
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene observación continua para dar a conocer a la comunidad sobre cualquier modificación en las medidas de protección ante una posible crisis.
Este jueves 26 el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que informa la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Volcán de Fuego
Actividad: Se reporta fumarola de desgasificación de coloración blanca a una altura de hasta 4500 msnm que se dispersa en dirección suroeste. La red de monitoreo de sensores sísmicos permiten identificar pulsos de desgasificación. Por la noche y madrugada se observaron pulsos incandescentes. No se han registrado retumbos, ondas de choque o sonidos. Explosiones débiles y moderadas podrían generarse en cualquier momento por lo que es peligroso acercarse al cráter y permanecer en la meseta. Por la tarde y noche, las lluvias podrían provocar el descenso de lahares en diferentes barrancas del volcán. En cuanto a la actividad explosiva, se recomienda seguir las indicaciones descritas en el boletín especial BEFGO-013-2025.
Volcán de Pacaya
Actividad: El Observatorio del Volcán de Pacaya (OVPAC) reporta continua desgasificación débil compuesta por vapor de agua y otros gases magmáticos de coloración blanca a azul, que alcanzan alturas de entre 100 y 250 metros sobre el nivel del cráter. Estos gases son desplazados según la dirección del viento a distancias de hasta 1 kilómetro. No se ha observado incandescencia, ni se han escuchado explosiones o retumbos. Las estaciones sísmicas alrededor del volcán registran eventos relacionados con la desgasificación.
Volcán de Santiaguito
Actividad: Se reporta actividad en el domo Caliente del complejo volcánico Santa María-Santiaguito, caracterizada por desgasificación de color blanco que alcanza una alturas aproximada de hasta 500 metros sobre el nivel del cráter. Se reportan explosiones de intensidad débil a moderada, las cuales pueden generar columnas de gases y ceniza que se elevan hasta 3500 msnm (10498 pies). La ceniza puede dispersarse de 15 a 30 km hacia el oeste y suroeste, lo cual genera caída de ceniza fina en fincas y comunidades cercanas al volcán. Durante la noche y la madrugada se ha observado intensa incandescencia en el cráter del domo. También se ha generado el colapso y descenso de materiales volcánicos ardientes hacia los flancos norte, sureste, sur y suroeste del domo. La actividad se mantiene en un nivel elevado, por lo que existe la posibilidad de que, debido a la acumulación de material, las explosiones o la acción de la gravedad, ocurran nuevos colapsos que generen flujos piroclásticos de largo alcance hacia los sectores suroeste, sur y sureste.

Guatemala y sus volcanes
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
No obstante en Guatemala se han identificado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) valida únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las diferencias, hoy en día son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de supervisión de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor importancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos devastaron parte de la vegetación de los alrededores y enterró parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 lesionados; así como dos millones de residentes afectados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en localidades de 45 kilómetros a la redonda.
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