
La medida comunicada este fin de semana, que será implementada en las próximas horas, consiste en una combinación de emisión de Letras del Tesoro y la política de emisión cero por parte del BCRA por todo concepto, señalando una profundización del rumbo de la política económica del país.
Frente al aumento de la brecha cambiaria y del riesgo país, Luis “Toto” Caputo ha decidido que el Tesoro emitirá Letras para absorber progresivamente los pesos excedentes del mercado a medida que cae la base monetaria en términos reales, reduciendo así la liquidez y la capacidad de los especuladores de influir en el tipo de cambio.
Paralelamente, ha anunciado la política de emisión cero, declarando que el Gobierno no emitirá más pesos por déficit fiscal, dado que tiene superávit financiero.
Tampoco emitirá para pagar los intereses de la deuda remunerada del Banco Central, que está siendo transferida al Tesoro (donde debió estar siempre), y tampoco emitirá para comprar dólares. En su lugar, los dólares del superávit comercial que se adquieran en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC, engañoso nombre del dólar oficial) serán retirados a través de la operatoria bursátil de contado con liquidación, una maniobra que permite al Gobierno capturar la diferencia cambiaria y podría tender a reducir la brecha entre el dólar oficial y el dólar contado con liquidación.
Esta estrategia no solo busca estabilizar el tipo de cambio y convencer a los exportadores de que la estrategia cambiaria sigue firme, sino también generar confianza en la moneda local.
Por otro lado, el ministro muestra total confianza en que el superávit fiscal será suficiente para cubrir los intereses de la deuda, incluso aquella que ha sido transferida del Banco Central al Tesoro Nacional en los últimos días. Esta estricta política fiscal sería crucial para restaurar la confianza en el peso, lo que debería tender a incrementar la demanda de dinero.
El mensaje es claro
El Gobierno está comprometido a mantener una política monetaria rigurosa y a reducir la volatilidad cambiaria.
La intención es doble: por un lado, disuadir la especulación que ha afectado el tipo de cambio y, por otro, fortalecer gradualmente las reservas internacionales de manera sostenible. Esta estrategia, si se ejecuta con éxito, podría ser un paso fundamental para recuperar la confianza en la economía argentina y estabilizar el mercado financiero.

La apuesta de Caputo tiene sus riesgos, porque la última reducción de las tasas de interés por parte del Banco Central que preside Santiago Bausili cayó a un terreno negativo en términos reales, hasta que la inflación se estabilice en un nivel más cercano al 2% mensual.
Además, todavía no ha resuelto el problema de los puts que poseen los bancos, que les permiten vender instantáneamente parte de sus tenencias de bonos al Central (por unos $15 billones, pero tiene potenciales beneficios a largo plazo que podrían marcar el inicio de una nueva era de estabilidad y crecimiento económico en Argentina.
El costo de esta política de transición, lejana a la libertad de mercados, es que probablemente continuará apreciándose el peso y la Argentina quedará cara en dólares, lo que dificultará aún más la reactivación de la economía. Queda por ver si logran convencer a los técnicos del FMI para que extiendan un programa que brinde mayor tranquilidad a los inversores en bonos.
Reforma estructural
La apuesta de reactivación queda en dos pilares: la reducción de impuestos a medida que el superávit fiscal sea más holgado, empezando por la reducción del Impuesto PAIS a partir de septiembre y, en las reformas estructurales de las manos del nuevo ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y sus más de 3.000 medidas que, una vez implementadas, colocarán a la Argentina entre los países más libres del mundo.
Promete continuar reduciendo el empleo público y la burocracia estatal, desregulaciones y privatizaciones. Un buen ejemplo es la desregulación del mercado aéreo comercial, que permitirá inaugurar nuevas rutas y nuevos negocios, brindando mejores servicios a los ciudadanos y reduciendo el costo del transporte de larga distancia interno, promoviendo además el turismo.

Mi optimismo se centra, sobre todo, en los argentinos que están soportando el ajuste y que mantienen su confianza en el Presidente porque saben que la tarea es ciclópea, que la herencia recibida fue terrible y que el rumbo al que aspira Javier Milei es la libertad, lo que nos llevará a la paz y a la prosperidad.
El sendero o las tácticas elegidas para llegar al destino pueden encontrar escollos y tropezones, pero el norte es definitivamente el correcto.
El autor es Director General de la Fundación Libertad y Progreso
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