Cada operación internacional es distinta y exige precisión para evitar demoras y sobrecostos

Bruno Ramírez, despachante de aduana y socio de una consultora de comercio exterior, comparte su mirada sobre las pymes, los cambios normativos y la importancia de acompañar a las empresas

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Bruno Ramírez es despachante de
Bruno Ramírez es despachante de aduana y socio de una consultora de comercio exterior (Foto: Movant Connection)

“Todo lo que usamos en la vida cotidiana, desde un celular hasta una cocina, en algún punto está relacionado con el comercio exterior, reflexiona Bruno. En esta entrevista, comparte su visión sobre la logística global, los cambios normativos, la importancia de la planificación y el rol central de los despachantes.

¿Qué errores o dificultades observás en las pymes cuando quieren importar o exportar?

Lo que más noto es que muchas empiezan el proceso sin relevar previamente los requisitos de documentación y rotulación que exige la aduana. Ahí aparecen los problemas. Son empresas que quieren incursionar en el comercio exterior, pero sin contemplar las condiciones necesarias. Yo trato de hacer hincapié en eso: que cada paso se cumpla bien para que la operación salga de la mejor manera.

Veo oportunidades desde el ámbito privado, ofreciendo servicios y asesoramiento para que más pymes puedan exportar o importar. También el Estado, a través de embajadas y representaciones, puede dar apoyo. Pero creo que los despachantes tenemos un rol central en acompañar a esas empresas para que se animen a salir al mundo.

¿Cómo ves hoy la situación del comercio exterior en Argentina?

La veo inestable, sobre todo en lo que respecta a las ventas de las empresas. Creo que tiene que ver con el impacto político y económico que estamos atravesando. Hay cambios constantes en normativas, nuevas implementaciones y procedimientos de certificaciones que impactan directamente en las operaciones. Todo eso repercute en las decisiones de los empresarios.

¿Cómo influyeron las últimas flexibilizaciones en tu trabajo?

Fueron un gran beneficio. Influyeron de manera positiva, porque facilitaron gran parte del procedimiento de importación y exportación. Agilizaron trámites y redujeron trabas que antes hacían muy lento el proceso. Así que bienvenidos esos cambios: ayudan a mejorar el comercio exterior en general.

En ese contexto de cambios, ¿qué tan importante es la figura del despachante de aduana?

Es fundamental. El despachante es la persona idónea para tratar detalladamente toda la normativa, los requisitos y la documentación del proceso de importación y exportación. Hoy cualquier persona o empresa puede inscribirse como importador o exportador, pero sigo creyendo que nuestra figura es clave. Somos auxiliares del comercio exterior y acompañamos a las empresas para que puedan concentrarse en su negocio sin tener que lidiar con la complejidad de estas gestiones.

¿Cómo evaluás esta medida?

Sinceramente, no noté cambios positivos. Te cuento un caso: una persona se inscribió como importador-exportador, compró mercadería en el exterior y después no supo cómo resolver el proceso. Terminó recurriendo a un despachante para hacer toda la gestión.

Para mí, el empresario tiene que enfocarse en su negocio. No tiene ni el tiempo ni la estructura para dedicarse a ser despachante de aduana. Por eso digo que seguimos siendo necesarios.

Para Bruno, "el despachante es
Para Bruno, "el despachante es la persona idónea para tratar detalladamente toda la normativa, los requisitos y la documentación del proceso de importación y exportación" (Foto: Shutterstock)

¿A qué hora se despierta y a qué hora se acuesta un despachante de aduana?

Buena pregunta. Depende de la personalidad. Hay despachantes que pueden estar disponibles casi las 24 horas. Yo, por ejemplo, hago terapia para manejar mis horarios, porque es difícil. Pero más allá del trabajo, también tenemos una vida, y hay que encontrar un equilibrio.

El tema es que, si hablás con un proveedor de China, tenés que adaptarte al cambio de horario. Entonces a veces te toca quedarte despierto para cerrar una operación. No es literal que estemos 24 horas, pero puede pasar.

No lo llamaría adicción al trabajo. Lo veo más como una cuestión de organización. Si no tenés orden, el trabajo te puede consumir. Pero con estructura y planificación, se puede manejar.

¿Cuáles son los principales riesgos que una empresa debe contemplar al planificar una operación internacional?

Los riesgos más grandes son los costos y los siniestros durante el tránsito de la mercadería. Puede haber pérdidas, roturas o cualquier otro problema desde que la carga sale de fábrica en origen hasta que llega al depósito en destino.

Cada experiencia te forma. En comercio exterior siempre estás aprendiendo: cambian las normativas, aparecen nuevas tecnologías, se actualizan las clasificaciones arancelarias. No hay dos operaciones iguales. Es un aprendizaje constante.

¿Qué reflexión harías sobre la importancia del comercio exterior y la logística en la vida diaria?

El comercio exterior para mí es hermoso, porque te da conocimiento y experiencia. Pero hay que estar bien asesorado para afrontarlo. Todo lo que usamos en la vida cotidiana, desde un celular hasta una cocina, en algún punto está relacionado con el comercio exterior. Puede ser un insumo importado o fabricado con mano de obra local, pero gran parte de lo que consumimos tiene vínculo con la logística y el Comex. Este micrófono que usamos ahora, la computadora que tenés enfrente: todo tiene que ver con eso.