Cadenas de suministro en transición: América Latina y el Caribe redefinen sus mercados

Un informe de la CEPAL advierte que la región deberá diversificar relaciones comerciales, reforzar la integración regional y adaptar sus flujos logísticos para enfrentar el nuevo escenario global

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El nuevo contexto internacional exige
El nuevo contexto internacional exige que América Latina y el Caribe revisen sus estrategias de comercio exterior y fortalezcan la estructura de sus cadenas de suministro (Imagen: Shutterstock)

Una reciente modificación en la política arancelaria de Estados Unidos introduce un punto de fricción en las dinámicas comerciales de América Latina y el Caribe.

El cambio afecta especialmente a los países con fuerte dependencia del mercado estadounidense y obliga a replantear la estructura de las cadenas logísticas, los destinos de exportación y la localización de proveedores.

Según el nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estas transformaciones serán determinantes para la competitividad regional.

El estudio destaca que los ajustes arancelarios de Estados Unidos generan un escenario más restrictivo para productos de baja complejidad, mientras que abren oportunidades para bienes de mayor intensidad tecnológica. Este movimiento redefine la estrategia comercial de la región y obliga a revisar la eficiencia, la resiliencia y la capacidad de respuesta de las cadenas de suministro.

Impacto en los flujos logísticos y comerciales

La CEPAL señala que México será uno de los países más expuestos debido a su estructura exportadora y a la pérdida de ciertas preferencias arancelarias. Sin embargo, el impacto es regional. El organismo estima que los envíos hacia Estados Unidos podrían caer alrededor de un 5%, mientras que los destinados a la Unión Europea crecerían un 6%, según los datos incluidos. Este desplazamiento obliga a analizar nuevas rutas, adaptar la distribución y recalcular los tiempos de tránsito.

Para las cadenas de suministro, este contexto supone una revisión profunda de las rutas tradicionales de abastecimiento. La posibilidad de reorientar exportaciones hacia Europa o Asia requiere adaptar inventarios, renegociar tarifas de transporte, evaluar nuevas capacidades portuarias y garantizar la disponibilidad de servicios logísticos en mercados alternativos. La necesidad de incorporar nuevos socios comerciales también demanda procesos más flexibles, mayor calidad de datos y una coordinación más intensa entre áreas de comercio exterior, operaciones y abastecimiento.

La incertidumbre derivada de los cambios estadounidenses se suma a la desaceleración de la inversión extranjera directa (IED) en la región. Entre 2024 y 2025, América Latina recibiría un volumen menor de inversiones, lo que limita la expansión de infraestructura fundamental para modernizar centros logísticos, depósitos, corredores y plataformas multimodales.

Un déficit estructural: baja integración regional

El informe resalta un punto crítico para la logística regional: la baja proporción de comercio intrarregional. Esta fragmentación limita la capacidad de los países para articular cadenas de suministro más robustas y responder con agilidad ante disrupciones externas.

La escasa coordinación regulatoria, la falta de interoperabilidad tecnológica y los cuellos de botella en infraestructura generan mayores tiempos logísticos, costos elevados y una menor previsibilidad operativa. En un contexto internacional más incierto, esta situación expone la vulnerabilidad de los flujos frente a variaciones arancelarias, congestiones portuarias o interrupciones en rutas marítimas clave.

El desarrollo de plataformas compartidas de digitalización, la armonización de procedimientos aduaneros y la modernización de corredores logísticos regionales podrían mejorar la capacidad de respuesta y construir cadenas de suministro más ágiles y coordinadas.

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Una reciente modificación en la política arancelaria de Estados Unidos introduce un punto de fricción en las dinámicas comerciales de América Latina y el Caribe (Foto: Shutterstock)

Bienes tecnológicos: una oportunidad de transformación logística

Un eje central del informe es el crecimiento proyectado para bienes y servicios de alto contenido tecnológico. Estos sectores muestran un comportamiento más dinámico y presentan mejores perspectivas. Para la logística, esta tendencia implica la ampliación de infraestructura especializada, el cumplimiento de estándares internacionales más estrictos y la necesidad de garantizar trazabilidad.

El crecimiento de los servicios intensivos en conocimiento —estimado en un 8%— también transforma las exigencias operativas. Los modelos híbridos que integran bienes y servicios requieren cadenas de suministro capaces de ofrecer soluciones más flexibles, con capacidades digitales avanzadas y una mayor precisión en el manejo de información en tiempo real.

Este cambio hacia bienes de mayor complejidad productiva demanda una inversión sostenida en capital humano. La CEPAL señala que el talento técnico será determinante para operar sistemas más sofisticados, supervisar estándares de calidad y coordinar procesos logísticos de manera eficiente. Sin recursos humanos especializados, la región enfrentará dificultades para sostener su participación en sectores de alto valor agregado.

Una región obligada a replantear su arquitectura logística

El nuevo contexto internacional exige que América Latina y el Caribe revisen sus estrategias de comercio exterior y fortalezcan la estructura de sus cadenas de suministro. La diversificación de mercados, la profundización de la integración regional, la modernización de infraestructura y la adopción de capacidades tecnológicas más avanzadas serán elementos esenciales para mejorar la competitividad en un escenario global más fragmentado, volátil y exigente.