
En la Argentina de hoy, 1 de cada 10 niñas y niños de entre 5 y 15 años realiza al menos una actividad productiva. Entre quienes tienen entre 13 y 17 años, la cifra asciende al 23 por ciento, de acuerdo con los últimos datos oficiales disponibles. Estas cifras no pueden dejarnos indiferentes.
El trabajo infantil impide que niñas, niños y adolescentes se desarrollen en entornos seguros y protegidos. Los priva de derechos fundamentales como el juego, la educación y la salud.
Detrás de estas estadísticas hay historias concretas de vulnerabilidad, especialmente en contextos de pobreza y desigualdad, tanto en zonas urbanas como rurales. Pero esta situación no es una consecuencia inevitable. Es el resultado de un déficit estructural en el mundo del trabajo que puede y debe ser transformado.
La OIT promueve un abordaje integral para la erradicación del trabajo infantil: promover el trabajo decente para las personas adultas, fortalecer las políticas públicas de educación y cuidados y consolidar espacios de diálogo social entre gobiernos, empleadores y sindicatos. Solo así podremos garantizar ingresos dignos para las familias y preservar los derechos de niñas, niños y adolescentes.
En el plano global, el panorama también es alarmante. Según el último informe conjunto de la OIT y UNICEF, aún hay casi 138 millones de niños y niñas en situación de trabajo infantil en todo el mundo. Más de la mitad realizan trabajos peligrosos. En América Latina y el Caribe, el número es de 7,3 millones. Aunque se logró una leve disminución desde la última medición, debemos reconocer que no se cumplió con la meta trazada a nivel global de eliminar todas las formas de trabajo infantil para el año 2025. Por esto, hacemos un llamado urgente a redoblar los esfuerzos.
El 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, renovamos este compromiso con una campaña que convoca a todos los sectores a sumarse activamente. Bajo el lema “Por un futuro sin trabajo infantil. Redoblemos los esfuerzos para proteger a las infancias”, lanzamos una propuesta que busca sensibilizar, visibilizar y movilizar.
Como parte de esta campaña, diez artistas de distintos puntos del país crearon ilustraciones originales que integran una muestra disponible para ser difundida por aliados del sector público, empleador y sindical. Además, desarrollamos materiales informativos y audiovisuales que ayudan a comprender la magnitud del problema y su cercanía, incluso en entornos donde suele naturalizarse.
En la OIT creemos que cada actor social tiene un rol fundamental. Gobiernos, empleadores, organizaciones sindicales, sociedad civil y ciudadanía, pueden y deben actuar en función de sus responsabilidades y capacidades. Porque un país que protege a sus infancias, es un país que invierte en su futuro.
Hoy, más que nunca, es tiempo de transformar el compromiso en acción. Trabajemos juntos, desde el diálogo, la evidencia y las políticas públicas, para construir una Argentina más justa, equitativa y solidaria. Una Argentina sin trabajo infantil.
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