
“La comunicación puede abrir mercados, pero después hay que estar preparado para responder”, resume Mateo. Con una mirada cercana y práctica, comparte las claves para crear contenido con propósito, construir una marca personal sólida y entender cómo la comunicación y la logística se potencian mutuamente.
¿Cómo descubriste que tenías vocación por la comunicación?
Siempre me apasionó aprender cosas nuevas. Lo curioso es que estudié una carrera que no me gustaba. Me recibí después de muchos años y lo hice más por mandato familiar que por vocación. Cuando terminé Ingeniería Industrial, entendí que lo mío era aprender y enseñar.
Vengo de una familia llena de docentes, y creo que esa inclinación se hereda. Descubrí que tenía facilidad para entender conceptos complejos y explicarlos de forma simple, y así empecé a compartir conocimiento en redes con un lenguaje claro y accesible.
¿Creés que cualquier empresa puede adaptarse al lenguaje de las redes sociales?
Sí. Cualquier rubro puede adaptarse, siempre que haya estrategia y compromiso desde la dirección. Si la decisión no viene desde arriba, el proyecto muere rápido. Muchas empresas todavía tienen prejuicios: creen que su cliente no está en este tipo de redes o que “van a hacer el ridículo”.
Pero hay infinitas formas de comunicar: educar, mostrar procesos, contar historias. No hace falta ser gracioso ni perfecto; se trata de mostrar el lado humano. Hoy las personas quieren ver quién está detrás de la empresa, cómo se trabaja y qué hay detrás de cada decisión. La autenticidad vende más que la perfección.
¿Qué lugar ocupa la logística dentro de este fenómeno?
Lo que veo con muchos clientes es que, cuando empiezan a comunicar, el crecimiento es tan rápido que la logística se vuelve el siguiente desafío.
Arrancan queriendo vender un poco más y de pronto los contactan desde todo el país. Surgen preguntas como: ¿cómo llego a tal provincia?, ¿abro un nuevo centro de distribución? o ¿cómo gestiono los envíos?
Las redes funcionan como aceleradores profesionales. Si una empresa tiene una buena estrategia, el crecimiento puede ser exponencial y eso impacta directamente en su estructura logística. La comunicación puede abrir mercados, pero después hay que estar preparado para responder.
¿Cuál es tu plataforma de preferencia para empezar a comunicar y por qué?
Yo empecé con TikTok. Elegí esa red, en un principio, por vergüenza y oportunidad. Me daba pudor que me vieran mis ex compañeros o mi familia hablando de temas distintos al mundo corporativo. TikTok era nuevo, con poca competencia y mucha libertad.
La red prioriza la creatividad y la autenticidad, y eso me representaba. Con el tiempo vi que su formato se adaptaba a mi rutina: podés documentar tu día a día, sin tanto guion ni edición. Siempre le digo a mis clientes que el contenido debe adaptarse a su vida, no al revés.
Además, es una red ideal para testear ideas. Se puede publicar mucho sin penalización, y el contenido llega a personas que no te conocen. Me sorprendió ver que pocas empresas estaban aprovechando ese espacio, y entendí que si lo dominaba, podía convertirme en referente. Tres años después, sigue siendo una oportunidad poco explotada.
¿Cuáles son las claves para captar la atención del público?
En redes competimos por segundos. El primer reto es lograr que la gente frene el scroll, y eso se consigue con un buen gancho en los primeros cinco segundos: una frase, una imagen o un sonido que despierte curiosidad.
Después viene lo más importante: la retención. Si las personas se quedan hasta el final, la red te muestra más. Y para eso el foco tiene que estar en el valor que se lleva el otro, no en uno mismo.
Muchos hacen contenido egoísta, centrado en “yo quiero vender”, “yo quiero viralizarme”. Lo que realmente conecta es cuando pensás: ¿qué puede aprender o disfrutar la persona que me mira? Si lográs entretener, inspirar o enseñar, generás vínculo.
Todo se sostiene con una historia que emocione, aunque sea corta. El storytelling y la empatía son las herramientas más poderosas para generar conexión.
¿Qué le recomendarías a una empresa o profesional del sector logístico que quiera empezar a generar contenido?
Primero, que entienda que es un nicho con enorme potencial. Hay muy pocas empresas creando contenido, así que las que se animen se van a destacar rápido.
Lo clave es tener clara la estrategia y el objetivo: si se busca generar confianza, atraer clientes o posicionarse. A partir de eso se define quién liderará el proyecto y cómo se ejecutará.
Una opción es capacitar al propio equipo, ofreciendo incentivos o reconocimientos. Otra es sumar a un profesional de comunicación que entienda el lenguaje corporativo y acompañe el proceso.

Al principio cuesta: los empleados no son creadores de contenido, y los primeros videos tal vez no funcionen. Pero con práctica y observación se mejora rápido. Los resultados llegan con constancia y paciencia.
Esto no es algo que funcione en tres semanas. En redes, como en los negocios, los resultados reales llegan con visión a largo plazo. Algunos logran reconocimiento en meses; otros en años, pero el camino es el mismo: compromiso y coherencia.
¿Y qué consejos darías a quienes quieren construir su marca personal en redes?
Primero, ajustar las expectativas. Los resultados no llegan de un día para otro. Siempre digo: publicá cien videos antes de sacar conclusiones. En ese proceso aprendés, perdés el miedo y entendés qué funciona.
Cada video es una oportunidad para experimentar: probar formatos, locaciones o duraciones distintas. Lo importante es hacerlo con estrategia y recopilar datos. Las opiniones no importan: los datos son los que marcan el rumbo.
También es clave que se note rápidamente a qué te dedicás. En el caso de la logística, que se vean los procesos, los equipos, el entorno. Y que quede claro qué se va a llevar quien te mira.
Si lográs que en los primeros segundos se entienda el valor que ofrecés y mantenés la atención con una narrativa dinámica, vas a crecer. En redes, como en todo, la constancia siempre gana.
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