
La Argentina protagoniza un cambio económico con impacto en distintos sectores productivos. El programa macroeconómico se consolida y el acuerdo con el FMI traza una hoja de ruta con reformas estructurales para apuntalarlo: impositiva, laboral y previsional.
La Ley de Bases, el régimen impositivo para grandes inversiones (RIGI), y ahora el libre acceso al mercado cambiario -que incluye la posibilidad de giro de utilidades para empresas a partir de este año- convergen en señales destinadas a intensificar el proceso inversor en energía.
El rumbo quedó explícito en el artículo 102 de la Ley de Bases, que reforma el artículo 3 de la ley de hidrocarburos 17.319: constituye objetivo principal de la política energética nacional “maximizar la renta petrolera”. Esto implica el desarrollo intensivo de los recursos con inversiones privadas en un mercado doméstico internacionalizado que busca consolidar un perfil exportador.
Precios externos y costos internos
Definido el rumbo, el primer hito para internalizar el cambio es asumir, de una vez por todas, que Argentina es tomadora de precios del mercado internacional.
Si los precios de referencia son volátiles, existen mecanismos de mercado para atenuar la fluctuación. Ya no resulta posible sostener el divorcio tradicional entre precios internos del petróleo y los internacionales para atender objetivos de política de corto plazo.

Como exportadores tomadores de precios, será necesario adaptar las prioridades domésticas a los vaivenes de la economía mundial -incluidas las contingencias geopolíticas- que influyen en la demanda de energía, así como a las tendencias de la transición energética, que son irreversibles por fundamentos tecnológicos y económicos.
Este proceso abarca la tendencia a reducir la intensidad energética (más producto, menos energía por unidad), la sustitución del carbón por gas natural, la irrupción de energías renovables como la eólica y la solar, la mayor electrificación de la matriz de consumo final, la incorporación de redes inteligentes y la preferencia de consumidores por productos con menor huella de carbono.
La evolución del precio internacional del petróleo Brent o la referencia Henry Hub en gas condicionan el desarrollo de Vaca Muerta, pero hay otros factores que inciden en la rentabilidad
La evolución del precio internacional del petróleo Brent o la referencia Henry Hub en gas condicionan el desarrollo de Vaca Muerta; sin embargo, el costo argentino, la tasa de riesgo país, la eficiencia tecnológica y los ajustes de costos internos -impositivos, laborales, logísticos y de servicios- pueden reducir los umbrales de rentabilidad (break even) que aseguran la viabilidad y sustentabilidad de los proyectos.

Conviene tener claras y transparentar las políticas que puedan modificar los costos internos e incidir en la decisión de inversión. Esto resulta aún más relevante dada la actual volatilidad del contexto global.
La micro y macroeconomía energética
El cambio en el sector debe alinearse con la transformación macroeconómica. Si antes la energía era una traba -por los déficits energéticos que afectaban las cuentas públicas y externas-, ahora puede ser parte de la solución, generando superávit en la balanza comercial y permitiendo la reducción de subsidios.

No resulta razonable pensar en enclaves extractivos energéticos en un contexto de bajo dinamismo económico y concentración de privilegios. El desarrollo intensivo de la energía, tanto para el mercado interno como externo, debe ser parte de una estrategia de crecimiento que beneficie a consumidores y empresas argentinos.
Por eso, es crucial para el sector garantizar estabilidad macroeconómica sostenida, una tasa de riesgo país alineada a la región, acceso a mercados de capitales y de divisas, y reformas transversales (eliminación de retenciones e impuestos distorsivos, modernización laboral, competencia en insumos).

Desde una perspectiva geopolítica, el proceso debe incluir un capítulo regional. Existen intercambios de gas y electricidad con los países vecinos, que aumentarán y se afianzarán, pero aún carecen de continuidad.
Para avanzar en una articulación más sólida, se necesita profundizar la convergencia regulatoria regional y mejorar las interconexiones que favorecen la solidez de los sistemas y las oportunidades de negocio.
Se necesita profundizar la convergencia regulatoria regional y mejorar las interconexiones que favorecen la solidez de los sistemas y las oportunidades de negocio
Los mercados energéticos regionales refuerzan la seguridad energética y promueven la integración económica. Como bloque, la región puede ofrecer al mundo garantía energética y alimentaria.
Oportunidades en el nuevo rumbo
Aunque la inversión será privada, los gobiernos nacionales y provinciales deben promover y facilitar oportunidades para el capital nacional e internacional.
El sector petrolero avanza rápidamente en el desarrollo de Vaca Muerta, con el objetivo de duplicar la producción hacia comienzos de la próxima década.

En la cadena de valor del gas, será fundamental seguir desarrollando la demanda para viabilizar nuevas inversiones logísticas. En el ámbito interno, resta recomponer señales de precios al segmento residencial (focalizando subsidios en la demanda) y recrear la institucionalidad para los segmentos regulados de transporte y distribución.
El objetivo es lograr la operación de un mercado en competencia, con un precio mayorista único.
El objetivo en gas es lograr la operación de un mercado en competencia, con un precio mayorista único
Hay experiencias recientes de inversiones en plantas de gas para generar electricidad destinada a proyectos de minería de criptomonedas y, potencialmente, centros de datos de inteligencia artificial.

Se perfilan nuevos proyectos petroquímicos que demandan gas y están en evaluación. Mientras tanto, a medida que se terminan obras pendientes de infraestructura, debe dimensionarse la oportunidad de vender gas en el mercado regional (Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay) y en el internacional, mediante proyectos de GNL con distintos consorcios (Pan American-Golar, YPF/Shell, YPF/ENI).
Las reservas existen; la industria debe buscar compradores externos mientras se opta por plantas de licuefacción flotante, que permiten flexibilidad mientras crecen las compras, en vez de infraestructura en tierra.
La industria del gas debe buscar compradores externos mientras se opta por plantas de licuefacción flotante
Dentro de las oportunidades del sector, destacan las energías alternativas. NASA anunció la orientación del desarrollo nuclear hacia la producción de pequeños reactores (SMR), a partir de la construcción de un parque inicial de cuatro reactores modulares en reemplazo del proyecto Atucha III.

Existe un campo de crecimiento para los biocombustibles, especialmente con la demanda de la aviación comercial en Europa, que comienza con un corte obligatoria del 2% de biocombustibles en el jet fuel y que tendrá aumentos progresivos en los próximos años.
Brasil apuesta al hidrógeno verde para descarbonizar su industria del acero, mientras que los vientos de la Patagonia ofrecen ventajas para la producción de hidrógeno y su transformación en amoníaco, dirigido a nuevas demandas regionales e internacionales.
La “sequía eléctrica” de corto plazo
La explicación de este cambio energético resulta abstracta para el ciudadano común si, aún con anuncios de inversiones y reformas, sufre cortes de electricidad en medio de olas de calor. La descapitalización del sector eléctrico a causa del uso de tarifas políticas, subsidios mal diseñados y regulaciones ad hoc, afectó la institucionalidad y la calidad del servicio.
Faltan inversiones en generación, transporte y distribución con incidencia directa en la calidad del suministro
Faltan inversiones en generación, transporte y distribución con incidencia directa en la calidad del suministro. Los apagones recientes en el AMBA y otras regiones mostraron la vulnerabilidad del sistema.
Se están procesando licitaciones de concesiones hidroeléctricas vencidas y existen obras necesarias en generación y transporte que deberían estar en marcha, como la ampliación del anillo Ezeiza-Rodríguez Abastos o el almacenamiento de 500 MW en el AMBA.

Estas obras son clave para incrementar el suministro en zonas de alta demanda, pero no estarán listas hasta al menos 2027. Es probable que, si el verano próximo es exigente, reaparezcan los cortes.
La economía crecerá este año entre 5% y 6%, lo que incrementará la demanda, pero el sistema eléctrico presentará restricciones similares a las del verano anterior.

La infraestructura no se puede reponer de inmediato, por lo que debe considerarse un plan de contingencia para paliar la situación hasta que esas obras finalicen. El gobierno, mediante el DNU 370/2025, prorrogó la emergencia energética -en los segmentos de generación, transporte y distribución eléctrica, y de gas natural- hasta el 9 de julio de 2026.
Consideraciones finales
El sector energético da pasos para superar la descapitalización y avanzar, con inversiones relevantes, hacia el desarrollo de su potencial.
Surgen oportunidades para asociaciones tecnológicas que permitan transformar el país en un polo de desarrollo de inteligencia artificial y en la producción de hidrógeno verde
El petróleo y el gas de Vaca Muerta, la riqueza en energías renovables y la reorientación de la capacidad nuclear, junto con el avance en bioenergía, configuran una transformación estructural con crecientes excedentes exportables para mercados regionales e internacionales.
Además, surgen oportunidades para asociaciones tecnológicas que permitan transformar el país en un polo de desarrollo de inteligencia artificial y en la producción de hidrógeno verde.
Quedan restricciones internas por superar, especialmente en el sector eléctrico, pero si el país sostiene el nuevo rumbo, el horizonte energético traerá buenas noticias para el desarrollo.
El autor es Exsecretario de Energía, ex presidente de YPF
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