
“Cada etapa debe estar perfectamente sincronizada”, sostiene Rocío. Con una visión integral del sector energético, describe el nivel de coordinación y precisión que exige la logística de proyectos eólicos en Argentina.
¿Cómo ves el panorama actual del sector de energías renovables en Argentina?
Hoy el sector está más quieto que en años anteriores. No hay tantos proyectos nuevos como los que vimos hace un tiempo, pero también hay señales positivas: con el crecimiento de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías, la demanda de energía renovable va a aumentar tanto en Argentina como en el resto del mundo.
La diferencia con países como Estados Unidos, Europa o incluso Asia es enorme. La cantidad de turbinas por parque allá es muy superior a lo que tenemos en América Latina. Por eso creo que hay mucho por crecer todavía.
¿Qué deudas pendientes tiene el país en materia de energías renovables?
Argentina necesita fomentar más el uso de energías sustentables y atraer inversiones que permitan ampliar la capacidad instalada. Tenemos el recurso, pero falta decisión política y estabilidad para crecer en cantidad de parques y de turbinas eólicas. Hay que entender que cada proyecto nuevo no solo genera energía limpia, sino también empleo, infraestructura y desarrollo tecnológico.
¿Qué particularidades tiene el abastecimiento de parques eólicos?
Abastecer un parque eólico es un desafío enorme porque las piezas son sobredimensionadas. Eso implica trabajar con transporte marítimo, donde los tiempos son largos y cualquier demora puede afectar todo el cronograma.
Si en origen hay un error en un documento o una firma, se puede perder el “cut-off” del buque y el envío se retrasa una semana o más. Además, hay congestión en muchos puertos, transbordos que no se cumplen y controles aduaneros que suman más días al lead time.
Todo eso requiere una coordinación muy fina entre todas las partes involucradas: proveedores, forwarders, despachantes, transporte local, aduana. Es un trabajo de cooperación constante desde el origen hasta el destino.
¿Cómo es la logística de transporte de estas cargas sobredimensionadas?
En este tipo de proyectos usamos contenedores especiales, como los “open top”, que permiten cargar piezas grandes que no entran en un contenedor estándar. Pero conseguirlos no es fácil: hay que tener un proveedor que entienda el negocio, que conozca la industria y se anticipe a las necesidades.
Cuando hablamos de piezas aún mayores, como las aspas de las turbinas, la logística se vuelve aún más compleja. Una sola puede medir hasta 70 metros, así que hay que coordinar desde los camiones hasta el buque y el transporte final al parque.
Las palas viajan en estructuras metálicas que las sostienen durante todo el trayecto para evitar daños. Cada etapa debe estar perfectamente sincronizada. En este tipo de proyectos, cualquier descoordinación genera costos y retrasos enormes.

¿Cuánto tiempo puede demorar un envío de este tipo?
Depende del origen. Si la carga viene de Asia o de Estados Unidos, el viaje marítimo puede demorar entre 40 y 50 días. A eso hay que sumarle el tiempo de descarga en el puerto y el transporte hasta el parque.
En Argentina solemos usar los puertos de Buenos Aires o Bahía Blanca, este último muy preparado para manejar cargas de gran volumen. También hay que considerar factores externos como el clima: lluvias intensas, por ejemplo, pueden impedir que las piezas lleguen al sitio en tiempo y forma.
¿Qué tan estresante es gestionar una cadena así?
Tiene momentos de mucha presión, sin dudas. Pero cuando todo sale bien y ves la turbina funcionando, la satisfacción es enorme. Detrás de cada proyecto hay meses de planificación, documentación y coordinación, y ver el resultado final hace que valga la pena.
¿Qué es lo que más te motiva de tu trabajo?
Lo que más me motiva es ver cómo todo lo que hacemos en la cadena de abastecimiento se traduce en algo concreto: energía, servicios, productos funcionando. Me gusta pensar que detrás de cada cosa que usamos —desde una turbina hasta un producto en góndola— hubo un proceso logístico, planificación, proveedores y gente trabajando para que eso llegue a destino. Ese engranaje me parece fascinante.
¿Qué aspectos creés que se pueden mejorar en la logística y el comercio exterior argentinos?
Creo que es clave trabajar en el desarrollo de proveedores. Cuando lográs construir una relación de confianza y colaboración, el servicio mejora muchísimo. Un proveedor que entiende tu negocio te ayuda a anticiparte a los problemas.
En cambio, si la relación es puramente transaccional, todo se vuelve más lento. Lo vimos en situaciones críticas, como cuando se bloqueó el canal de Suez o en los recientes problemas aéreos en el país. Fortalecer los vínculos con los forwarders y despachantes permite reaccionar rápido ante los imprevistos. Es una inversión a largo plazo que da resultados.
¿Qué disponibilidad hay para desarrollar proveedores en esta industria?
No es fácil, porque el tipo de carga es muy específico. Pero cuanto más proyectos tenés y más envíos realizás, más aprende el proveedor. El conocimiento se construye con el tiempo. Cada operación suma experiencia y fortalece la relación, lo que mejora la eficiencia y reduce errores.
¿Cómo impacta la energía eólica en la vida cotidiana de las personas?
Quizás no lo vemos directamente, pero sí tiene un impacto. Muchas empresas que fabrican productos que consumimos usan energía renovable. Cuando ves un envase que dice “producido con energía eólica” o “energía sustentable”, ahí está ese impacto. Es una manera indirecta pero real de participar en el uso de energías limpias.
¿Qué esperás para el futuro del sector en Argentina?
Espero que lleguen más inversiones y que se desarrollen nuevos parques. Es una industria joven, muy distinta a otras más tradicionales, y tiene un potencial enorme. Si se fomenta más, Argentina podría convertirse en un referente regional. Ojalá sigamos apostando por una matriz energética más sustentable y con una logística cada vez más eficiente.
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