
La realidad que toca vivir, padecer y afrontar, como consecuencia de haber trastocado todas las reglas de conducta, quebrantando así todos los contratos consecuentemente violando las leyes, ciertamente pareciera que llega a su fin si se analiza con sensatez, equilibrio y frialdad el resultado de las elecciones de las PASO.
Esta nueva realidad de las urnas evidencia que la corriente del pensamiento y proceder de políticos, empresarios y sindicalistas enrolados en dogmas peronistas, kirchneristas y de la izquierda que durante muchas décadas sus voces extraviadas con peso político pregonaron y pregonan que el causante de todos los males del país:
“El mercado”. Las urnas dieron una respuesta contundente e indubitable que sus razonamientos y procederes son carentes de sustento válido, poniendo en evidencia que la ciudadanía comprendió que la libertad de los mercados será la que conducirá a la recuperación y ordenamiento de nuestro buen vivir.
Evidentemente muchos políticos, al igual que algunos periodistas y economistas, tienen un gran agujero negro en su conocimientos de los mercados y su funcionamiento, ya que atribuyen todos los males del país a grandes corporaciones de fondos de inversión, poderosos grupos económicos y/o a operadores bursátiles que especulan y manipulan a su voluntad e interés los precios. Que son egoístas, agiotistas con demoniacos intereses que destruyan la economía llevando a la miseria y pobreza a la clase trabajadora precipitándonos al caos social.
Estos conceptos impregnados de dogmas políticos sectarios, anacrónicos y falsos, desgraciadamente están profundamente arraigados en parte de la sociedad ¿Por qué? Debido a décadas de desculturización en cuanto a cómo son, quiénes lo integran y cómo funcionan los mercados de capitales. No tomaron nunca en cuenta que en los países desarrollados y líderes es donde son más activos.
Esos políticos, periodistas y economistas por necedad o interés atacan de manera irresponsable al más idóneo y efectivo de los medios que se dispone para salir de la crisis. No comprenden que en su esencia el mercado lo integramos todos, cada uno de los habitantes, ya que cada uno opera diariamente ejerciendo libremente actos de comercio (comprar - vender) y que el conjunto de estos actos conforma el mercado.
No obstante, ello, el Gobierno continúa con su actitud de confrontar con los mercados para controlar los precios, en particular el valor del dólar, causante, a su entender, de todos los males e infortunios, como si el mismo dependiera del arbitrio de grandes y poderosos especuladores. No advierten que el mercado lo conforman todos. Y prueba de ello es que diariamente se ve a las casas de cambio, los Bancos y a solitarios “arbolitos” que pululan en el centro atestados de ávidos compradores de dólares.
No comprenden que estos no son fríos y codiciosos especuladores sino simples ciudadanos temerosos de perder lo poco que les queda ya que advierten el desorden, corrupción e incapacidad que evidencia el gobierno administrando los dineros públicos.
Consecuentemente el sentido común y el instinto de preservación los lleva a buscar refugio. ¿Dónde? Adquiriendo activos de refugio y ¿Cuál es el activo de refugio de más fácil acceso, negociación, disponibilidad y traslado? El Dólar. Es decir, quieren hacer creer que con legiones de inspectores de la AFIP allanando supuestas cuevas, persiguiendo a arbolitos lograran evitar o limitar la venta de dólares y contener su valor. Un atentado a la razón.
Hace un año que el ministro de Economía Sergio Massa viene pulseando con los mercados y pierde, consecuentemente todos pierden, su errado derrotero y fallido proceder ahora como consecuencia del repudio a su gestión en las urnas precipitaron al mercado a una situación límite tal como se evidencia con el valor del dólar, los precios en las góndolas de los productos de primera necesidad.
Esto podría predecir una debacle o hiperinflación. Para evitar esto se deberá proceder con conocimiento, profesionalidad, firmeza y determinación, condiciones que carece el Gobierno. En definitiva, esto potencia la incertidumbre y el temor “la peor de las señales que se le pueden enviar a los mercados”.
Sintetizando: solamente la idoneidad, racionalidad, honestidad, respeto, firmeza, convicción y buena fe en los actos de gobierno serán las herramientas que deberán contar quienes en las próximas elecciones resulten ganadores, para así tranquilizar a los mercados (todos nosotros) y se evitarán estos repetidos actos de desbordes e histeria colectiva.
Únicamente de esta forma, siempre apegándose fielmente a la Constitución y la ley, se logrará el orden, el crecimiento y el bienestar que todos anhelamos.
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