Zonas francas: la estrategia logística que impulsa a Neuquén hacia el mundo

Fernando Montero, CEO de una zona franca de la provincia de Neuquén, explica por qué estas áreas se consolidan como hubs logísticos multimodales, con beneficios para las industrias y oportunidades para el comercio exterior

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Fernando Montero es CEO de
Fernando Montero es CEO de una zona franca de la provincia de Neuquén (Foto: Movant Connection)

“A partir de la pandemia, cambió mucho el comercio internacional porque lo que se rompió fue la última milla”, señala Fernando. En esta entrevista, recorre el rol estratégico de las zonas francas, su ubicación geográfica y las ventajas para sectores como petróleo y gas, minería y agroindustria.

¿Cómo explicarías qué es una zona franca?

Una zona franca es un territorio extraaduanero: está físicamente dentro de Argentina, pero desde el punto de vista aduanero se considera fuera. Eso significa que lo que entra ahí no paga derechos de nacionalización mientras permanezca en el predio. Solo al salir al territorio general se aplican impuestos.

Esto tiene ventajas enormes. Por ejemplo, en petróleo y gas, una empresa puede importar repuestos muy costosos y guardarlos en la zona franca sin pagar aranceles hasta que realmente los necesite. Si ocurre una parada de operaciones, los tiene a mano sin haber inmovilizado capital en impuestos.

Además, dentro de la zona franca no se pagan ingresos brutos, tasas municipales ni IVA sobre servicios básicos. Y se pueden realizar procesos industriales completos para exportación. Es una herramienta potentísima, tanto para depósito como para producción.

¿Qué hace que una zona franca sea estratégica para el comercio exterior y la logística?

La pandemia cambió todo. Lo que se rompió fue la última milla, la entrega al cliente final. Se prohibió el envío de mercadería por cuestiones sanitarias, se frenó el transporte aéreo y básicamente se paralizó el comercio internacional. Ahí se demostró que gran parte de los insumos médicos venían de India o China, y de golpe Latinoamérica se quedó sin barbijos, guantes o la base de un medicamento.

Esa crisis generó el concepto de hubs logísticos multimodales, geopolíticamente ubicados. Pasamos de un modelo offshore, donde se producía lejos, al onshore, con producción y almacenamiento cerca de los centros de consumo. Las zonas francas se suman a esos hubs con exenciones tributarias y, en el caso argentino, permiten no solo depositar mercadería sino también fabricar e industrializar dentro de ellas. Por eso tomaron tanto auge a nivel mundial, especialmente después de la pandemia.

¿Qué importancia tiene la ubicación geográfica?

Es fundamental. Una zona franca ideal es la que tiene acceso terrestre, aéreo y marítimo. El concepto multimodal significa que podés conectarte con el resto del mundo por todas las vías: rutas, aeropuertos, puertos secos y húmedos. Después de lo que pasó con la distribución global, contar con esa flexibilidad asegura que los productos lleguen al cliente final por cualquier medio disponible.

Las zonas francas siempre se ubican en puntos estratégicos que permiten llegar rápido a los centros de consumo. Así se reduce la vulnerabilidad frente a imprevistos y se garantiza que la cadena de suministro siga funcionando.

¿Qué características distinguen a la zona franca que gestionás actualmente?

Es una concesión del Gobierno provincial, adjudicada a través de una licitación internacional. Está en el centro geográfico de la provincia, lo que permite llegar en una o dos horas a cualquier punto de Neuquén. Se ubica sobre la Ruta 40, a cinco minutos del aeropuerto de Zapala y a un día en camión de los puertos de aguas profundas de Chile en Concepción y de los puertos atlánticos en Bahía Blanca.

Esa doble conexión Atlántico–Pacífico es estratégica: tenés socios logísticos naturales hacia ambos océanos. Además, dentro del predio hay vías de ferrocarril que todavía no se usan, pero que ofrecen un potencial enorme. En definitiva, la ubicación de la zona franca de Neuquén conecta Norpatagonia y Surpatagonia con el resto del país y del mundo.

Para Fernando, "una zona franca
Para Fernando, "una zona franca es un territorio extra aduanero: está físicamente dentro de Argentina, pero desde el punto de vista aduanero se considera fuera" (Foto: Shutterstock)

¿Qué industrias se benefician más de operar cerca de un territorio extraaduanero?

La principal es la de hidrocarburos. El petróleo y el gas son el motor de la provincia y uno de los pilares de ingresos para el país. Ahí participan tanto las operadoras como los distintos anillos de proveedores: desde servicios de perforación hasta maquinaria vial y repuestos.

También está la minería, que en algunos aspectos comparte servicios con el petróleo y el gas. Y la agroindustria, donde la fruticultura es enorme. La ventaja es que no necesariamente se exporta la fruta como tal: puede salir procesada como pulpa desde la zona franca.

Hoy ya hay empresas de servicios petroleros, químicas, de logística, proveedores de generadores de energía importada, y empiezan a sumarse proyectos industriales que buscan instalarse dentro de la zona franca para exportar hacia Asia Pacífico, un mercado gigantesco para nuestras capacidades productivas.

¿Cómo se vincula la zona franca con el desarrollo económico y el empleo?

La zona franca es una puerta de entrada para generar empleo calificado. El centro de la provincia tiene muchos jóvenes formados en tecnología que suelen migrar hacia Neuquén capital por falta de oportunidades. Con industrias instaladas en la zona franca, esa mano de obra se queda en su lugar de origen, aportando al desarrollo regional.

Además, la provincia tiene energía “ilimitada” gracias al gas, que puede transformarse en electricidad a través de “gas to power”. Con exenciones tributarias, ese recurso se convierte en una ventaja competitiva. Las industrias pueden importar infraestructura sin pagar derechos de nacionalización, instalarse en la zona franca y operar con menores costos.

El derrame es enorme: construcción de instalaciones, compra de materiales, demanda de operarios, técnicos y profesionales. Incluso sectores como los data centers encuentran condiciones ideales: energía disponible, clima frío y beneficios impositivos. Todo esto se combina con la Ley de Economía del Conocimiento, lo que multiplica los incentivos.

Lo más interesante es que nunca sabés qué industrias pueden llegar. Hoy pensamos en petróleo, gas, minería o agroindustria, pero también aparecen ideas inesperadas como data centers o industrias de acero. La zona franca es una herramienta flexible, una “caja de Pandora” que depende de la creatividad de cada empresa. Las oportunidades son ilimitadas y la clave está en cómo cada actor logístico, industrial o comercial se anima a utilizarla.