
El libro de pases de la política borró del escenario al transparente mundo del fútbol. El senador apresado en Paraguay dejó al desnudo que quienes vinieron a combatir la corrupción sabían manejarla con certeza intentando denunciar a los aficionados. Un legislador de origen radical propuso votar el Presupuesto 2025 a libro cerrado. El oportunismo se impone y se expande a cerebro cerrado. O a dignidad ausente, o a carencia de ideas. El señor juez Lijo, propuesto por los actuales adecentadores para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dejó archivar una causa de la diputada Carrió que nos hubiera permitido sumar un argumento importante a la defensa del robo de YPF.
Entre tanto, el discurso en el Foro Económico Internacional de Davos del presidente Milei no solo fue un papelón, una vergüenza, sino además un grave error político, al instalar al gobierno en un lugar distinto del que gestó su nacimiento, el del antikirchnerismo.
Los grandes grupos económicos prometen ganancias que no se miden en inversiones sobre el trabajo y la producción. La dialéctica es clara, la concentración económica se lanza a la conquista final de una sociedad ayer integrada y hoy, empobrecida sin límites. No es casual que según la visión de la historia de quienes nos gobiernan hayamos sido ricos hace cien años, tiempo donde los grandes ricos se imponían a las miserias del resto de la sociedad.
Asusta e indigna la falta de ideas de la oposición frente a la pobreza y demencia del oficialismo. Solo esta situación permite a la masa de encuestadores seguir midiendo adhesiones que dejan sin sentido o sin costo las agresiones del Gobierno a los jubilados, a los universitarios, a los asalariados, a los científicos, a los artistas, y ahora, faltaba este retroceso irracional que en nombre del liberalismo condena la libre elección sexual de los ciudadanos con calumnias y generalizaciones indecibles. Deben volver a ocultarse mientras las mujeres pueden ser asesinadas sin que ese delito lleve el nombre y la condena establecidos por una ley que la Ministra de Seguridad votó en su momento. Pocas expresiones del autoritarismo se hubieran atrevido a tanto.
El pesimismo se impone entre aquellos que sentimos una mezcla de vergüenza y asombro frente a la desmesura y mediocridad del señor presidente. La falta de esperanza suele fundarse en la inexistencia de la oposición. Está claro que el actual gobierno no va a recibir el fruto electoral que le prometen los alterados datos de las encuestas. Se trata de una elección en la que la dispersión del voto va a debilitar a todas las fuerzas políticas, pero ya es hora de que entre ellas incluyamos a este patético oficialismo.
El sueño de la baja de impuestos, que solo beneficia a los poderosos y a los inversores, engendra una estabilidad de la moneda que además de no tener rebote, intenta acostumbrar a los humildes a asumir su empobrecimiento como definitivo. Los que compran en los países vecinos, sumados a quienes importan bienes sin cargo, que hasta el momento nosotros producimos, definen un futuro cuyo dato relevante es la desaparición de la clase media. El endeudamiento sigue siendo una necesidad frente a esa absurda mentira de que solo el Estado es una carga molesta para los habitantes. Las rentas de los inversores hace tiempo que derrotan por mucho a los esfuerzos de los productores. Pocas cosas definen más una decadencia que la imposición de la renta sobre el esfuerzo.
Estamos viviendo el momento más álgido de nuestra democracia, aquel donde la mayoría siente que la coherencia y el voto han perdido sentido. No hay partidos políticos: peronistas, radicales y conservadores -liberales parece ya no haber, todos se han pasado a las filas de un conservadurismo ultramontano y los que aún no, se guardan muy bien de alzar su voz en nombre de la libertad para condenar aberraciones anti democráticas y anti republicanas, naturalmente me refiero a los tristes restos del PRO- se arrastran con sus fracturas y traiciones en abundancia.
Finalmente, mientras el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, primera potencia del mundo, elige el proteccionismo, nuestro grotesco presidente Milei dice admirar e imitar sus gestos, destruyendo el Estado y la capacidad productiva que nuestra sociedad supo sostener.
No habrá alternativas políticas, pero estamos frente al inicio de un tiempo de conflictividad que irá dañando y debilitando a este absurdo gobierno fascista. Y lo denomino así sin simplificaciones ni facilismo, se define sólo por sus metodologías persecutorias, falaces, injuriosas, amenazantes. Por ahora, es desde la palabra; confiemos en que estos energúmenos sepan mantenerse en el espacio de lo verbal.
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