
“En logística, como en cualquier otro sector, la disciplina y la determinación son claves”, afirma Nur. En esta entrevista, reflexiona sobre el presente del e-commerce en Argentina, la falta de inversión en infraestructura, las oportunidades de la inteligencia artificial y el liderazgo necesario para acompañar los cambios.
¿Cómo ves la evolución y el crecimiento del comercio electrónico?
No hay ninguna duda de que el e-commerce viene creciendo en Argentina hace por lo menos diez años a más de dos dígitos anuales. Ese crecimiento es innegable y trajo consigo el desarrollo de toda la red logística. Argentina, comparada con otros países de Latinoamérica, es de los que menos invierte en infraestructura logística, y la infraestructura es uno de los pilares fundamentales para garantizar el crecimiento, el abastecimiento y la eficiencia de toda la cadena de suministros.
Aun así, el e-commerce impulsó la última milla, las redes de abastecimiento y un cambio cultural en el consumidor, que hoy está más informado sobre cómo y cuándo recibirá su producto. Hace diez años eso no pasaba en Argentina.
Un indicador interesante es el LPI (Índice de Desempeño Logístico) del Banco Mundial, que mide el estado logístico de 180 países en aspectos como infraestructura y abastecimiento. Argentina ocupa el puesto 67. Singapur está primero, Estados Unidos en el puesto 14 y Brasil, que lidera en la región, en el 51. Para la falta de inversión que tenemos, no estamos tan mal, pero claramente falta foco e inversión, sobre todo considerando que contamos con la red ferroviaria más extensa de la región.
¿Con qué se compensa esa falta de inversión?
Yo creo que con la resiliencia y el ingenio del argentino. Aunque no tengamos la inversión necesaria en infraestructura, de alguna manera logramos solventar esas carencias con distintas herramientas: desarrollando redes de última milla, sumando capacidades físicas en distintos puntos del país y apoyándonos en proveedores locales que quizá no hubieran surgido de otra manera.
No se trata solo de rutas o caminos, también hablamos de telecomunicaciones. Hace no tanto tiempo, proveedores que tenían que entregar en el interior no podían confirmar en el momento porque no había señal. Tenían que esperar a tener conexión para subir todos los pedidos entregados. Eso demuestra que siempre nos las ingeniamos para salir adelante.
Si bien la inversión pública fue muy baja en los últimos años, las empresas privadas apostaron a seguir creciendo, desarrollando capacidades y sosteniendo la operación. Claro que para proyectos de gran escala, como los energéticos o mineros, va a ser imprescindible el apoyo del Estado.
¿Qué diferencias notás en la logística de otros países respecto a la nuestra?
Haber estado en Estados Unidos me dio perspectiva. Allá hay un mercado enorme, con un gran consumo y muchísima competencia. Eso obliga a una automatización permanente y a una búsqueda constante de eficiencia. Lo sorprendente es ver operadores logísticos de vanguardia que se dedican solo a un nicho, como insumos de librería o productos farmacéuticos. Eso habla de la magnitud del mercado y de las oportunidades que genera.
Las empresas invierten miles de millones de dólares para sostener un buen servicio e innovar en sus centros de distribución, incorporando robots y tecnología de punta. Nunca se quedan atrás. Esa competitividad te anima a pensar en grande y muestra lo mucho que todavía nos falta recorrer en América Latina.
¿Cómo ves la llegada de la inteligencia artificial a la logística?
Hoy se habla mucho de inteligencia artificial y creo que en logística va a ser una herramienta fundamental. Todas las empresas tenemos áreas de atención al cliente, y ya existen herramientas que permiten optimizar procesos, facilitar la tarea de los equipos y dar un mejor servicio.
También vamos a poder predecir picos de demanda, optimizar paneles en tiempo real para mostrar la performance a los clientes y ahorrar costos. En una primera etapa va a ayudarnos a ser más eficientes y a visibilizar mejor los indicadores. Y quien no la use, probablemente se quede afuera.
Hace unos años se hablaba de “machine learning”, que no es más que utilizar los datos de manera inteligente. La inteligencia artificial va por el mismo camino, solo que más potente.

¿Cuáles son las claves del liderazgo en este sector y cómo ves el talento disponible?
En logística, como en cualquier otro sector, la disciplina y la determinación son claves. Es una industria muy gratificante porque los resultados son tangibles: ves crecer un centro de distribución, una flota o un equipo.
El liderazgo también implica innovar dentro de un mercado consolidado. Hay que sostenerse, no perder el objetivo y festejar las victorias, sin desanimarse cuando aparecen los problemas.
En cuanto al talento, en Argentina hay profesionales excelentes. Se nota mucho el crecimiento de tecnicaturas y carreras de logística en universidades, algo que hace quince años era poco común. Depende también de las empresas desarrollar ese talento, y ese es uno de los desafíos actuales.
¿Te gustaría dejar algún mensaje final?
Sí. Me gustaría destacar la importancia de fomentar el emprendedurismo en Argentina. Necesitamos más emprendedores y más empresarios que se animen a apostar al país, a pesar de las crisis y los cambios de gobierno.
Las pymes y las empresas son las que empujan la economía hacia adelante, independientemente de las políticas públicas. Creo que hay un enorme potencial para hacer grandes cosas en servicios e industria. Lo fundamental es animarse y contagiar a otros.
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