Por Diego González, Founder & General Partner de Alina VC

En redes sociales abundan las imágenes de emprendedores sonrientes, trabajando desde la playa con una notebook y un café de especialidad. Historias inspiradoras, frases motivacionales y un estilo de vida “libre” que parece prometer la fórmula perfecta: independencia, pasión y éxito. Pero la realidad es mucho menos “instagrameable”.
Una encuesta que realizamos desde Alina VC a más de 200 emprendedores de Latam, mostró que el 67% tiene problemas con su pareja o se divorcia durante el proceso de emprender, además de sufrir síntomas como ansiedad, estrés, falta de sueño y ataques de pánico.
Al emprender, la mayor parte del tiempo no se la pasa del todo bien. Una buena metáfora para entenderlo es la del deporte de alto rendimiento. El emprendedor es como un atleta olímpico: lo que se ve —la competencia, la medalla, la foto triunfal— representa un 5% del tiempo. El otro 95% es entrenamiento invisible: madrugar, repetir, fallar, corregir, cuidar cada detalle. El día a día de un emprendedor se parece más a ese backstage extenuante que al glamour del podio.
Al emprender, la mayor parte del tiempo no se la pasa del todo bien. Una buena metáfora para entenderlo es la del deporte de alto rendimiento
Y como en el deporte, no todos llegan a la cima. No solo por falta de talento, sino porque el desgaste es real. El “fracaso” es parte del proceso, pero rara vez se muestra en los posteos.
De hecho, el fracaso es el principal temor que tienen los emprendedores, seguido por la inestabilidad financiera, la incertidumbre, el rechazo y el tomar decisiones equivocadas, como lo muestra la encuesta que realizamos.
Emprender no es simplemente tener una idea brillante. Es convertir esa idea en un producto o servicio viable, hacerlo rentable, escalable y sostenerlo en el tiempo. Es lidiar con pagos atrasados, con proveedores que no responden, con clientes que se caen a último momento. Es aprender contabilidad, marketing, liderazgo, ventas, derecho … todo a la vez y con recursos limitados.
Emprender no es para todos. Detrás de cada historia hay horas, años, decisiones difíciles y noches sin dormi
Muchos ejecutivos del ámbito corporativo se ríen al ver que los emprendedores se ponen el título de CEO (por su sigla en inglés, Chief Executive Officer). Pues bien, ser CEO de una startup es ser Chief Everything Officer.
¿Entonces por qué lo hacen? ¿Qué empuja a tantos hombres y mujeres a emprender a pesar de todo? La respuesta es casi obvia: el propósito o la necesidad. Porque para el emprendedor, su proyecto no es solo un negocio. Es su causa. Es su forma de intentar cambiar las cosas o de cambiar su realidad, de aportar algo nuevo, de dejar una marca. Emprender es un acto de fe, una convicción íntima que se sostiene incluso cuando todo lo demás se desmorona.
Emprender no es para todos. Detrás de cada historia hay horas, años, decisiones difíciles y noches sin dormir. Y si bien el sueño de construir algo propio sigue siendo poderoso, es importante entender el costo de hacerlo realidad.
Por eso, si estás pensando en emprender, hacelo con los ojos bien abiertos. Con pasión, sí, pero también con planificación, resiliencia y paciencia. Con la conciencia de que estás corriendo una maratón, no una carrera de 100 metros.
El autor es Founder & General Partner de Alina VC
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