
La demanda de pistacho alcanzó niveles históricos en los últimos meses, impulsada por un crecimiento sostenido en el consumo global. Supermercados de distintas regiones comenzaron a enfrentar faltantes, mientras la industria alimentaria acusó recibo del aumento de precios y la dificultad para mantener el ritmo de abastecimiento. La consecuencia fue inmediata: escasez en puntos de venta, subas en los valores internacionales y una presión creciente sobre la cadena de suministro.
En Argentina, donde el consumo de este fruto seco había descendido tras un pico en 2016, la situación se revirtió de forma abrupta. Hoy, acceder a pistachos implica no solo afrontar precios más altos, sino también tiempos de espera más largos por la llegada del producto.
Consumidores que solían incorporar el fruto seco como snack gourmet encuentran góndolas vacías, mientras que comercios dedicados a la pastelería y la heladería enfrentan demoras en la producción de variedades que incluyen pistacho. El cambio en los hábitos de compra y el aumento de la demanda dejaron en evidencia las tensiones estructurales del sistema logístico.
Un cambio de precio que refleja tensión global
Entre 2024 y principios de 2025, el precio internacional del pistacho saltó un 30%, según análisis recientes. En pesos, la cotización de este fruto seco escaló aún más, generando inflación en productos locales recreativos.
La mayor parte del abastecimiento mundial proviene de Estados Unidos (61%), seguido por Irán y Turquía (16% cada uno). Sin embargo, cosechas menores en EEUU —con caídas de hasta 20%— y demandas urgentes desde Medio Oriente complicaron el equilibrio . Mientras tanto, Irán redirigió casi un 40% más de sus exportaciones hacia esos mercados, debilitando su participación histórica en otros destinos.
Según estimaciones globales, la oferta mundial de pistacho pasará de 1.331 millones de toneladas en 2024/25 a 1.462 millones en 2025/26, mientras el consumo continúa rondando 1 millón de toneladas. El rebote estimado en Irán y las perspectivas de cosecha récord en EEUU para finales de 2025 podrían aliviar el desabastecimiento.
Sin embargo, los árboles tardan en producir: las plantaciones recientes aún no alcanzan madurez, y la demanda sigue siendo impulsada por una ola viral cuya duración es impredecible.

Claves logísticas para mitigar la crisis
Frente a este escenario de alta demanda y escasez, distintos actores del sector podrían recurrir a estrategias logísticas para reducir vulnerabilidades. Una de las medidas más mencionadas en informes internacionales es la diversificación de orígenes de abastecimiento.
Incorporar proveedores de distintas regiones —como Estados Unidos, Turquía o Irán— permitiría disminuir la dependencia de un solo mercado y amortiguar el impacto de una mala cosecha o una alteración geopolítica en la cadena de suministro.
Otra posibilidad sería avanzar hacia contratos flexibles y con planificación anticipada, que contemplen cláusulas de ajuste por volumen o precio en función de la variabilidad de las cosechas. Según análisis del sector, estas herramientas podrían aportar previsibilidad y facilitar decisiones operativas en contextos de alta volatilidad.
También se plantea la necesidad de optimizar rutas y flujos logísticos, reduciendo recorridos vacíos, mejorando la integración entre eslabones del transporte y evitando cuellos de botella en centros de distribución.
Por último, el refuerzo de stock estratégico en cámaras de conservación y centros logísticos especializados podría ofrecer una mayor capacidad de respuesta ante picos de consumo. La implementación de tecnologías para conservar el pistacho en condiciones óptimas permitiría sostener la calidad sin comprometer la disponibilidad del producto.
¿Cómo funciona la logística del pistacho?
La logística del pistacho abarca una cadena compleja que va desde la cosecha hasta la entrega final. En los países productores, el proceso comienza con la recolección manual o mecánica del fruto, que debe realizarse en un plazo muy breve para evitar su deterioro. Luego se inicia una fase clave: el pelado, secado y almacenamiento en atmósferas controladas para conservar la calidad y evitar la proliferación de hongos o toxinas.
Una vez acondicionado, el producto se clasifica por tamaño y calidad antes de ser envasado para exportación o distribución interna. En esta etapa intervienen operadores logísticos especializados, que deben cumplir con normativas fitosanitarias estrictas, especialmente si el pistacho se destina a mercados internacionales.
El transporte internacional se realiza mayormente por vía marítima en contenedores refrigerados o con control de humedad. En contextos de alta demanda, se suma el transporte aéreo para acelerar los tiempos de entrega, aunque con costos significativamente más altos.
Ya en destino, la logística se vuelve más fragmentada. El pistacho puede ingresar a cadenas de distribución mayorista, abastecer a industrias alimentarias o comercializarse directamente al consumidor. Cada uno de estos caminos requiere planificación, trazabilidad y capacidad de respuesta ante cambios en la demanda, lo que vuelve a este producto un caso representativo de los desafíos logísticos actuales.
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