Santoral del 6 de mayo: vida y obra de Santo Domingo Savio

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El santoral cambia cada día
El santoral cambia cada día y recuerda a quienes se caracterizaron por sus buenas acciones. (Imagen ilustrativa Infobae)

Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.

Todos los días, como se indica en el calendario santoral, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.

Este es el santoral del martes 6 de mayo.

Celebración del día: Santo Domingo Savio

En Mondonio, en el Piamonte, santo Domingo Savio, que, dulce y jovial desde la infancia, todavía adolescente consumó con paso ligero el camino de la perfección cristiana.

A los 12 años, Domingo Savio encontró en San Juan Bosco no solo a un mentor espiritual, sino también a un guía dispuesto a apostar por su formación pese a las dificultades económicas. La historia comenzó cuando el joven, deseoso de ingresar en el colegio dedicado a los niños pobres que dirigía el sacerdote, enfrentó una prueba singular: memorizar un capítulo completo de un libro en tiempo récord. Sin titubear, Domingo regresó al poco tiempo con la tarea cumplida. Aquella demostración no solo aseguró su lugar en el colegio, sino que marcó el inicio de una estrecha relación maestro-alumno. “Usted será el sastre, yo seré el paño”, le dijo Domingo al enterarse de su admisión, anticipando un futuro moldeado por la búsqueda de la santidad.

La vida de este joven italiano nacido en Riva de Chieri el 2 de abril de 1842 estuvo marcada por su fervor religioso desde los primeros años. Hijo de Ángel, un mecánico de escasos recursos, y de Brígida, quien contribuía a la economía familiar realizando costuras, Domingo mostró desde pequeño una profunda devoción. Sus vecinos llegaban a comentar cómo, si al presentarse temprano a la iglesia encontraba las puertas cerradas, permanecía rezando de rodillas hasta que el sacristán abría.

La preparación para los sacramentos fue un momento decisivo en su existencia. Antes de realizar su primera confesión, buscó a su madre y, con humildad, pidió perdón por las pequeñas travesuras que había cometido en su infancia. Durante su primera comunión, escribió un propósito que delinearía toda su vida: “Prefiero morir antes que pecar”.

El carácter de Domingo, siempre atento a su entorno, quedaría plasmado en historias como la del día en que dos compañeros decidieron enfrentarse con pedradas. Incapaz de detenerlos con palabras, tomó un crucifijo, se colocó valientemente entre ambos y los confrontó con esta frase: “Recuerden que Jesús murió perdonando a quienes lo crucificaron. Díganlo antes de lanzarse las piedras”. La escena terminó no con agresiones, sino con un apretón de manos entre los antiguos adversarios.

El joven también enfrentó desafíos personales, como el sacrificio que supuso obedecer a su confesor cuando este le pidió evitar bañarse en un pozo frecuentado por personas de conductas inapropiadas. Aunque renunciar al sitio fue difícil debido al calor y la falta de comodidades en su hogar, Domingo siguió el consejo con determinación. Según relató más tarde San Juan Bosco, esta decisión marcó un punto clave en su camino hacia la santidad.

En cada acto, Domingo Savio dejó huellas profundas de su compromiso con los valores religiosos, convirtiéndose en ejemplo no solo para sus contemporáneos, sino para generaciones posteriores. Su encuentro con San Juan Bosco no fue casual; juntos tejieron una historia singular que definió el propósito de su breve, pero extraordinaria vida.

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este martes 6 de mayo como los siguientes:

San Petronaco (s. VIII)

San Protógenes obispo

Santa Benita de Roma (s. VI)

Beata Ana Rosa Gattorno (s. XIX)

Beato Bartolomé Pucci-Franceschi (s. XIV)

Beato Francisco de Montmerency Laval (s. XVIII)

San Lucio de Cirene (s. I)

Beata María Catalina Troiani (s. XIX)

San Venerio de Milán (s. V)

Qué es la canonización

El papa Francisco celebra una
El papa Francisco celebra una misa a Nuestra Señora de los Siete Dolores en Sastin, Eslovaquia el 15 de septiembre del 2021. (REUTERS/David Cerny)

La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.

Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.

En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.

Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.

No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.

La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.