
De acuerdo con la Dirección Nacional de Registros Nacionales de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios (DNRPA), el delito de robo y hurto de autos se redujo casi en un 50% durante el período de pandemia, pero con la vuelta a la normalidad se disparó hasta alcanzar valores prepandémicos. Entre ellos, se distinguen el delito de robo mediante el uso de inhibidores de señal tanto para el robo de mercadería en tránsito como para el de sustracción automotor. En el primer caso, que refiere a cargas transportadas tanto en corta como larga distancia, el delito mutó hacia el robo de última milla que se realiza a unidades de menor porte al momento de entregar la mercadería en destino. Por otro lado, en el caso del robo de autos, aumentó notablemente el hurto mediante el uso de equipos de inhibición.
Estos dispositivos producen una señal que interrumpe la comunicación de los pulsadores de alarmas, impidiendo su correcta activación y dejando el auto abierto para facilitar el hecho. Si bien ya existían casos con esta metodología, en el último tiempo aumentaron, y se suma una novedad: la modalidad Pandora.
De acuerdo a especialistas, Pandora es un dispositivo que opera de una forma diferente. A través de un software, se le cargan codificaciones electrónicas con las que pueden vulnerar a los vehículos sin llamar la atención y llevarse objetos que encuentren en el interior. Permite al delincuente abrir el vehículo y dejarlo como lo encontró, cerrado y con alarmas activadas. De esta manera, el conductor demora en notar que su auto fue vulnerado, y en algunos casos, puede producirse una desconfiguración de la computadora que impide ingresar o poner el vehículo en marcha.
Esta modalidad suele utilizarse en espacios con muchos autos como los estacionamientos de centros comerciales y supermercados, pero sobre todo en espacios muy concurridos donde la gente está apurada y comete descuidos. Hay muchas denuncias de robos en la puerta de colegios donde los delincuentes aprovechan las distracciones de los conductores al estacionar.
El uso de inhibidores no está permitido en nuestro país. En 2019 se firmó una resolución conjunta entre el Ente Nacional de Comunicaciones y el Ministerio de Seguridad que dispuso la prohibición del uso de todo dispositivos o sistema de radio que interrumpa o entorpezca la interconexión radioeléctrica entre dos o más estaciones. Además, existe un proyecto de ley impulsado por la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica (Casel), organizadora de la exposición Intersec Buenos Aires –la próxima tendrá lugar del 24 al 26 de agosto de 2022 en La Rural Predio Ferial de Buenos Aires–, que también contempla su prohibición. A pesar de la restricción existente, es sencillo acceder a estos dispositivos y su uso se mantiene en aumento.
Ante esta tendencia, lo que podemos hacer para protegernos es, en principio, verificar que las puertas estén cerradas al descender del vehículo, prestando atención a las señales sonoras y/o lumínicas que confirman el cierre. En caso de que el auto cuente con llave, elegirla para cerrar en lugar de hacerlo a distancia con el comando, especialmente en la vía pública y grandes playas de estacionamiento. Si contratamos un sistema de alarmas para el auto, elegir una empresa habilitada en la jurisdicción por la que solemos circular.
* El autor es Presidente de CASEL, organizadora de la exposición INTERSEC Buenos Aires.
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