Argentina y la minería: una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar

Si el país logra consolidar su rumbo económico y político, el capital canadiense —y el interés global— puede actuar como un catalizador para transformar al país en un actor clave de la minería mundial

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El crecimiento de sectores como
El crecimiento de sectores como la minería y la energía plantea nuevos desafíos para el comercio exterior y la logística en Argentina

Hace unas semanas, The Northern Miner, el periódico especializado en minería más influyente de Canadá —y, por extensión, posiblemente del mundo—, dedicó su portada a un titular tan inesperado como alentador: “Argentina, un país atractivo para inversiones mineras”. No se trata de una frase menor. Viniendo del principal actor global en la industria minera, este tipo de reconocimiento tiene un peso estratégico fundamental, especialmente en estas épocas de turbulencias geopolíticas crecientes.

Canadá no solo lidera en términos de producción minera; también es uno de los mayores fabricantes de bienes de capital para esta industria, que luego exporta —en buena parte— a Estados Unidos, además de gestionar muchos proyectos de capitales canadienses en el gran país del norte. Con las recientes tensiones comerciales y la posibilidad de aranceles del 25% sobre estos productos canadienses, la nación del norte estaría buscando diversificar sus destinos de inversión como forma de diversificar el riesgo, toda vez que su vecino inmediato del sur pareciera tener una conducta errática e impredecible de la mano de su actual líder, tal cual lo definiera algún participante de la última reunión del Canadian Council of the Americas.

Y, por primera vez en mucho tiempo, Argentina aparece en el radar como una alternativa viable y atractiva.

No es difícil entender por qué. En el contexto de una macroeconomía que comienza a estabilizarse, un sistema de blindaje a inversiones de importancia bajo el modelo del RIGI, un gobierno que impulsa la integración con el mundo y un sector minero que cuenta con recursos naturales de altísimo valor, nuestro país se presenta como una joya en bruto lista para ser desarrollada. Lógicamente, se trata de una visión preliminar y habrá que ver como evoluciona la macroeconomía y la política nacional en sus varios frentes. Sin embargo, algo juega muy a factor de Argentina, y ese factor gira alrededor del hecho que Canadá vive sus actuales relaciones con los EEUU como una verdadera catástrofe mientras que, en Argentina, podríamos decir que es algo de casi todos los días o de cierta habitualidad.

Nuestro país se presenta como una joya en bruto lista para ser desarrollada

Pero las cifras aún muestran una brecha enorme. Mientras Chile exportó el año pasado 56.000 millones de dólares en productos mineros, Argentina apenas alcanzó los 4.600 millones. Y esto con una cordillera compartida y un potencial geológico muy similar. Es más, mientras que en Chile la cordillera cae hacia el Pacífico con una pendiente considerable, lo cual les brinda una interesante batimetría natural a sus terminales portuarias, del lado argentino la montaña cae con menor inclinación o más gentilmente sobre el territorio, lo cual significa una menor profundidad de perforación a la hora de explorar. Una de cal y otra de arena, ¿verdad? La diferencia es abismal, pero también lo es la oportunidad.

Podemos citar el ejemplo del litio y su rápido crecimiento y aún mejor futuro en Argentina, en donde al presente contamos con 6 proyectos en producción y, por lo tanto, exportación, 5 en construcción, 4 en factibilidad, 3 en prefactibilidad, 3 completando el PEA (Preliminary Economic Assessment), y 26 proyectos en distintos niveles de exploración y de potencial capitalización. Por el lado del cobre podemos mencionar 1 en operación, 1 en construcción, 3 en factibilidad, 2 en prefactibilidad, 1 en el PEA y 16 en exploración avanzada.

De aquí a 2030 son las mismas mineras de litio y cobre que estiman que 8 proyectos de cobre entrarán en operación, y 15 proyectos de litio completarán su construcción o serán expandidas sus escalas, siendo los tiempos estimados de construcción de 3 años para un proyecto de cobre y 2 años para uno de litio. Lógicamente, no se están considerando otros metales como el oro, plata, o minerales raros como el uranio, que bien podría jugar un papel crítico conforme avance el plan nuclear argentino con la construcción de los reactores SMR (Small Modular Reactors).

En el nuevo mapa de inversiones, podríamos ser de los grandes beneficiados, en la medida que sepamos cómo pilotear la tormenta del exceso de oferta de commodities y su baja de precios

Sin embargo, existen escollos muy importantes a superar en todo lo relativo a infraestructura de abastecimiento y operación. FFCC, red vial, vías fluviales, tecnologías de recepción y transferencia, operación de bitrenes, centros de distribución, terminales marítimas y fluviales, y estaciones de carga aérea representan hoy día un sustancial sobrecosto que no hace más que inflar el OPEX de cualquier proyecto. Sin embargo, no es menos importante destacar que la demanda por servicios de infraestructura supera holgadamente la oferta, la cual, si combinamos con la estabilidad macro y el esquema del RIGI, bien puede dar lugar a la inversión directa de jugadores u operadores externos, o bien a las mismas mineras que decidan integrar verticalmente parte de estos servicios, al ser los mismos simplemente de alto valor estratégico en un mercado que amenaza con implosionar al estilo Vaca Muerta. Ya existen proyectos que dan señales precisas en esa dirección.

Si Argentina logra consolidar su rumbo económico y político, el capital canadiense —y el interés global— puede actuar como un catalizador para transformar al país en un actor clave de la minería mundial. Además, en este escenario, la preocupación por los aranceles a nuestras exportaciones se diluye: no estamos entre los perjudicados, sino todo lo contrario.

En el nuevo mapa de inversiones, podríamos ser de los grandes beneficiados, en la medida que sepamos cómo pilotear la tormenta del exceso de oferta de commodities y su baja de precios.

Pero como toda tormenta, es cuestión de tiempo que vaya amainando. O acaso de nada sirve estar alineado con los EEUU en casi todos los frentes. El tiempo dirá.

La pregunta ya no es si podemos, sino si vamos a estar a la altura de este momento. Porque oportunidades como esta no aparecen todos los días. Y en la minería, como en la historia, los que llegan a tiempo son los que se llevan el oro.

Director de Programas en Comercio Internacional y Economías Regionales de la Universidad Austral.