
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene supervisión continua para informar a la sociedad sobre cualquier variación en las medidas de protección ante una posible urgencia.
Este 29 de marzo el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que reporta la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Volcán de Fuego
Actividad: Se observan periodos de desgasificación que generan columnas de vapor y gases magmáticos de baja altura, las cuales alcanzan entre 100 y 150 metros sobre el nivel del cráter y se desplazan según la dirección del viento. Por la noche y madrugada se ha observado leve incandescencia. No se reporta caída de ceniza en comunidades cercanas, tampoco se han registrado retumbos, ondas de choque o sonidos. Los sensores sísmicos continúan detectando señales asociadas al movimiento del magma dentro del conducto volcánico. Explosiones débiles y moderadas podrían generarse en cualquier momento. Por ello, se recomienda no acercarse al cráter. El viento puede levantar sedimentos finos acumulados en las barrancas, formando una cortina de ceniza en el flanco suroeste y oeste del volcán. En cuanto a la actividad explosiva, es importante seguir las indicaciones descritas en el boletín especial BEFGO-001-2025.
Volcán de Pacaya
Actividad: El Observatorio del Volcán de Pacaya (OVPAC) reporta continua desgasificación débil compuesta por vapor de agua y otros gases magmáticos de coloración blanca a azul, que alcanzan alturas de entre 100 y 200 metros sobre el nivel del cráter. Estos gases son desplazados hasta 2 kilómetros según la dirección del viento. No se ha observado incandescencia, ni se han escuchado explosiones o retumbos. Las estaciones sísmicas alrededor del volcán registran eventos relacionados con la desgasificación.
Volcán de Santiaguito
Actividad: Se reporta actividad en el domo Caliente del complejo volcánico Santa María-Santiaguito, caracterizada por desgasificación de coloración blanca a una altura de 700 metros sobre el nivel del cráter. Se generan explosiones débiles y moderadas que ocurren a un ritmo de 1 a 2 por hora, las cuales elevan columnas de gases y cenizas a alturas hasta 600 metros sobre el nivel del cráter, estas son desplazadas por el viento hacia el suroeste y oeste. Por la noche y madrugada se ha observado fuerte incandescencia. Colapso y descenso de materiales volcánicos hacia el flanco sureste, sur y suroeste del domo. La actividad se mantiene en un nivel elevado, por lo que existe la posibilidad de que, debido a las explosiones o por efecto de la gravedad, parte del material acumulado colapse y genere flujos piroclásticos de largo alcance hacia el suroeste, sur y sureste.

Guatemala y el dilema de sus volcanes
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
A pesar de que en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) distingue únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, en el presente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de observación de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
El volcán de Fuego y sus erupciones
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de América Central y uno de los que tiene mayor relevancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos devastaron parte de la vegetación de los alrededores y sepultó parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 extraviadas y 600 heridos; así como dos millones de habitantes damnificados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en poblados de 45 kilómetros a la redonda.
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