Los santos que se celebran este 4 de julio; vida y obra de Santa Isabel de Portugal

Desde pequeña Santa Isabel mostró una fuerte devoción por la religión y a lo largo de su vida se entregó a ayudar a los más necesitados

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Majestuosidad de santos católicos en
Majestuosidad de santos católicos en el arte barroco de vidrieras en catedrales. Todos los días hay una celebración onomástica. (Imagen ilustrativa Infobae)

Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.

Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.

Este es el santoral del viernes 4 de julio.

¿Quién fue Santa Isabel de Portugal?

Santa Isabel, reina de Portugal, admirable por su desvelo en con seguir que hiciesen las paces reyes enfrentados y por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de Santa Clara de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado y en este mismo monasterio murió, cuando se ocupaba en conseguir la reconciliación de un hijo y un nieto suyos enfrentados.

Santa Isabel nació en Aragón, España, en 1271, hija del rey Pedro III y nieta de Jaime el Conquistador. Llevó el nombre Isabel en homenaje a una tía abuela. Desde la infancia demostró inclinación religiosa y disciplina, enfocándose en la oración, la moderación y el desapego de bienes materiales.

Desde los 12 años fue esposa del rey Dionisio de Portugal, con quien afrontó un matrimonio difícil debido al comportamiento del monarca, violento y con infidelidades. Isabel educó tanto a los hijos legítimos como a los nacidos fuera del matrimonio y recurrió a la oración, el sacrificio y la bondad para sobrellevar la situación. Dedicaba sus jornadas a la religión, la asistencia social, la confección de ropa para necesitados y la visita a enfermos y ancianos.

Realizó construcciones benéficas como hospitales, escuelas y centros para personas vulnerables. Con frecuencia repartía limosnas; ante la sospecha y el enojo de su esposo, según la narración, el dinero que regalaba se transformó en rosas cuando él la obligó a mostrar lo que llevaba.

Santa Isabel desempeñó un papel activo en la reconciliación entre su esposo y su hijo Alfonso, evitando guerras mediante la intervención y el diálogo. Sus cartas reflejan una actitud decidida y conciliadora. En ellas, argumentaba en defensa de la paz, instando tanto al rey como al hijo a evitar la confrontación armada y buscar soluciones pacíficas.

Tras la muerte de su esposo, Isabel renunció a los bienes materiales, peregrinó a Santiago de Compostela y, al regresar, entró como terciaria al convento de las Clarisas. El resto de su vida lo pasó en oración y tareas religiosas. Siendo ya anciana ejerció un último esfuerzo por la paz, lo que le provocó la muerte tras un complicado viaje. Murió el 4 de julio de 1336 en el convento de las Clarisas de Coimbra, donde su sepulcro se asocia a hechos milagrosos.

Quiénes son los santos que se celebran hoy

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este viernes 4 de julio como los siguientes:

San Andrés de Creta (s. VIII)

Santa Berta de Blangy (s. VIII)

Beata Catalina Jarrige (s. XIX)

San Cesidio Giacomantonio (s. XX)

San Florencio de Cahors (s. V)

San Jocundiano mártir

Beato José Kowalski (s. XX)

Beato Pedro Jorge Frassati (s. XX)

San Lauriano de Vatan (s. IV)

Beato Juan de Vespignano (s. XIV)

San Udalrico de Augsburgo (s. X)

San Valentín de Langres (s. V)

Qué se necesita para ser canonizado

Fieles católicos y miembros del
Fieles católicos y miembros del clero asisten a la ceremonia de beatificación de los sacerdotes Rutilio Grande y Cosme Spessotto y los laicos Manuel Solorzano y Nelson Lemus en la Plaza El Salvador del Mundo en San Salvador, El Salvador 22 de enero de 2022. (REUTERS/José Cabezas)

La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.

Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.

En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.

Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.

No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.

La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.