En la Casa Rosada aseguran tener medido que la gente entiende el mensaje de Milei: “Es la casta actuando en contra del Gobierno”. Eso le indican sus focus groups y las encuestas “flash” que hacen a diario. En simultáneo, construyen el enemigo perfecto porque no alcanza con captar la bronca de la sociedad sino que también hay que guiarla hacia el villano ideal.

La Libertad Avanza es un movimiento atravesado por internas en curso cuyos reposicionamientos se concretan al calor de los acontecimientos. El último hito en la puja entre el ala del asesor presidencial Santiago Caputo y los Menem, ejecutores de Karina Milei, es por una preadjudicación del Banco Nación a la empresa Tech Security para prestar servicios por $3.933 millones. El presidente de la Cámara de Diputados cedió su participación en esa firma a su hermano Adrián, aún así desató un escándalo que va de sospechas de corrupción a conflictos de interés.
En el sector político de los Menem ven una “mano negra” detrás de las irregularidades que les atribuyen, lo mismo ocurre cuando estalla un affaire que salpica al grupo de Caputo. Nunca hubo una cercanía entre el asesor y “Lule”, ambos ostentan una personalidad radicalmente opuesta, pero aún en los peores momentos no se interrumpió la vinculación operativa entre ambos despachos. Por ejemplo, Tomás Vidal, de la consultora Move, encargado del enfoque de campaña en el interior, sigue yendo a la oficina del hombre de confianza de Karina para enlazar el formato de marketing con lo que se va cociendo en el territorio.
Lo llamativo del tiroteo de Las Fuerzas del Cielo hacia sus rivales internos, como por el armado en la provincia de Buenos Aires, es que hacen una disociación que no es tal: los Menem son Karina. Cuando se los bombardea, no hay forma de que no se lea como un cuestionamiento a la hermana presidencial.

En medio de las intrigas, el Gobierno retomó conversaciones para evitar una catástrofe en el Congreso. Hay varios interlocutores tirando líneas con gobernadores y legisladores. Caputo, que hace trascender que se ha replegado, sondea a través de “emisarios blue” que dicen actuar en su nombre. A los “radicales peluca”, por caso, les deslizaron que harían una propuesta “superadora” respecto del tema discapacidad tras el veto.
Promesas van y vienen, aunque el meollo es que hay un historial de incumplimientos a aliados circunstanciales que torna poco creíble la palabra oficial. Los libertarios llegan muy desgastados en la negociación pero cuentan con un activo que hacen valer: la perspectiva electoral de LLA, el único sello nacional –con representación única y en los 24 distritos- que competirá en octubre. El resto de las fuerzas, incluida el kirchnerismo/peronismo, va a ir fragmentado y sin capilaridad a nivel país.
La estrategia política y comunicacional de la gestión de Milei no se parece a la de Mauricio Macri, aunque la creciente división interna sobre un “acuerdo de gobernabilidad” es una especie de revival de lo que transitó Cambiemos. Allá por 2017, había una posición “dialoguista” representada por Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, que pretendían extender los confines de la alianza a un sector del PJ, y otra más “purista”, encabezada por Marcos Peña y Elisa Carrió, que planteaban que cuántas más sillas pusieran alrededor de la mesa, más se deformaría su plan e identidad. Si bien hubo aproximaciones, nunca se avanzó en un “gran pacto”, aunque no debieran buscarse allí las razones del final fallido de la coalición.
La nominación de Miguel Pichetto como compañero de fórmula en junio de 2019 fue una venia tardía hacia sectores de PJ. Peña, en desacuerdo, se sintió afuera desde esa decisión, aunque se quedó en el cargo casi en forma testimonial hasta el final del mandato. En el Gobierno de Milei, en la línea de los “acuerdistas” están el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y Santiago Caputo. Si se avanza en sentido contrario en esa y otras posiciones contrapuestas, habrá que ver hasta donde llega el retroceso de ese sector o la permanencia dentro del elenco oficial.
La necesidad de aliados es más imperiosa en la administración libertaria, la más débil en términos de estructura legislativa y territorial desde 1983. Pese a los cuestionamientos, se ejecuta la decisión de priorizar una confección de listas con incondicionales y de color violeta. Karina Milei se volcó hacia la hipótesis de los Menem: construir lo propio aunque eso genere rispidez parlamentaria hasta diciembre porque permitiría sostener lo que viene a futuro sobre bases más sólidas.

Hacia octubre trabajan con la premisa de que la marca LLA mide de piso 30 puntos en las provincias, y que eso se vería potenciado en campaña con la figura de Milei. Es otro partido, distinto al que se disputa en las elecciones locales, cuando los gobernadores pesan.
Quedan dos elecciones provinciales apartadas del calendario nacional: Corrientes (31 de agosto) y Buenos Aires (7 de septiembre). En la primera, se espera un triunfo del radicalismo de la mano del gobernador Gustavo Valdés, molesto con LLA por cómo se abortó la posibilidad de una alianza; y en la segunda, la que supo ser la madre de todas las batallas, el escenario es bastante incierto por lo inédito del proceso.
Hay cuatro provincias que van a las urnas el mismo 26 de octubre, cuando se eligen cargos legislativos nacionales: Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja y Mendoza. En este último caso, todo indica que Alfredo Cornejo cerrará filas con los libertarios empujado por la alta imagen de Milei en el distrito.
Ya se votó en ocho provincias en 2025. LLA ganó solamente en dos. El resultado más contundente fue en Capital, donde compitió con el sello propio y dejó al PRO knock out en el tercer puesto del distrito donde gobierna. El otro logro se debió a una sociedad con el radicalismo encabezado por el gobernador Claudio Zdero, situación que hace imposible medir cuánto aportó LLA en esa canasta.
En el resto, tuvo altibajos, con segundos y terceros puestos. Es obvio que si uno ve la cosecha de bancas obtenidas en cada lugar es superior a la existente, puesto que casi arranca desde cero. Le fue mejor en ciertos centros urbanos (Salta, San Salvador de Jujuy, Posadas, Rosario).
Hay un interés estratégico en las ocho provincias que eligen senadores: Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Capital. Los libertarios esperan una muy buena performance, con posibilidad de imponerse en al menos 5.
El politólogo Pablo Salinas hizo una simulación electoral de reparto de bancas en base a la proyección de resultados electorales de 2023 en sus tres escenarios (primarias, generales, balotaje). Aún con una elección arrolladora, el Gobierno sigue obligado a negociar para aprobar o bloquear leyes. LLA será el partido que más crecerá (cuenta con apenas 6 senadores y 39 diputados, y pone muy poco en juego), y el resto de los bloques sufrirá bajas. Le dará aire para no estar a tiro de un eventual juicio político y para sostener los futuros vetos cuyo piso es un tercio del total del cuerpo.
El panorama en el Senado se volvió problemático. Allí es histórico el dominio del peronismo, aunque LLA había superado escollos para aprobar, por ejemplo, la ley bases. Los problemas arrancaron cuando el oficialismo perdió el voto de un peronista aliado: Edgardo Kueider, pescado in fraganti en diciembre pasado cruzando a Paraguay con más de 200 mil dólares sin declarar, fue reemplazado luego de su expulsión por la camporista Stefanía Cora.
Eso complicó la ya caótica coordinación política oficial debido a que varios funcionarios negocian a la vez (sin ninguno que lidere), la vicepresidenta Victoria Villarruel no cuenta (ni contará) como propia, y el bloque oficialista ha demostrado escasa capacidad. En lo que va del año parlamentario, se aprobaron en el Senado tres leyes. Todas en contra del Gobierno. Y, para peor, fue rechazada la propuesta del Presidente para designar a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como jueces de la Corte.
Para clarificar lo hostil que se volvió en los últimos meses el Senado, alcanza con analizar las estadísticas de 2024: entonces se aprobaron 48 iniciativas, 31 de ellas tuvieron como origen el Poder Ejecutivo. La parálisis actual es inédita (podría compararse a la época de pandemia). Hubo cinco sesiones entre marzo y julio, de las cuales una fue la presentación informativa del jefe de Gabinete, en la que se sintió ofendido y se retiró. Otra fue un homenaje al Papa Francisco tras su muerte. El resto fueron todas negativas para la Casa Rosada: rechazo de los pliegos judiciales (3 de abril), escandalosa derrota por el proyecto de Ficha Limpia (7 de mayo), y proyectos con impacto en el equilibrio fiscal (10 de julio).
Es decir: el Senado abre sus puertas por el forcejeo de la oposición, incluso en un límite vidrioso desde el punto de vista reglamentario, para meter goles en contra del Gobierno.

El trabajo en las comisiones es paupérrimo. El oficialismo intentó blindar especialmente dos (Presupuesto y Hacienda, y Trabajo y Previsión Social) con el objetivo de que no avancen propuestas que vayan a contramano del programa económico. Apenas se reunieron este año dos y una vez, respectivamente.
Esto, para ser rigurosos, no pasa solo con las comisiones que lidera LLA y sus aliados, sino que la mayoría se mantiene sin actividad. Excepto la de Asuntos Constitucionales (se juntaron 4 veces, vinculados a temas de la Corte), y las de Justicia y Seguridad interior y Narcotráfico (hicieron, por ejemplo, plenarios por el denominado “alerta Sofía”), el resto de las comisiones unicamerales casi no se movió hasta mitad de año, según datos oficiales del Senado. La agenda reuniones fue la siguiente:
- Banca de la Mujer: 1 reunión
- Acuerdos: 2
- Agricultura, ganadería y pesca: 2
- Ambiente y Desarrollo Sustentable: 2
- Asuntos Administrativos y Municipales: 1
- Ciencia y Tecnología: 3
- Coparticipación Federal de Impuestos: 1
- Defensa Nacional: 2
- Deporte: 1
- Derechos y Garantías: 0
- Economías Regionales, Economía Social, Micro, Pequeña y Mediana Empresa: 1
- Educación y Cultura: 2
- Economía Nacional e Inversión: 1
- Industria y Comercio: 1
- Infraestructura, Vivienda y Transporte: 0
- Legislación general: 1
- Minería, Energía y Combustibles: 3
- Población y Desarrollo Humano: 2
- Relaciones Exteriores y Culto: 1
- Salud: 3
- Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión: 1
- Turismo: 1
En muchos casos, la única reunión registrada fue para designar autoridades, ni siquiera fue por un tema de debate. La estructura asignada para esas tareas ha tenido un semestre apacible.
De acá a diciembre, el único asunto que podría ser de atractivo para el Gobierno es la sanción del Presupuesto 2026, aunque no se descarta una nueva prórroga. Sería otro récord: por tercera vez consecutiva no se aprobaría la “ley de leyes”, lo que no necesariamente termina perjudicando a la Casa Rosada porque le da margen de discrecionalidad en el manejo de las partidas.
Es probable que el Senado sea un páramo. El único enigma allí es cómo procederá Villarruel, resuelta a dejar el perfil bajo. Después de contestar los dichos de “traidora” por parte del Presidente, no se alejó de la polémica. Ella misma llamó al gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, para asistir a la Fiesta del Poncho. Subió a sus redes material con tono de campaña, mostrándose sonriente entre la gente y repartiendo besos a niños.
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