Javier Milei modificó la postura de Argentina frente a la guerra en Ucrania. En la votación de la ONU, el país decidió no condenar la invasión rusa, alineándose con la posición de Donald Trump. Es un giro llamativo porque hasta hace poco Milei respaldaba a Zelensky de manera explícita. Hubo encuentros, fotos y declaraciones públicas de apoyo. Argentina parecía ser un aliado firme de Ucrania. ¿Por qué este cambio? ¿Responde a una necesidad económica, a un alineamiento ideológico o a una estrategia geopolítica en constante ajuste? No hay una respuesta única, pero lo que queda claro es que no es la primera vez que Milei toma una decisión distinta a la que había expresado previamente.
El pragmatismo como herramienta política
El riesgo de la imprevisibilidad
¿Pragmatismo o construcción de futuro?
Milei ha logrado, con su plan, ordenar el presente económico del país. Pero el futuro no se construye solo con pragmatismo. Se necesita una visión clara de hacia dónde se quiere ir y con qué aliados contar. Hoy, el desafío no es solo sostener su programa económico, sino demostrar que Argentina es un actor confiable en el mundo. Porque si el pragmatismo se convierte en imprevisibilidad, puede dejar de ser una ventaja táctica y volverse un problema estructural.*El autor es el CEO del Grupo Taquion
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