
Nada más lindo que la adrenalina de mirar un partido de la selección en familia o con amigos. La picada, la bebida, la parafernalia… todo listo para la fiesta que debería ser. La energía es única. Indescriptible. Como única es la decepción y frustración si el equipo pierde, como pasó esta semana.
Manejar esa montaña rusa de emociones puede ser muy difícil para un adulto… y ni hablar para los chicos.
¿Cómo ayudamos a los chicos a manejar la frustración que les genera ver perder a la Selección?
Te comparto algunas ideas:
- Una idea interesante es hablar acerca de qué significa ser un fan. La frustración o el enojo no pueden hacer desaparecer el amor y la lealtad que teníamos hace unos días por nuestro equipo. Un fan apoya en las buenas y en las malas. Hablar acerca de esta incondicionalidad es vital para poder equilibrar el enojo o la decepción que sienten los chicos.
- Cuando un equipo pierde, lo mejor es apagar el televisor cuando termina el partido. Seguir escuchando a los comentaristas no hace más que profundizar la decepción y la frustración. Idealmente, invitemos a los chicos a hacer algo para que se distraigan: ir a tomar un helado, ver una película, o hacer cualquier cosa que les saque de la cabeza el partido.
- El ejercicio en estos casos puede ser un gran aliado que genera resultados casi inmediatos. La dopamina, asociada con el placer, las endorfinas, que nos hacen sentir bien, y la serotonina, relacionada con la estabilidad de nuestro estado anímico, son químicos felices que nos ayudan a mitigar la bronca y el enojo.
- Debemos aprender a separar el resultado de la persona. Cada jugador es responsable de su esfuerzo, no del resultado. Esta lección aplica también cuando los chicos hacen un deporte o tienen un examen. Ellos deben saber que son responsables de dar todo de sí; el resultado es una combinación de muchos factores, que no siempre están a nuestro alcance.
- Cuidado con nuestras expresiones o demostraciones. Somos influencers de nuestros hijos y ellos aprenden viéndonos a nosotros. Si en el medio de la bronca por una derrota, golpeamos la mesa, ¿cómo les decimos que dar un portazo porque están enojados no es una conducta aceptable en casa?
- Ver qué pasa en el próximo partido es clave para aprender a ser resilientes. Si Argentina gana, y ojalá que así sea, será una gran lección para aprender cómo a veces en la vida se gana, y otras se aprende. Levantarse fortalecido ante un obstáculo o desafío es un aprendizaje muy importante para los chicos.
- No nos olvidemos de que cuando estamos enojados, entramos muy fácilmente en un espiral negativo de pensamientos. Pero, ¿qué hay de las victorias? Podemos recordar logros pasados de nuestro equipo para poder salir de este espiral.
- No nos olvidemos de que siempre hay un nuevo partido, y eventualmente un nuevo campeonato. Permitirles ilusionarse y tener esperanza es enseñarles a enfocarse en lo positivo y no en lo negativo. Alentarlos a elegir con qué pensamiento quedarse es ayudarlos a desarrollar una personalidad optimista.
- Debemos enseñarles que una cosa es la pasión, pero otra el fanatismo desenfrenado. Sentirnos mal cuando pierde nuestro equipo es una señal de que la selección nos importa, y eso es genial. Pero muchos chicos después de la derrota ante Arabia Saudita querían romper la hoja de ese equipo en los álbumes de figuritas como muestra de su enojo. Debemos enseñarles a los chicos a manejar el enojo y no permitir que el enojo los maneje a ellos.
- Y por último, y aunque esto nos cueste hasta a los adultos, debemos enseñarles a los chicos a ver las cosas en perspectiva. Aunque el fútbol despierte pasiones, y más aún la selección nacional, esto no deja de ser un partido y no puede llevarse puesto a los chicos. Darles herramientas para manejar sus emociones les va a servir esta semana, durante el mundial, y durante toda su vida.
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