
Los colores del semáforo son una señal muy gráfica que permite detectar en que estado están las principales variables económicas relevantes para la Argentina.
Y como siempre, conviene empezar por mirar el vaso medio lleno, la luz verde. Acá se destaca como un buen dato que se haya cumplido la meta fiscal del tercer trimestre y la recaudación siga creciendo en términos reales.
Mientras que si nos vamos al amarillo podemos resaltar algunos indicadores no tan claros…La dinámica reciente del Contado Con Liquidación (CCL), por ejemplo, es una; también lo es la intervención del BCRA en la curva de deuda soberana en pesos y la evolución del stock de colocaciones de pesos a plazo fijo.
De hecho, fueron las altas tasas nominales tentaron a los ahorristas a optar por inversiones en pesos, preferentemente en el sistema financiero. Así los Plazos Fijos, si bien vienen creciendo en términos reales desde principio de año, lo hacen más marcadamente desde que se subieron las tasas con la llegada de Sergio Massa a Economía.
En concreto, el stock de depósitos creció 6,6% real entre agosto y noviembre, ubicándose en máximos históricos. Y podemos decir que esta inversión en pesos, como tantas veces en la historia, es lo que sustenta la fuerte caída del dólar, más que fundamentos macro más sólidos.
Por su parte, el rojo esta delineado por las ventas del BCRA en el MULC, nuevos ajustes del “Cepo” y tipos de cambios diferenciales, y la liquidación del agro. También Podemos mencionar las expectativas de inflación, y la deuda remunerada y emisión por déficit cuasifiscal.
El Banco Central retomó la posición vendedora en el mercado de cambios que había tenido en julio y agosto. En este marco, los mayores controles sobre la demanda, a lo sumo pueden determinar el ritmo al que se irán perdiendo las reservas acumuladas durante septiembre.

A la vez, vale mencionar que la irrupción de la sequía está jugándole una mala pasada a la estrategia oficial de acumular reservas en divisas. La cosecha fina, usualmente concebida como un “puente” que permite atravesar el verano y llegar a la cosecha gruesa, prácticamente desapareció. Se escuchan, en este sentido, rumores de diferente tipo y tenor. En otras palabras, ¿un nuevo dólar soja?
Incluso podemos acá atar el comportamiento de la deuda remunerada. La absorción de base monetaria con deuda remunerada empujó la relación entre ambos al valor récord de 206% en octubre.
La emisión por venir de un nuevo dólar “soja”, más la de futuros rescates de la deuda en pesos, será reabsorbida con pasivos remunerados. Indefectiblemente, la deuda seguirá creciendo tanto en términos reales como en porcentaje de la base monetaria para evitar una explosión inflacionaria.
En tanto, comienzan los planteos sobre la sostenibilidad del Sistema Financiero ante un sector público que desplazó al sector privado (crowding out). A octubre, la liquidez de las entidades financieras marcaba una exposición récord al Sector Público de 63%, repartida en 53% en deuda del BCRA y 10% en deuda del Tesoro.
En conclusión, la tasa de interés se volvió la piedra angular de la situación actual. Desde julio, Sergio Massa y Miguel Pesce aplicaron una fuerte suba de tasas coordinada entre el Tesoro y BCRA, que permitió contener un desborde inflacionario aún mayor. Esto redundó en una considerable mejora en los rendimientos de los depósitos del sistema financiero, que pasaron de extremadamente negativos a neutros y en un renacimiento del carry trade.
Sobre esta estrategia, y como ya se mencionó, se cimienta la fuerte baja de los dólares financieros en las semanas previas, más que en un giro de 180° de los fundamentos macro.
Los retornos acumulados en dólares de los últimos meses hacen pensar que la inversión podría estar llegando a su fin. En términos macro, el esquema sólo tiene chances de cerrar con tasas nominales de interés lo suficientemente altas hasta el fin de mandato.
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