
La renta fija pesos de corto plazo gana protagonismo de la mano de una coyuntura que empuja su atractivo (y/o en su defecto, lo hace perder a otros segmentos). De hecho, un cepo que mantiene los pesos encerrados en el sistema financiero, y la combinación de baja de tasas de interés, mayor estabilidad del tipo de cambio y normalización de la curva de deuda en pesos, impulsan una rotación de los Money Market (“MM”) y Dólar Link hacia estrategias que permiten mejorar la ecuación riesgo-retorno.
En especial, los MM que acumulan más de 58% de la industria, entendemos que irán derramando cada vez más pesos hacia los T+1. Sin ir más lejos, la decisión de bajar las tasas de interés de referencia por parte del BCRA tuvo -y tendrá- su lógico impacto en los rendimientos sobre la liquidez. Así las TNAs de referencia que habían caído del 87%/88% en febrero al 71%/72% en marzo, pronuncian su baja hasta el 60% en la actualidad. Entendiendo que, de seguro, ese no es su piso tras la decisión de la última semana.
No obstante, la caída en las tasas de interés nominales anual ofrecidas en los MM en combinación con una mayor estabilidad económica-financiera, impulsa el apetito por otras estrategias. En particular, los fondos de renta fija de corto plazo.
De tal modo, el segmento de los T+1, pasó de un flujo negativo en febrero, a recibir suscripciones netas a razón de $8.600 millones diarios en marzo, y acelerarse a unos $15.000 millones por día en lo que va de abril. Una tendencia que los lleva a acumular un patrimonio de unos $2.3 billones, y representar un 7% del market share de la industria. Detrás de los MM que mantienen un 58% pero ya superando a los Dólar Link y CER que hoy ponderan en torno al 4,7% y 6%, respectivamente.
Universo determinado por su composición
La composición de la Renta Fija T+1, sin embargo, es hoy bastante diverso buscando captar los diferentes tipos de inversores. Por definición, y a diferencia de los T+0, estos fondos suman activos en pesos con riesgo de mercado público y/o privado a sus carteras. Generalmente, de corto plazo y con diferentes ajustes.
A su vez, suelen ser estrategias dinámicas, que se adaptan a los vaivenes del mercado. Esto último no sólo por una cuestión de expectativas, sino también de cantidad de opciones disponibles en el mercado y de su liquidez.

En este marco se debe analizar, por ejemplo, el mayor peso del riesgo público respecto a años atrás (65% de las carteras vs. 50% del 2022). Una foto que se modificó, producto de la extensión de vencimientos por parte del Tesoro, gracias al menor riesgo que se percibe hoy sobre este tipo de deuda.
Incluso dentro de los T+1 y el riesgo soberano, la composición es dinámica. Está fue virando hacia bonos CER y Duales, y menos letras indexadas. Mientras que la liquidez también va jugando un papel importante, al ser el factor de ajuste, según la coyuntura. De hecho, hoy es del 19% -donde la preponderancia de los plazos fijos subió del 4% al 7% de la actualidad-, cuando meses atrás llegó a ser casi del 40%.
Teniendo en cuenta esto, se pueden identificar dentro de este gran universo diferentes estrategias según los activos de la cartera. Entre ellos, T+1 que podemos calificar como CER, otros corporativos y aquellos que balancean entre ambos riesgos (y ajustes). También estrategias más dinámicas, que por ejemplo incluyen en determinada proporción Futuros, Sintéticos, Títulos Hard Dollar o instrumentos con vencimientos más largos. Composiciones que determinan, con lógica, distintas ecuaciones riesgo-rendimiento de cada una de estas estrategias. En otras palabras, Tires ofrecidas y volatilidad.
De esta manera, en lo que va de abril, los fondos de Renta Fija en pesos T+1 lograron avanzar 6,5% en promedio -aunque con una dispersión amplia entre estrategias que llega hasta los cinco puntos porcentuales-.
De hecho, los Dinámicos se destacan con una desempeño del 9% / 10%; los CER con 7% / 8% y los Balanceados como corporativos entre el 5-6%. Una tendencia que, no obstante, se revierte si lo que se mide es la volatilidad. En esa variable los corporativos son los más bajos, y los dinámicos los más altos.
En conclusión, -en base a la coyuntura- las estrategias de Renta Fija T+1 podrán ir ganando espacio en las carteras, como opción a la liquidez inmediata. Si bien su volatilidad se mantiene algo por arriba (unos 3 puntos porcentuales) y su liquidez es a 24 horas, reflejan una ecuación riesgo-retorno atractiva.
Las diferentes estrategias posibles dentro del segmento, incluso, permiten adaptarse para distintos perfiles de inversor. Siempre igualmente hay que considerar que son estrategias flexibles y dinámicas que se irán moviendo en función al mercado, el flujo recibido y las potenciales opciones.
La autora es analista senior de Fondos de PPI (Portfolio Personal Inversiones)
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