
El anuncio de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA, ex AFIP) sobre la reducción de la tasa de interés de financiación para los planes de facilidades de pago al 4% mensual genera múltiples interpretaciones.
Desde una perspectiva macroeconómica, el alineamiento con la tasa de interés resarcitoria fijada por ARCA parece una medida coherente para evitar distorsiones y brindar previsibilidad a los contribuyentes. Sin embargo, la centralización de la fijación de tasas abre un interrogante: ¿se trata de un beneficio real o de un reordenamiento estratégico de la carga fiscal?
Para dimensionar el impacto de la reducción, es clave compararla con la inflación. Según los datos oficiales, la suba del Índice de Precios al Consumidor fue en el primer trimestre de 2025 de 8,6%, a un ritmo de menos de 3% acumulativo mensual, y por tanto muy inferior a la tasa de interés de 4% mensual que rige para los planes de facilidades de pago.
La tasa de interés real resulta de la diferencia entre la tasa nominal mensual y la de variación del Índice de Precios al Consumidor
Para ello, es necesario comprender que la tasa real resulta de la diferencia entre la tasa nominal (en este caso, el 4% mensual) y la inflación.
- Si la tasa nominal es superior, la tasa real es positiva. Por ejemplo, si la tasa de interés es del 8% mensual y la inflación es del 6%, la tasa real será del 2% (8% - 6%). Esto significa que financiarse con el fisco es más caro que la inflación, ya que el interés aplicado a la deuda crece más rápido que la pérdida de valor del dinero. En este escenario, los contribuyentes prefieren saldar sus deudas cuanto antes para evitar costos financieros elevados.
- Si la tasa nominal es inferior, la tasa real es negativa. Por ejemplo, con la tasa actual del 4% mensual y una inflación del 7%, la tasa real será negativa en 3 puntos porcentuales (4% - 7%). En este caso, financiarse con el fisco resulta conveniente, porque el interés aplicado a la deuda es menor que la pérdida de poder adquisitivo del dinero. Esto incentiva a los contribuyentes a optar por planes de pago en lugar de cancelar sus deudas de inmediato.

Ahora bien, si la inflación desciende o el Estado enfrenta restricciones de financiamiento y decide aumentar nuevamente las tasas de interés en los planes de facilidades de pago, podrían darse varios escenarios con impacto directo en los contribuyentes y en la recaudación fiscal:
- Aumento del costo financiero para los contribuyentes. Si la tasa del 4% mensual se incrementa para compensar una menor inflación o una mayor necesidad de financiamiento por parte del Estado, los contribuyentes que ingresen a planes de pago futuros enfrentarán un costo más alto para regularizar sus deudas. Esto podría desalentar el uso de estos mecanismos y aumentar la morosidad. Por ejemplo, si la tasa de interés sube del 4% al 7% mensual, la carga financiera sobre una deuda de $1.000.000 en un plan de 12 meses pasaría de $600.000 a $1.060.000 en intereses, prácticamente duplicando el costo del financiamiento.
- Pérdida de confianza y aceleración de pagos anticipados. Si los contribuyentes perciben que el Gobierno puede modificar las tasas de manera circunstancial, podría generarse incertidumbre. Empresas y personas con deudas en planes de pago podrían optar por cancelar anticipadamente sus obligaciones antes de que la tasa aumente. En el corto plazo, esto favorecería la recaudación, pero a futuro podría reducir la adhesión a nuevos programas de regularización.
- Menor incentivo para financiarse con el fisco y mayor presión sobre el crédito privado. Actualmente, con una tasa del 4% mensual (aproximadamente 60% anual), el financiamiento con el fisco resulta más barato que con el sistema financiero. No obstante, si las tasas aumentan, los contribuyentes podrían recurrir a bancos u otras entidades privadas que, en un contexto de menor inflación, podrían ofrecer costos de financiamiento similares o incluso inferiores. Esto trasladaría la presión a otros sectores del mercado financiero.
- Impacto en la recaudación fiscal. Un aumento en las tasas podría tener un efecto negativo en la recaudación si los planes de pago dejan de ser atractivos. En ese caso, la ARCA podría enfrentar mayores niveles de morosidad y menor adhesión a regularizaciones voluntarias. Además, si las tasas aumentan mientras la inflación se mantiene contenida, el cumplimiento fiscal podría verse afectado, lo que impactaría en el flujo de ingresos públicos.
Tipos de intereses aplicados
Es importante recordar que el fisco maneja tres tipos de intereses:
- Resarcitorios: se aplican en casos de mora en el pago de una deuda.
- Punitorios: corresponden a intereses adicionales que se generan desde el inicio de un juicio de ejecución fiscal.
- A favor del contribuyente: son los que el fisco paga en casos de demoras en devoluciones, compensaciones y reintegros impositivos.
A diferencia de estos últimos, los resarcitorios y punitorios deben ser abonados por los contribuyentes.
A modo de cierre, la reducción de intereses en los planes de pago es una decisión que puede aliviar la carga financiera de los contribuyentes en un contexto inflacionario, pero su impacto dependerá de la evolución de los precios y de la política fiscal futura.
Si la medida no se acompaña de incentivos para el cumplimiento voluntario, podría terminar funcionando más como una herramienta de recaudación coyuntural que como una solución estructural para la carga impositiva en Argentina.
La autora es Contadora Pública, especializada en tributación y docente UB
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