
Desde hace algunos años y cada vez más atravesadas por la transformación digital, las organizaciones han comenzado a repensar sus modelos de trabajo. Por otra parte, quienes nunca antes habían trabajado completamente de forma remota hoy se ven en la posición de descubrir cómo lograr el éxito desde una oficina improvisada en casa. Lo que llamamos el futuro del trabajo ha vuelto al centro de la escena, mientras que las compañías buscan apalancarse en sus culturas para salir de esta situación lo más airosas posible.
La cultura de una empresa es su personalidad, esa vibra que sienten las personas que trabajan en ella y la forma en que los demás la describen. Pero, ¿cómo está resistiendo la cultura la tormenta del COVID-19? La pandemia ha llegado a las organizaciones dejando un gran aprendizaje para las personas y también para las empresas. Por ejemplo, cuestionado la full presencialidad para apostar por un modelo híbrido donde pueda convivir lo mejor del trabajo remoto y lo mejor de la presencialidad, para alcanzar un equilibrio entre la vida profesional y personal. La flexibilidad es la clave del éxito de los nuevos modelos de trabajo.
Cuando se trata de la cultura de una empresa existen dos formas de accionar. La primera tiene que ver con una intención sobre cómo construirla, elaborando así un plan que siga paso a paso qué es lo que se quiere. Y una segunda, que permite que la cultura se desarrolle orgánicamente, lo cual a veces puede ayudar a generar un profundo sentido de pertenencia, y otras veces, si no se profundiza puede generar confusión y fricción entre empleados y empleadores.
El segundo enfoque parece ser algo más auténtico, una cocreación. Las organizaciones hoy tienen la necesidad de desarrollar y adoptar estrategias vinculadas a la comunicación, cercanía y bienestar de los colaboradores que deben ser pensadas en conjunto. Los talentos eligen, permanecen y arraigan si comulgan y empatizan con la cultura corporativa propuesta, la misma es garantía de engagement dentro de la organización.
También la tecnología puede ayudarnos a construir como compañía una cultura que nos identifique. Hay varias herramientas que permiten mejorar la experiencia de los colaboradores, su compromiso y la productividad de la compañía. Hablamos de repensar cómo la transformación digital viene a impactar en la cultura de las empresas, y cómo ese cambio en las personas y procesos se traducen en el negocio de la compañía.
Como líderes en esta nueva dimensión de mindset digital tenemos que abrazar la transformación, para así lograr disminuir las contradicciones que hoy vemos entre los propósitos de marcas y sus comunicaciones, con lo que luego hacen sus líderes. En este sentido, hay un concepto clave que debemos tener en cuenta cuando hablamos de cultura digital y de cambiar el mindset digital de los líderes: el Growth Mindset, una nueva corriente de liderazgo que nos permite abrazar el error, la incertidumbre y a no aferrarnos a procesos rígidos.
Siguiendo la línea de la transformación –ya no solo la digital– como punto de partida, podemos encontrar varios ejemplos de empresas grandes y no tanto, que han hecho de la voz del empleado un punto clave para impulsar el cambio. Y cuando hablamos de cambios e innovación, no hace falta pensar en multinacionales como Google o Facebook. En Argentina, una empresa familiar masiva de alimentos, les pagó la escuela a todos los empleados que quisieran terminar el secundario, con el fin de que puedan superarse como personas. Otra compañía más chica del mismo sector, tiene en su estructura un programa de formación profesional y becan a 100 alumnos de barrios vulnerables por año para tomar clases con profesores de la compañía. Por su parte, una pyme dedicada a la comercialización de té, contrata solo gente de residencia cercana a la compañía como apoyo a la comunidad, y lo que se ahorra de consumos de luz al año lo divide entre todos los empleados como bono, como parte de concientizar el uso eficiente de energía. Dos pequeñas acciones que promueven una cultura de sustentabilidad en la organización.
Sin dudas, vivimos en tiempos de incertidumbre. Pero para aquellas organizaciones que estén en la búsqueda, esa misma incertidumbre puede convertirse en un impulso para reconstruir o restaurar su cultura de manera que se acentúe el compromiso de los empleados en el momento que más se lo necesita y, al mismo tiempo, contribuir a un cambio colectivo en el mindset de cara al futuro del trabajo.
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