
Al referirse al mayor reto de trabajar en una industria tan exigente, comenta que “los tiempos son críticos”. En esta entrevista reflexiona sobre la urgencia en las adquisiciones, la incidencia de la logística, el valor de la comunicación entre áreas y cómo la profesión de abogado aporta una mirada integral a las compras industriales.
¿Qué aprendizajes de tu recorrido jurídico aplicás a la hora de negociar con proveedores o diseñar contratos?
Creo que el derecho está presente en la vida diaria y en todas las áreas. Hay principios muy propios de lo jurídico que se pueden aplicar en compras. El primero y más importante es el cumplimiento normativo. Todos los contratos y acuerdos en la industria del oil & gas están súper regulados, así que hay que apegarse siempre a la normativa: interna, local, provincial, internacional. Cumplir con eso no solo es por seguridad o medio ambiente, sino porque desconocer algún factor puede traducirse en costos económicos.
Después, también aplico la visión de análisis e investigación. Por ejemplo, a la hora de generar acuerdos marco o contratos, presto mucha atención a las cláusulas que podrían ser perjudiciales para la compañía en términos económicos o de tiempos. La clave es anticiparse para negociar mejores condiciones y que el acuerdo cumpla con lo que se necesita.
Otro principio que aplico es el equilibrio contractual. No se trata de favorecer solo a la empresa ni solo al proveedor, sino de lograr una contratación equilibrada. Muchas veces los proveedores piden un anticipo muy alto, del 60%, y eso no siempre es posible ni conveniente. Entonces se negocia hasta alcanzar un punto justo. Por eso digo que el derecho está muy presente en el área de compras y es fácilmente aplicable.
¿Qué aspectos te parecen más desafiantes de trabajar en industrias tan exigentes?
Los tiempos. En esta industria son críticos. El desafío principal es gestionar cotizaciones y adquisiciones de productos o servicios en momentos clave para que los proyectos se cumplan. Muchas veces surgen requerimientos urgentes, como repuestos o piezas para mantenimiento, que hay que resolver en el mismo día. Eso implica conseguir la cotización, la orden de compra, hablar con el proveedor y organizar la logística para que el material llegue a planta en horas.
Además del costo, que siempre se tiene en cuenta, el tiempo es un factor determinante. Si no se cumplen los plazos, eso también impacta en lo económico. Por eso considero que la gestión de tiempos es el desafío más grande.
¿Qué importancia le das al trabajo en equipo?
El trabajo en equipo es fundamental. Compras es un área puente entre muchas disciplinas: administrativa, financiera, legal y técnicas como ingeniería. Nosotros trabajamos en conjunto con todas estas áreas.
Cuando hay un proyecto en marcha, armamos un cronograma con gestiones diarias o mensuales que nos permitan cumplir con lo requerido. Para lograrlo es clave que todos estén alineados y entiendan que vamos en la misma dirección. Si no hay coordinación, es muy difícil llegar a tiempo con los compromisos.
¿Qué ventajas te dio tu formación como abogada?
La ventaja más grande es tener una mirada integral de las distintas áreas de la empresa. Eso me permite diseñar estrategias de compra que sirvan para concretar acuerdos. Compras recibe solicitudes y tiene que hacer de nexo entre cliente interno y proveedores. Esa visión amplia ayuda a generar estrategias para satisfacer las necesidades de la mejor manera.
También me permite pensar en alternativas. En un país como Argentina, con tantos cambios económicos, es importante tener siempre un proveedor confiable, pero también contar con otros que puedan entrar en juego si el principal no puede abastecer. Esa mirada estratégica es clave.

¿Qué tendencias creés que marcarán la evolución de compras y supply chain en los próximos años?
El área de compras se está profesionalizando cada vez más. Antes se veía al comprador solo como alguien que hacía transacciones, pero hoy se requieren profesionales capacitados, que puedan leer planos y manejar tecnicismos.
Creo que la clave está en mejorar la comunicación entre áreas. Si un requerimiento es urgente, necesito que el cliente interno me responda rápido, al igual que logística, proveedores o almacén. Esa agilidad depende de la comunicación.
Otra tendencia fuerte es la digitalización. Los programas que usamos deben ser más amigables para evitar errores y facilitar el proceso. A veces un detalle mínimo, como un punto mal puesto en una orden de compra, genera retrabajos que complican todo. Los sistemas tienen que ayudar a que eso se solucione de forma ágil.
Por último, se está viendo cada vez más la contratación de proveedores alineados con la Agenda 2030 de la ONU y la sustentabilidad. Aunque en Argentina es difícil, ya hay muchos que empiezan a adaptarse a esas exigencias.
¿Cómo definirías la importancia que tiene el sector dentro de toda la cadena de suministro en la industria del oil & gas?
Antes se veía a compras como un área de gasto, pero hoy se reconoce que genera valor. Cada gestión que hacemos puede traducirse en ahorros de tiempo y dinero.
Si contamos con planificación, por ejemplo en elementos de protección personal que sabemos que se usarán durante el año, podemos negociar con anticipación y lograr mejores precios y un suministro constante. Eso muestra que compras no es gasto, sino optimización de recursos para obtener beneficios.
La logística nos atraviesa todos los días. Si todas las áreas están alineadas, podemos resolver compras urgentes que lleguen a planta el mismo día. Logística cumple un rol fundamental para garantizar el suministro y que los proyectos avancen.
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