Planificar en supply chain: adaptar la compra de insumos a la realidad de cada mercado

Roque Vargas, coordinador en la cadena de suministros en una empresa de energía, explica por qué la trazabilidad, la normativa y las certificaciones se vuelven factores decisivos en operaciones internacionales

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Roque Vargas es coordinador en
Roque Vargas es coordinador en la cadena de suministros en una empresa de energía (Foto: Movant Connection)

“Hoy hay que mirar no solo lo técnico, sino también el impacto social y ecológico de cada proyecto”, subraya Roque. Desde su trayectoria en el abastecimiento de componentes eléctricos, reflexiona sobre cómo la sustentabilidad y la inteligencia artificial marcan el futuro de la cadena de suministro.

¿Con qué tipo de productos trabajás y qué particularidades tiene su abastecimiento?

Normalmente trato con componentes eléctricos, que puedo comprar en cualquier parte del mundo: Japón, Alemania, Austria, Nueva Zelanda, entre otros. Muchas veces provienen de fábricas en China, aunque suelen tener algunos problemas.

Son pocos los componentes que compro localmente, y casi siempre también son importados. La diferencia está en la planificación: si un producto importado puede tardar 45 días, tal vez lo consigo en 10 con un proveedor local.

Estos componentes se usan para tableros eléctricos que sirven en subestaciones, alimentaciones, sistemas de semáforos, ferrocarriles, distribuciones de energía o incluso pozos petroleros.

En obras y proyectos de gran escala, ¿qué rol juega la planificación?

La planificación es completamente crítica, porque el menor detalle que no estaba previsto puede detener todo. Los grandes defectos dentro de la organización se ven cuando no planificaste cada paso y cada proceso al detalle. Eso no se nota solo el primer día, sino que se arrastra en el tiempo con retrasos en entregas, multas por fabricación, inconvenientes con proveedores.

Pasa mucho que, si no negociás antes con un proveedor, después cuando necesitás el producto ya tiene ocupado el tiempo de fabricación con otro pedido. Por eso digo que la planificación es clave en una obra de gran envergadura.

¿Qué desafíos presenta la cadena de suministro en proyectos vinculados al transporte y los ferrocarriles?

Es un tema bastante particular. No podés hacer una planificación estándar de “quiero este producto y listo”. Hay que adecuarse a la realidad del país, donde muchas veces no se da mantenimiento a las estructuras ferroviarias. Me pasó con un producto de origen japonés: excelente calidad, certificados impecables, pero acá fallaba porque las vías no estaban mantenidas. Al comentarlo, los proveedores japoneses no entendían cómo algo tan básico no se hacía.

Entonces buscamos un proveedor en Austria, que era más flexible y experimentado en ferrocarriles. Pudimos hacer inspecciones en planta, pruebas con técnicos e ingenieros, y nos entregaron un producto adaptado al mercado local. Quizás no era lo tope de gama, pero funcionaba y resolvía la necesidad real. Eso demuestra que si solo planificás pensando en un “producto ideal”, puede que después no te sirva.

¿Qué características se deben tener en cuenta para introducir un componente eléctrico?

Lo primero es la normativa. Hay productos que no pueden ingresar por tener, por ejemplo, plomo u otras restricciones. Tenés que revisar cada detalle de nomenclatura y clasificación, porque a veces una simple letra determina si el producto entra o queda rechazado.

Me pasó en plantas de India: si colocás mal una letra, aunque el código sea correcto, te rechazan el pedido. Son muy meticulosos. En cambio, con proveedores europeos suele haber más flexibilidad: entienden que fue un error y te ofrecen alternativas. Entonces, al elegir un producto no solo importa lo técnico, sino también cómo la otra parte te ayuda a resolverlo. Porque si algo no pasa en aduana, de nada sirve que sea perfecto técnicamente.

¿Qué aspectos considerás clave al evaluar y dar de alta a un nuevo proveedor en operaciones internacionales?

Para mí, la clave son las certificaciones. Si un proveedor está bajo normas ISO 9000, ISO 14001 u otras, sé que fue inspeccionado y que me puede dar trazabilidad. Eso me da confianza de que, si hay un problema, habrá un plan de trabajo, un seguimiento y explicaciones claras.

En proveedores locales se pueden hacer inspecciones directas, pero en el exterior es distinto: la certificación es lo que respalda su confiabilidad. Por eso casi siempre trabajo con proveedores certificados. Eso me permite planificar toda la estructura de importación, fabricación y producción con la seguridad de que el producto cumplirá.

Para Roque, "hoy hay que
Para Roque, "hoy hay que mirar no solo lo técnico, sino también el impacto social y ecológico de cada proyecto" (Foto: Shutterstock)

¿Qué tendencias observás en la gestión de la supply chain que pueden transformar la planificación y las compras en los próximos años?

Veo dos tendencias claras: la digitalización y la certificación. Las empresas nuevas suelen estar más digitalizadas que muchas grandes y antiguas, lo que les permite competir al mismo nivel. Estar integradas al IoT, comprender mejor al cliente y responder más rápido es una ventaja enorme.

La certificación también gana peso, porque garantiza que se cumplan requisitos específicos. Y a eso se suma la sustentabilidad: cada vez más empresas, sobre todo en Europa, exigen que todo sea amigable con el medio ambiente. Ya no es solo un requisito técnico, sino una condición de entrada en muchos mercados.

Para cerrar, ¿qué te gustaría destacar de lo conversado?

Quiero resaltar justamente la sustentabilidad. Quizás no todos lo saben, pero en Europa se exige cada vez más que cada acción sea amigable con el ambiente. Las nuevas normas ISO ya lo incluyen. También la inteligencia artificial está cambiando cómo se planifican las cadenas y cómo se adaptan industrias completas, como la energía.

Hoy hay que mirar no solo lo técnico, sino también el impacto social y ecológico de cada proyecto. Eso define con qué productos trabajar, qué proveedores elegir y hacia dónde va todo el sector.