
La pobreza se mantuvo en el orden del 40% de las personas en el segundo semestre del 2021. Un nivel alto para lo que venía siendo antes de la pandemia cuando la pobreza se ubicaba en el orden del 35%. ¿Qué es lo que hay detrás de esta persistencia de la pobreza?
Como si fuera una tijera, hay dos factores que se cruzan para actuar.
Por un lado, está la inflación, que hizo que la Canasta Básica Total (CBT) –línea de pobreza– comenzará el segundo semestre creciendo a razón del 50% anual y sobre el final del semestre bajó a 40% anual. Esto ayudó a atenuar en algo la pobreza, pero no fue suficiente.
Por el otro, está el mercado laboral. La pandemia le dio un golpe muy duro al empleo asalariado informal. Este es el tipo de empleo donde se desempeñan los adultos que sostienen económicamente a los hogares pobres o cerca de serlo. En el año 2019 eran casi 4,5 millones que cayeron a 2,5 millones con el confinamiento. Luego la recuperación fue lenta, tanto es así que, en el segundo semestre del 2021, todavía estaban algo por debajo de los 4,5 millones. Esto implica que hubo mucha gente que perdió el ingreso por pérdida de empleo y lo recuperó de a poco.

El otro es el salario informal. En el segundo semestre del 2021 vino creciendo a razón de 35% anual (por debajo de la CBT) y recién en diciembre empata con el 40% que creció en diciembre la CBT. Un empate tarde que se reflejó en mucha gente que no alcanzó a cubrir la CBT.
De esta forma, la inflación y un mercado laboral en el segmento informal débil, tanto por el lado del crecimiento del empleo como de las remuneraciones, hizo que la pobreza se mantuviera alta.
¿Qué se puede esperar para el 2022?
Por el lado de la inflación, la situación es muy preocupante. En los dos primeros meses del 2022, los precios de los alimentos crecieron a razón de 6% mensual. Esto es 100% anual. Para peor, en el Gran Buenos Aires – donde el Conurbano es el espacio de mayor concentración de pobreza con el 35% de los pobres urbanos de todo el país– los precios de los alimentos están creciendo por encima del promedio nacional, por lo que es dable esperar que la pobreza aumente.
Por el lado del mercado laboral, la pandemia cambió el patrón de los empleos. Muchos pequeños locales, que son los que producían el empleo asalariado informal, se mantienen cerrados y si bien algunos vuelven a recuperarse lo que se observa es que la demanda laboral en este segmento sigue siendo débil. Esto hará que mucha gente de bajos ingresos se pase al cuentapropismo –hacer algo por su cuenta para ir generando unos pesos– lo que significa que los ingresos seguirán flacos.
El 2022 no se perfila como un año promisorio en materia de reducción de la pobreza. Alta inflación más debilidad en el segmento informal del mercado laboral actúan como dos hojas de una tijera que va a cortar por lo más débil, que es, haciendo caer en la pobreza a más gente de bajos ingresos.
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