
El océano nos provee de la mitad del oxígeno que respiramos, es el principal regulador del clima planetario, provee de alimento y sustento a millones de personas, es el principal medio de transporte de alimento y bienes, nos provee de medicinas, y genera ingresos millonarios por turismo.
Una de las principales actividades que se realizan en el Mar Argentino es la pesca, aunque se trata de una actividad que explota recursos comunes —es decir, de todos los argentinos—, siempre ha sido extremadamente difícil, cuando no imposible, acceder a información clara y precisa sobre la actividad pesquera para quienes no forman parte de este sector.
En este mismo instante, unas 220 embarcaciones se encuentran pescando dentro de la Zona Económica Exclusiva de Argentina. Todas son de pabellón nacional, aunque algunas pertenecen a empresas familiares locales y otras a capitales extranjeros. Muchas veces, algunas suelen incumplir con las regulaciones, y, de forma recurrente, infringen las normas de conservación. Tan solo una de cada cinco lleva un observador o inspector a bordo para reportar con exactitud lo que ocurre a millas de la costa.
¿Quiénes explotan los recursos del Mar Argentino? ¿Cuántas embarcaciones operan? ¿Qué especies pescan? ¿Cómo lo hacen? ¿Lo hacen de manera sostenible? ¿Cuántas veces han infringido las normativas?
Lo que sucede en el mar depende principalmente de los informes de los armadores, lo que se publica desde la administración pública y las negociaciones entre ambos sectores.
La actividad pesquera genera anualmente casi 2 mil millones de dólares, emplea directamente a 40 mil personas y tiene un gran potencial de crecimiento, especialmente si se aumenta el valor agregado y se diversifican las especies objetivo. Sin embargo, todo esto será inviable sin una protección efectiva del medio ambiente marino.
Hoy, Brasil, Uruguay, Chile y Perú cuentan con registros públicos on line de las embarcaciones pesqueras con permiso para operar en aguas de sus jurisdicciones. La Argentina aún no cuenta con algo tan básico como un registro público on line de embarcaciones pesqueras, mucho menos con los detalles de las mismas.
Una de las razones por las que la actividad es muchas veces opaca para la sociedad es por lo complejo, y a veces imposible acceso a información pública, clara y deductible sobre sus reglas, sus actores, el desempeño de las embarcaciones y su impacto. A su vez, esto deriva en que los actores principales se sientan muy cómodos, casi siempre bajo la superficie.
Por ello creemos que un paso fundamental para la publicidad de esta actividad que tiene un impacto sobre un área de 2.800.000 millones de km2, similar a la superficie terrestre continental del país, es conocer quiénes la explotan, bajo qué normas, y de qué manera a través de un registro público de embarcaciones.
Es claro que la Argentina necesita dar mayor transparencia a la actividad pesquera. Las normas propias de la pesca, las leyes ambientales que la regulan, los acuerdos internacionales ratificados por el país y la propia Constitución Nacional lo requieren.Si avanzamos en la transparencia de un sector tan importante desde el punto de vista ambiental, social y económico, todos los actores se verán beneficiados, cuánto más claras sean las aguas mejor será la pesca y más cuidado el ecosistema marino.
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