El crimen organizado en plena mutación: es hora de la Ley del Enemigo Extranjero

En 2024, más del 40% de las detenciones por narcotráfico en la Ciudad de Buenos Aires involucraron a personas extranjeras. En Rosario, la mitad de los sicarios detenidos este año no son argentinos

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Quien venga a delinquir, debe
Quien venga a delinquir, debe irse eyectado, con sello de capturado y fichado (Imagen ilustrativa Colprensa)

El mundo criminal está mutando constantemente. Ellos, a diferencia de nosotros, no tienen burocracia, no necesitan esperar una orden, un expediente o una firma. Se organizan, se financian, se expanden. Y nosotros, los que estamos del lado del bien, cargamos con estructuras lentas, procesos que demoran, códigos que fueron pensados para otra época. Eso tiene que cambiar. Nosotros tenemos que ser más pícaros, más astutos, más audaces y más disruptivos. Y lo digo sin rodeos: así como bajamos la inflación, ahora vamos a exterminar la inseguridad.

Durante años, el kirchnerismo desmanteló la frontera, debilitó el sistema migratorio y convirtió a la Argentina en un colador. Fueron cómplices de las mafias. Dejaron entrar narcos, redes de trata, sicarios y bandas extranjeras que hoy operan con total impunidad en nuestro territorio. No se trata solo de Rosario o la triple frontera: esto ya está en todos los pueblos del país. Fabelizaron la Argentina. Hoy pagamos las consecuencias de ese modelo: un país desbordado por el delito importado.

Y no lo digo por prejuicio, lo digo con datos. En 2024, más del 40% de las detenciones por narcotráfico en la Ciudad de Buenos Aires involucraron a personas extranjeras. En Rosario, la mitad de los sicarios detenidos este año no son argentinos. ¿Vamos a seguir mirando para otro lado?

Por eso impulsamos la Ley del Enemigo Extranjero. Porque estamos en un momento límite. Y porque la Argentina, con todo su potencial, su geografía, su gente trabajadora y su infraestructura, es un imán para el crimen organizado regional. Somos el sueño de los narcos colombianos, de los traficantes peruanos, de los sicarios paraguayos. Y no lo vamos a permitir más.

La ley propone siete medidas claras y directas:

  1. Deportación inmediata de extranjeros con antecedentes penales o situación migratoria irregular.
  2. Inadmisión automática para reincidentes y prófugos.
  3. Colaboración obligatoria de fuerzas provinciales y municipales con Migraciones y Policía Federal.
  4. Contrainteligencia civil: capacitación a vecinos para detectar y denunciar actividad sospechosa.
  5. Allanamiento con orden policial, sin necesidad de intervención judicial previa.
  6. Captura preventiva por 15 días, sin orden judicial, en casos de alta peligrosidad.
  7. Análisis social primario: verificación de redes personales mediante inspección visual del celular.

Basta de garantismo ingenuo. Basta de ser el plan B de los criminales que expulsan de sus países. Si sos inmigrante y venís a trabajar con contrato en mano o a invertir, sos bienvenido. Pero si venís a delinquir, te vas a ir eyectado, con sello de capturado y fichado. No vamos a pedir permiso para defender a los argentinos.

Este es un antes y un después. Se terminó la Argentina sin frontera ni justicia. La etapa del descontrol ha terminado. Como hicimos con la inflación, vamos por la inseguridad y no vamos a pedir permiso. Porque sin seguridad no hay libertad, y sin libertad no hay República.