
En estos días muchos jóvenes están pensando su nueva carrera profesional. Generalmente son momentos de mucha inseguridad e incertidumbre. Lo cierto es que deberán elegir “para siempre” lo que les proporcionará el medio de vida.
Hasta hace unos años, cuando se hablaba de vocación, refería al vocablo que proviene de vocatio, onis que significa invitar, llamar, convocar, y remitía a una ‘voz interior’ y revelaba cuál era la misión de cada uno en la vida. Se entendía como un llamado de Dios y hacía referencia a esos dones que éste le daba a cada hombre para desempeñar un papel en la creación divina. Esta es una vieja concepción que debe cambiarse por la idea de elección profesional, como la posibilidad de tomar una decisión donde intervienen factores que, a veces, cada uno conoce y, otras no: cierta idealización de alguien en determinada función, la historia personal, el placer por determinada actividad o el deseo, consciente o inconsciente, hacen que cada sujeto elija uno u otra carrera para su futuro.
Algunos podrán tener muy claro, de antemano, la elección de su carrera; otros, deberán conocer y/ o recorrer las instituciones para hacer efectiva dicha elección y, otros, por último, podrán pedir ayuda profesional a psicólogos que trabajen en el tema para encontrar su lugar en el mundo. Pero es muy importante que pueda elegir libremente; para ello, la escuela debería fomentar el desarrollo de todas las inteligencias para que desde muy pequeños vayan eligiendo qué desean para su vida futura en función de sus capacidades, sus gustos y sus preferencias.
Es necesario que los adolescentes puedan tomarse el tiempo para buscar información no sólo de la carrera, sino de las características del campo laboral porque no es lo mismo estudiar una disciplina que trabajar en el marco de esa profesión.
Lamentablemente, a veces, los adultos, sin querer, obligan a sus hijos a decidir precipitadamente la carrera, otras, a través del “hacé la tuya”, creen que los dejan elegir libremente. Los padres deben acompañar, a sabiendas que la elección es del joven, sin influir y sin proyectar los deseos propios en los de los hijos. A su vez, entender que equivocarse hoy puede ser un acierto en el futuro. Y, por último, comprender los cambios del mercado laboral, tan disímiles a otros tiempos.
Más allá del tiempo que cada uno necesite para la elección, lo importante será convertirla en el proyecto de vida, que no solo implica retribución económica, sino como una actividad creativa y recreativa que se hace con otros en pos de mejorar la sociedad.
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