La tecnología redefine la logística: hacia un comercio exterior más ágil y automatizado

Santiago La Rosa Pedernera, CEO y co–founder de una empresa de tecnología para logística y comercio exterior, analiza la evolución del sector y el impacto de la IA en los próximos años

Guardar
Santiago La Rosa Pedernera es
Santiago La Rosa Pedernera es CEO y co–founder de una empresa de tecnología para logística y comercio exterior (Foto: Movant Connection)

“Estamos en un punto de inflexión de la humanidad” afirma Santiago. En esta entrevista, explica cómo la tecnología dejó de ser un soporte para convertirse en el eje central de la operación logística y del comercio exterior. Además, repasa su evolución, los cambios pendientes y el rol de la automatización en un futuro cercano.

¿Cómo describís hoy la relación entre tecnología, logística y comercio exterior?

La tecnología atraviesa todo, no solo la logística o el comercio exterior. Ya nos transformó como seres humanos y estamos en un momento bisagra: va a tener un rol primordial, incluso por encima de lo que imaginamos.

En Argentina hubo un cambio clave en 1994, cuando se pasó del papel al sistema en materia aduanera. Ese salto generó un ecosistema digital que empezó a crecer. Lo increíble es ver cómo se trabajaba antes: una cantidad de papeles y procesos manuales que hoy serían imposibles.

Con el tiempo hubo avances, retrocesos y estancamientos. Seguimos usando un sistema que viene de 1994. Pero la tecnología actual puede generar un comercio exterior mucho más eficiente, seguro y preparado para la velocidad del mercado. La evolución vino más por el lado de empresas que empujaron sus propias soluciones, aun cuando las herramientas estatales no avanzaban al mismo ritmo.

¿Cuáles fueron los hitos más importantes en los últimos años en la digitalización?

La creación de ventanillas únicas fue una de las transformaciones más relevantes. En varios países del mundo ya funcionan, y ese modelo permite procesos más simples y precisos.

Un ejemplo importante es la modernización de la declaración aduanera, que es un sistema sólido desde 1994 pero que necesita ser llevado al 2025. Ahí la tecnología actual permite controles basados en datos, no en volumen. Pasar de revisar “más” a revisar “mejor”.

El paradigma cambió: menos papeles y más inteligencia. El enfoque debería ser como un “sniper”: saber exactamente qué controlar a partir de la información disponible. Ese es el cambio de mindset que necesitamos como país.

¿El eslabón más débil del ecosistema es el Estado o las empresas?

En realidad, son dos niveles distintos.

Primero están las corporaciones: muchas siguen teniendo infraestructura obsoleta, procesos manuales o planillas que ya no acompañan el ritmo del mercado. Ese mindset corporativo es el primer punto que tiene que cambiar.

El segundo nivel es el Estado. Los gobiernos deben ofrecer herramientas modernas que acompañen esa transformación. Si una empresa evoluciona pero el marco estatal sigue usando sistemas antiguos, todo ese valor se pierde.

Las dos partes deben avanzar juntas. Si no, el costo operativo aumenta, se traslada a precios y la eficiencia desaparece.

¿Cómo imaginás el comercio exterior dentro de cinco años?

Lo primero es la construcción de control towers—centros estratégicos que integran datos, monitorean operaciones en tiempo real y permiten tomar decisiones coordinadas a nivel regional o global—, tanto regionales como globales. Todo se decide a partir de la data, y las compañías ya lo entendieron. La información es el nuevo motor operativo.

A partir de eso, imagino un comercio exterior prácticamente automático. La inteligencia artificial demostró que procesos que parecían imposibles de digitalizar ahora no solo se pueden hacer, sino que se pueden hacer mejor. Estamos viviendo una mezcla entre una revolución industrial exponencial y una burbuja de innovación.

Cuando esa burbuja se estabilice, lo que quede será de valor altísimo: automatización, decisiones en tiempo real y una red de sistemas interconectados entre lo privado y lo público.

Ya vemos empresas que pasan de necesitar 200 personas a funcionar con 10. Lo que viene es mucho más disruptivo: procesos “human in the loop” donde la máquina ejecuta y el humano supervisa… y, en un futuro, 100% automatizados.

En cinco años el salto va a depender de la voluntad de todos los actores. Ocurre igual: la diferencia será si pasa en cinco, diez o veinte.

Para Santiago, muchas empresas "siguen
Para Santiago, muchas empresas "siguen teniendo infraestructura obsoleta, procesos manuales o planillas que ya no acompañan el ritmo del mercado. Ese mindset corporativo es el primer punto que tiene que cambiar" (Imagen: Shutterstock)

La ciberseguridad aparece como un tema crítico. ¿Qué está pasando en el sector?

La ciberseguridad está en el centro del mundo tecnológico. Las vulnerabilidades son mayores que nunca y los riesgos crecen. Y aparece otro factor clave: el compliance, que se volvió top of mind en todas las corporaciones.

Un dato importante: no existe sistema infalible. Todas las grandes compañías del mundo fueron vulneradas alguna vez. Es una carrera constante entre quienes atacan y quienes defienden.

Lo que sí existe es la mitigación. Certificaciones como la ISO 27001 son una forma de demostrar que se hace lo máximo posible dentro de un estándar. Pero la seguridad total no existe: eso hay que tenerlo claro.

¿Cuál es el rol del factor humano? ¿Y qué habilidades necesitan hoy los líderes?

El 90% de los problemas de ciberseguridad viene del usuario: alguien que hizo clic donde no debía, que cayó en un phishing o que subestimó el riesgo. Por eso hay que educar y educarnos. Todos buscamos atajos, comodidad. Y ese es el primer error.

En cuanto a liderazgo, la palabra clave es flexibilidad. El mundo está cambiando a una velocidad que nadie puede prever. La IA que explotó en 2022–2025 cambió el mapa por completo: empresas que valían cero hoy valen miles de millones.

Entonces, ¿de qué sirve ser experto en algo que quizá quede obsoleto en un año? El líder del futuro —y del presente— tiene que ser adaptable, curioso y capaz de reaprender constantemente.

A nivel corporativo, el cambio es aún más profundo: es repensar todos los procesos con la tecnología en el centro. Si una empresa no hace ese cambio, su valor competitivo desaparece.

Creo que estamos viviendo un período único en la historia de la humanidad. Una revolución industrial exponencial que da miedo, pero que también va a mejorar la vida de todos.

Somos afortunados por vivir este momento, pero también tenemos un desafío enorme: salir de la zona de confort, romper miedos y pensar distinto. No tenemos otra opción: la transformación ya empezó.

Si tuvieras que aconsejar a tus futuros hijos, ¿qué les recomendarías estudiar?

Les recomendaría estudiar ingeniería, en cualquiera de sus verticales. Te da una forma de pensar distinta, más estructurada, más profunda. No porque sea eterno: probablemente también quede obsoleto en algún momento. Pero hoy es lo que más valor va a tener en el corto y mediano plazo.