
La tarea de preparar de la mejor manera una empresa para la transición, elevar su valor, encontrar el comprador adecuado y elegir el mejor momento es solo una parte del Exit Planning. La otra, en simultáneo, es preparar al dueño para afrontar el momento posterior, cuando esa empresa ya no sea suya y deba tomar un nuevo rumbo.
En Estados Unidos se preguntó a dueños que habían vendido sus empresas cómo se sentían luego de un año. Más del 75% de los consultados mostraba algún descontento respecto de la venta que habían concretado. Explorando un poco más sobre ese primer resultado, se descubrió que la gran diferencia entre los conformes y los disconformes era la falta de planificación de estos últimos para encarar otros proyectos.
Es decir, no habían pensado nada porque tenían la idea de tomarse un año sabático, jugar al golf, al tenis, hacer viajes y nada más. Y de acuerdo a estudios realizados, esto no produce satisfacción en la gran mayoría, sino todo lo contrario.
Por su parte, los que sí se mostraban satisfechos tenían todos sin excepción algún proyecto para continuar. Distinto tipo de proyectos, pero siempre en activo y pensando en el futuro. Para algunos ese futuro era formar una nueva empresa, un nuevo emprendimiento. Para otros, actividades filantrópicas. Hay diferentes caminos posibles, pero lo importante es tener algo para hacer.
Seguramente ese nuevo proyecto pueda ser más interesante que el anterior, o tal vez se corresponda mejor con la etapa de la vida que nos toca vivir. Sé por ejemplo de amigos que han dejado gran parte de la propiedad de sus empresas y hoy trabajan activamente en organizaciones sin fines de lucro.
Dentro del universo de dueños de empresas, muchos son fundadores y en general todos son emprendedores y luchadores. Es muy común encontrarnos con lo que denominamos emprendedor serial. Emprenden, salen casi siempre vendiendo y vuelven a emprender. Conozco muchos casos en Argentina, y conocí a otros en el viaje que realicé a Israel con Innovation Experience.

Seguramente todos conocemos a algún emprendedor serial. También empresarios y emprendedores muy exitosos, con empresas muy exitosas, incluso internacionales, regionales y locales que nos muestran numerosos ejemplos donde es posible tener un plan de transición. Venden una empresa y continúan con otra. Preparan la empresa, la siguen sus hijos y ellos se dedican a motorizar nuevos emprendimientos.
Entre los muchos ejemplos para exponer, algunos corresponden a empresas muy conocidas. Un caso típico es el de Elon Musk: comenzó con Zip2, luego X.com y Paypal. Nada más ni nada menos. Luego siguió con Space X, Tesla y varias más, siempre continuando con nuevos proyectos, todos de gran trascendencia.
Si buscamos en nuestros ámbitos, encontraremos varios casos. Quizás no tengan tanta repercusión, pero son importantes para cada dueño, para cada emprendedor que deja su legado, su huella. De ese modo, las empresas que fundan, desarrollan y hacen crecer luego los trascienden.
Muchos venden sus empresas a otras más grandes, que luego las continúan. Pero aquí el foco está puesto en ese primer dueño que se desprende de su negocio y en la importancia de que siga emprendiendo. Siempre destaco la conveniencia de tener un plan, un proyecto que nos permita estar activos.
Salvo excepciones, a quienes hemos estado al frente de empresas nos divierte emprender, construir, afrontar el día a día. Mi propuesta es que nos olvidemos del retiro y sigamos generando proyectos.
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