
“Los proveedores también tienen interés en mantener la relación de largo plazo”, afirma Constanza. En esta entrevista, repasa las claves de un sector en expansión: desde la dependencia casi total de insumos importados hasta el impacto de los proyectos renovables en comunidades locales.
¿Qué grado de dependencia con el comercio exterior presenta la generación de energía renovable en Argentina?
Las energías renovables en Argentina dependen casi en un 100% del contexto internacional, porque la mayoría de los insumos críticos vienen del exterior. Si bien tenemos muchísimos recursos naturales —tanto solares como eólicos—, toda la tecnología clave proviene de afuera, principalmente de China y de Estados Unidos. Hablamos de inversores, paneles, trackers, cables y estaciones transformadoras. Todo lo crítico para un parque solar llega del exterior.
¿Cómo se distribuye ese potencial de recursos naturales?
A lo largo de todo el país hay condiciones para distintos proyectos. En el sur predominan los de energía eólica por las características del viento y del clima, mientras que en el norte se concentra la parte solar, porque existen zonas con una exposición especial. Eso hace que hoy tengamos muchísimos proyectos en curso o en análisis, lo que marca que todavía queda mucho por desarrollar.
¿A nivel global existe una tendencia clara hacia una tecnología en particular?
La verdad es que no. Hay de todo: solar, eólico e incluso proyectos híbridos. En solar, por ejemplo, hoy podés encontrar paneles montados en montañas enteras en China, además de implementarse en techos de fábricas, en comunas y ciudades. Es una industria que se está expandiendo a todos los niveles, desde grandes parques hasta aplicaciones más pequeñas en entornos urbanos o empresariales.
El panel es solo una parte. Se monta sobre un tracker, que es la estructura que lo mueve y lo orienta al sol, como un girasol. Están también los inversores, que transforman la corriente continua en alterna. Sumale estaciones transformadoras, centros meteorológicos y cables especiales. Todo esto conforma el sistema completo para que funcione un parque solar.
¿Qué barreras o facilidades existen hoy para el ingreso de estas tecnologías al país?
Hoy el panorama es mucho más favorable que hace unos años. Se eliminaron trabas que complicaban mucho el acceso. También se simplificaron procedimientos de certificaciones de seguridad eléctrica, que ahora aceptan documentos emitidos por entes internacionales reconocidos.
Además, se redujeron aranceles para bienes de capital, algo clave para nuevos proyectos. Si hubiésemos seguido con las restricciones anteriores, hubiera sido muy difícil avanzar al ritmo que lo hicimos en los últimos años.

¿Te involucrás también en la logística internacional?
A veces sí, a veces no, depende de la compra. En los últimos tiempos, con las complicaciones cambiarias, el pago de los fletes internacionales fue un tema delicado. Para mayor seguridad, muchas operaciones era recomendable cerrarlas con el flete incluido.
En proyectos grandes, los proveedores suelen tener mejores condiciones de contratación que nosotros desde Argentina. Igual hay que hacer la comparativa para evaluar qué conviene.
¿Y una vez que llegan al país, cómo continúa el proceso logístico?
Hay que estar involucrados. Desde el embarque en China hasta la entrega en el sitio. Lo recomendable es consolidar la carga en el puerto y mandarla directa, sin manipuleo intermedio, para evitar daños en los paneles solares, que son frágiles.
Para eso se necesita un buen operador logístico local que cumpla con los tiempos y la cantidad de unidades necesarias. Además, hay que considerar accesos, rutas y hasta el clima, que a veces complica los ingresos.
¿Ves que la industria de energías renovables está en crecimiento en Argentina?
Sí, absolutamente. Es una industria en pleno desarrollo y todavía tiene mucho margen para crecer. Hay muchos proyectos en análisis y en ejecución, y son fundamentales para que el país cumpla sus metas de generación de energía verde.
Más allá de lo técnico, ¿qué significa en la práctica para las comunidades donde se instalan estos proyectos?
Para mí es lo más gratificante. En localidades del norte, por ejemplo, antes se cortaba la luz todos los días en verano por la alta demanda. Hoy, gracias al aporte de los parques solares, esos cortes ya no ocurren.
Además, se generan puestos de trabajo locales en la construcción y operación de las obras, lo que tiene un impacto económico y social muy fuerte. No es solo energía: es calidad de vida para muchas zonas del interior.
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