
A finales de 2024, la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) inició un expediente ante la Secretaría de Transporte de la Nación para poner en marcha un plan de renovación de flota o chatarrización en el sector del transporte. Actualmente, la entidad busca sumar a distintos actores de la cadena productiva e industrial para avanzar con la instrumentación de la iniciativa.
Dicho plan está dirigido exclusivamente al transporte de cargas y prevé que los vehículos antiguos retirados de circulación reciban un certificado de chatarrización con dos endosos. Este documento permitirá a los propietarios acceder a descuentos en la compra de unidades nuevas.
“La renovación de la flota impacta de modo directo en la mejora de la seguridad vial y en la reducción del impacto ambiental del parque automotor obsoleto. La propuesta que presentamos a las autoridades nacionales, y que apoyan otras asociaciones empresarias, terminales y fabricantes de remolques, contempla incentivos para la baja definitiva de unidades con más de 30 años de antigüedad y su reemplazo por vehículos con mejores estándares técnicos y ambientales”, explicó el presidente de FADEEAC, Cristian Sanz.
Cómo funcionaría el plan
El circuito comenzaría cuando el transportista entrega su unidad a empresas dedicadas a la compactación. La planta seleccionada deberá garantizar la destrucción del vehículo, lo que implica su inutilización definitiva y baja en el Registro de la Propiedad del Automotor. A cambio, la empresa compactadora otorgará un “Certificado Endosable de Chatarrización”, cuyo valor nominal será expreso y definido.
Según la Federación, la cuantificación del certificado surgiría de la disminución de la carga impositiva en el proceso de producción de vehículos nacionales y de una baja de aranceles para unidades importadas. En su presentación ante las autoridades, FADEEAC aclara que esa “pérdida impositiva” sería rápidamente compensada cuando se inicie la facturación de las unidades nuevas o usadas adquiridas mediante el uso del certificado.
El documento podrá ser endosado a otra empresa de transporte de cargas para la adquisición de nuevas unidades, lo que ampliaría el alcance de la iniciativa.
“Creemos que el contexto actual es ideal para avanzar con el Plan de Chatarrización. Hoy existe acceso al crédito bancario y disponibilidad de unidades nuevas nacionales o importadas. Poder acceder a las mismas desafectando equipos que cumplieron su vida útil mediante la compactación, suma un valor extra”, agregó Sanz.

Radiografía del parque automotor
En el expediente presentado ante la Subsecretaría de Transporte Automotor —actualmente en tratamiento en instancias superiores— se propone dar intervención a organismos como la Secretaría de Industria y Comercio del Ministerio de Economía. El documento incluye un diagnóstico del sector que, según FADEEAC, justifica la urgencia del recambio de flota.
En la Argentina, existen unas 683.000 unidades (motorizadas y remolcadas) dedicadas al transporte interjurisdiccional. De ellas, aproximadamente 416.000 son camiones y tractocamiones, y 267.000 remolcados. La antigüedad promedio es de 20 años, a lo que se suman las unidades que operan dentro de cada provincia.
En los últimos años, la renovación de unidades ha dependido en gran medida de la capacidad financiera de cada empresa. Las de mayor tamaño han podido valerse de financiamiento propio o de líneas de crédito de terminales automotrices para incorporar vehículos más potentes, con mayor capacidad de carga y mejor equipamiento de seguridad activa y pasiva. En cambio, las empresas más pequeñas o con menor capacidad financiera enfrentaron costos bancarios más altos y, aunque accedieron a algunos planes estatales, en muchos casos adquirieron unidades de menor potencia y tecnología.
Puntos clave del proyecto
- La unidad a chatarrizar debe llegar por sus propios medios o acoplada a un tractor.
- El proceso incluye la baja definitiva en el Registro de la Propiedad del Automotor y la compactación en una planta habilitada, que transformará el vehículo en materia prima para la industria tras una etapa de descontaminación.
- La planta procesadora debe entregar un Certificado de Chatarrización que garantice la destrucción de la unidad y que ninguna de sus partes vuelva al mercado como autoparte.
- El certificado tendrá un valor nominal y podrá ser endosado a otra empresa de transporte de cargas por carretera para adquirir unidades nuevas.
- El documento podrá utilizarse, según su valor nominal, para la compra de un camión o remolque nuevo disponible en el mercado argentino, sin importar su origen, marca o modelo.
Con este esquema, FADEEAC apuesta a acelerar el recambio de un parque automotor que, por su antigüedad, impacta en la seguridad vial, la eficiencia logística y la sustentabilidad del transporte de cargas en todo el país.
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