
El sector inmobiliario parece estar experimentando una reactivación, debido a varios factores estructurales y coyunturales que configuran un panorama positivo para el país. Tras años difíciles, las señales apuntan a una tendencia alcista que promete beneficiar tanto a los desarrolladores inmobiliarios, como a quienes aspiran a tener su primera vivienda.
En los últimos meses, se vio un incremento constante en la cantidad de escrituras en la Ciudad de Buenos Aires y en el país. De acuerdo a las estadísticas de Reporte Inmobiliario, en diciembre de 2024 se registró una suba de 68,1% respecto del año anterior, y el monto total de las transacciones realizadas ascendió un 250,8% con 819.375 millones de pesos. Uno de los principales motores de esta recuperación fueron los créditos hipotecarios que les permitieron a muchas personas acceder a la vivienda propia. Este acceso al financiamiento, sumado a un escenario de inflación elevada en dólares, hizo que muchas personas se volcaran a invertir en bienes raíces como una forma de proteger su dinero y resguardar su poder adquisitivo ante una devaluación.
Asimismo, la derogación de la ley de alquileres impactó positivamente en el mercado. La flexibilización de las regulaciones y el incremento de los alquileres en dólares mejoraron la rentabilidad, lo que incentivó tanto a los inversores como a los propietarios a mantener sus propiedades en el mercado. Al mismo tiempo, esta revalorización provocó una nueva percepción sobre los precios de las propiedades, lo que impulsó aún más la demanda y el precio de los inmuebles.
La flexibilización de las regulaciones y el incremento de los alquileres en dólares mejoraron la rentabilidad
Otro factor relevante es el aumento significativo en los costos de construcción, que ha generado un ajuste en los precios de venta. El costo del m2 pasó de valer 750 dólares en 2022 a 1.500 dólares en la actualidad, es decir, se duplicó debido a la alta inflación en pesos y un tipo de cambio estable. Como consecuencia, los desarrolladores inmobiliarios se vieron obligados a ajustar los precios de las unidades a la venta.
Sin embargo, lo que verdaderamente se destaca en este panorama es el potencial que el mercado inmobiliario tiene para activar la economía en general. El crédito hipotecario, por ejemplo, no solo impulsa la demanda de viviendas, sino que también genera un efecto multiplicador en la economía: cada crédito hipotecario no solo facilita la compra de una propiedad, sino que activa una cadena de ventas que involucra a varios actores, desde el vendedor original hasta el nuevo propietario. Este círculo virtuoso tiene el poder de revitalizar sectores conexos y contribuir a un crecimiento sostenido.
En este contexto, las perspectivas del futuro inmediato son muy alentadoras. La economía argentina está mostrando señales de reactivación, con una mejora en los indicadores clave: el superávit fiscal, una inflación más contenida y una mayor estabilidad política. Esto, combinado con la creciente demanda de propiedades y el interés por nuevos proyectos, augura un crecimiento continuado en el sector inmobiliario. El 2025, lejos de ser un año de incertidumbre, se presenta como una oportunidad para el crecimiento y la consolidación.
Otro factor relevante es el aumento significativo en los costos de construcción, que ha generado un ajuste en los precios de venta
No podemos pasar por alto que el contexto político también juega un papel fundamental. El posible acuerdo con el FMI, junto con la estabilidad financiera del país, podría generar un clima de confianza que incentive aún más la inversión en el sector inmobiliario. Argentina, con su gran cantidad de dólares en efectivo en circulación, parece estar preparada para enfrentar estos desafíos de manera efectiva.
En definitiva, el mercado inmobiliario argentino está experimentando una etapa de reactivación sostenida, impulsada por una serie de factores que incluyen el crédito hipotecario, el aumento de los alquileres, la revalorización de los inmuebles y la estabilidad económica y política del país. Si bien siempre existen riesgos inherentes a cualquier sector, las condiciones actuales parecen favorables para un crecimiento sostenido en el 2025. El futuro del real estate en Argentina parece prometedor, con la oportunidad de convertirse en un verdadero motor de la economía nacional.
El autor es socio y director financiero de Estudio Kohon
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